Jordi Calavera, jugador del Sabadell: «El Lugo debería ser más normal y más fluido, como era antes»
CDLugo
El tarraconense visita este sábado el Ángel Carro tras dos etapas en el club
24 May 2024. Actualizado a las 14:21 h.
Jordi Calavera Espinach (Cabra del Camp, 1995) fichó en enero por el Sabadell después de unos meses sin equipo tras jugar en el Lugo la pasada temporada y previamente también como titularísimo en el equipo lucense durante la liga 2016-2017, cuando el Lugo obtuvo el mejor resultado de su historia: noveno clasificado en Segunda. Su Sabadell se juega la permanencia en la última jornada visitando Lugo este sábado (19.00 horas, FEF TV).
—¿Aprecia que el Sabadell es el tercer club del área metropolitana de Barcelona?
—Sí. El club está en Primera RFEF, pero la grandeza que tiene el club ya la he vivido esta temporada en los desplazamientos. No imaginaba que fuera tanta gente fuera y en el estadio como local. La gente en su esplendor, en cómo vive el fútbol me ha sorprendido mucho. No tenía conocimiento de ello. Estoy contento y a gusto. No es lo normal en estas categorías.
—¿Sabadell es un ejemplo de apoyo al equipo local? ¿Ve en la ciudad más aficionados incluso que del Barça?
—Sí, yo te diría que sí. Es una ciudad en la que la gente es del Sabadell. En cada partido en casa suele haber cinco, seis o siete mil personas. Y es de agradecer. Incluso cuando el equipo iba mal este año la gente seguía yendo al estadio. Tú notas como jugador si la gente está de verdad enganchada al club.
—¿Cómo valora su rendimiento en Sabadell?
—Estuve unos meses entrenando en el Castellón, pero al no hacer pretemporada el ritmo de competición, el tener una carga física no lo había hecho. Poco a poco me he ido encontrando bien. Me estoy encontrando bien.
—¿Cómo es Óscar Cano en los entrenamientos y en el vestuario?
—Es muy normal. Intenta hablar con los jugadores. Es bastante cercano con los jugadores después de todos los entrenadores que he tenido. Incluso suele hacer bromas con la gente que se deja o puede. No es nada raro ni extravagante. No es el típico que pasa de los futbolistas. Se puede hablar con él, se preocupa. Yo ya lo conocía de antes.
—Tiene un compañero como Sergi Maestre, que jugó en el Lugo 2009-2010. ¿Hablan entre ustedes del Lugo?
—Sí, sí [sonríe]. Estuvimos hablando de ese año, me preguntaba si aún seguía gente de su año en el club, hablábamos de restaurantes de Lugo, de zonas, de muchas cosas de Lugo. No lo conocía personalmente. Es una persona muy normal, muy correcta, buen compañero. Como futbolista no tenía el placer de conocerlo tanto, pero me ha sorprendido para bien.
—Tiene otro compañero con el que jugó en el Lugo la pasada temporada, que es Jesús Fernández Alonso. ¿Cómo está viendo su nivel?
—Jesús a mí no me sorprende. Tiene muy buen trato de balón, tiene mucha calidad con las dos piernas, siempre da lo mejor de sí, nunca pone una mala cara, es un profesional. Es muy competitivo. Puede jugar perfectamente en cualquier equipo de la categoría. Lo demostró la temporada pasada en el Lugo jugando en Segunda a alto nivel, rindió muy bien. El partido que jugó aquí en casa contra el Irún, que fue su único partido como titular, estuvo muy bien.
—¿Cómo valora sus dos etapas en el Lugo?
—Te vas con mal sabor de boca. El primer año me fui con un sabor de boca increíble, unos recuerdos increíbles y una temporada increíble. Imagino que los aficionados recordarían un Jordi mucho mejor que lo que pudieron ver el año pasado. El año pasado hay muchas cosas que tampoco llegué a entender. No me dejaron mostrar realmente cómo soy. Y no estoy diciendo que Miguel Loureiro fuera mejor o peor. Son decisiones de entrenador, o de entrenadores mejor dicho porque tuvimos unos cuantos. Miguel hizo muy buen año, es muy buen jugador, es de los pocos que se quedó en Segunda. Yo hubiese aportado algo diferente. Me voy triste y un poco enfadado por no poder mostrar lo mejor de mí. Me voy enfadado, sobre todo por el recuerdo que dejé en la primera etapa. Quiero muchísimo a ese club, a la ciudad y me jodió muchísimo descender. Todos los que estuvimos el año pasado tenemos que aprender muchísimo porque hubo gente que no le dio el valor, la importancia de lo que había conseguido el club estando once años en Segunda. No le dieron la importancia a eso. A veces vas dejando cosas que crees que no tienen repercusión, pero que al final sí la tienen. Y a mí me dolió. Son once años de mucho trabajo, de un club muy humilde, cambió muchísimo con respecto a mi primer año al último cuando volví. El club ha cambiado muchísimo, muchísimo de mi primer a mi último año. Deberían mejorar muchísimas cosas, el club antes era muchísimo más sencillo, humilde y trabajador. Y ahora se ha vuelto de otra manera que no le está ayudando. Tiene que tener una apuesta firme y un proyecto. Lugo se lo merece y la gente del club se lo merece. Es un club que perfectamente puede estar muchísimos años en Segunda otra vez.
—¿Qué tipo de cuestiones han cambiado?
—Yo no estoy hablando del presidente. A Tino lo quiero muchísimo y le estoy muy agradecido tanto a él como a su mujer. Me cuidó como un hijo en mi primera época. No creo que venga solo del presidente, sino de lo que envuelve al presidente. Han querido intentar ser más profesionales. El CD Lugo debería ser más normal y más fluido como era antes. Estos años se ha ido mirando para los lados, «ya nos salvaremos, ya nos salvaremos» hasta que llegó una temporada que no nos dio. Y ese fue el error. Se perdió la esencia del CD Lugo de otros años en los que en el Anxo Carro era muy complicado ganar. Yo fui de visitante y era muy difícil ganar. Yo fui con el Girona, recordarás, jugándonos el ascenso directo y nos empatasteis. Y no había público por la pandemia. La esencia de ese Lugo se tiene que recuperar. Que sea todo mucho más casero.
—¿Quién le ficha a usted en su segunda etapa? ¿Carlos Pita, Wagner Molina o Tino Saqués?
—Yo a Wagner ni lo conocía. No sabía quién era. Cuando llego me dicen en el club que me va a recoger una persona que se llama Wagner. Obviamente sabía que sería una persona del club, pero no de la dirección deportiva. Desde que me fui la primera vez siempre le dije al presidente que ojalá pudiese volver en algún momento. Fue uno de mis mejores años y en los que más disfruté. Fue a través de Pita y el presidente. El presidente tuvo un gran impacto en que yo fuera, y Pita obviamente porque fue compañero mío, me llevo muy bien con él, me ayudó muchísimo en mi primer año. Yo iba en unas ideas porque llevaba mucho tiempo mal a nivel psicológico y futbolístico. Quería reencontrarme, necesitaba confianza. Supongo que sería cosa del entrenador, en este caso Hernán (Pérez), que no me dio la confianza necesaria. Habíamos mantenido una charla telefónica.
«El error conmigo fue que no me dejaron competir»
—¿Cómo estuvo usted físicamente?
—Sí, yo durante todo el año estuve bien. Incluso en pretemporada se me cuidó porque había terminado con una pequeña lesión en el Sporting en la penúltima semana. Me habían ido regulando para que pudiese llegar al 100 % a la liga. Hice una pretemporada, entre comillas, justa. Yo necesitaba competir, no entrenar. El error conmigo fue que no me dejaron competir. El primer partido de liga soy titular y juego 70 u 80 minutos y en la segunda jornada en Tenerife parto de inicio, pero me cambia otra vez en el 60. Y ahí ya no juego más. Fueron ocho o nueve partidos sin jugar como titular. Encadeno meses sin competir, que era yo lo que yo necesitaba. Di lo mejor de mí en cada entrenamiento. Fue mi hándicap para no ser el de años atrás. No estoy reprochando ni mucho menos. Tenía un compañero que lo hizo muy bien y fue de los mejores. Hubiese podido dar unas cosas diferentes. En ciertos momentos de la temporada pude haber ayudado bastante.
—¿Cómo recuerda la temporada 2016-2017 en el Lugo?
—La recuerdo muy feliz. Hicimos un grupo de vestuario increíble. Me llevé muchos amigos de allí. Con algunos tengo contacto. He quedado a cenar y a comer fuera de lo que es verte en el campo. Fue mi primera experiencia en el mundo profesional porque la temporada anterior sí jugué diez partidos con el Nàstic, pero en el Lugo ya era más pertenecer a un equipo y no tener ficha del filial. Fue espectacular, es un recuerdo que voy a mantener siempre. Siempre le voy a estar súper agradecido al club, a Tino porque apostó por mí y a Emilio de Dios. Emilio ya no está, pero le tengo mucho cariño. Apostaron por mí y yo era un chaval que había jugado diez partidos. Que un club apueste por un jugador así dice mucho del club y de cómo se hacían las cosas. Es una de las cosas que tienen que cambiar ,que vaya al club gente que quiera seguir creciendo, yo fui allí con el hambre de demostrar que podía jugar en Primera y creo que ese año lo demostré, ese hambre de conseguir cosas, no conformarme y no dejarlas pasar.
—Esa primera temporada tuvo mucha empatía con la grada. ¿Qué mensaje le envía a la afición?
—La educación que me han dado es muy normal, de ser muy humilde, de pueblo. Soy de un pueblo de 400 habitantes. Mi padre es agricultor y mi madre es profesora de niños ciegos. La educación que nos dieron es muy normal. Yo soy futbolista, estoy súper agradecido a ello, pero al final soy persona, yo agradezco a las personas que me tratan bien. Me trataron muy bien desde el principio y qué menos que yo hacer lo mismo. Nunca he sido el típico futbolista distante porque eso no va conmigo. Soy una persona antes que un futbolista. Si me piden un autógrafo, no tengo ningún problema; si me piden una foto, no tengo ningún problema. Yo recibí muchísimo cariño allí y qué menos que intentar devolverlo. En Lugo crecí muchísimo como persona y como futbolista.
«Pita y Seoane era el mejor mediocampo que había en Segunda»
—¿Qué jugadores le impresionaron más de aquella plantilla?
—Obviamente Pita y Seoane. Sobre todo en la primera vuelta, era el mejor mediocampo que había en Segunda en aquella temporada. Obviamente Alfonso Pedraza no hay ni que decirlo porque tenía una calidad y unas virtudes que pocos tenían. A Joselu (Moreno) yo no lo conocía y todas las pelotas que tocaba iban para dentro. Era una plantilla muy compensada. Ignasi Miquel era un jugador para categorías muy superiores y lo está demostrando a día de hoy. Vino luego Fede Vico, que tiene un talento especial. Esa plantilla fue muy bien diseñada. No sé si fue mérito de Emilio de Dios o de más gente, pero fue brutal, brutal. Se nos va Alfonso Pedraza en invierno. Si tuviésemos todo el grupo hasta el final hubiésemos dado guerra aún.
—¿Cómo es jugar en el Sabadell, donde es consejero un periodista y un tipo tan de fútbol como Axel Torres?
—Es un placer cruzarme con él. Te impacta poder tener una persona como Axel cerca. Lo conocía de escucharlo por la tele. El poder compartir momentos con él es otra experiencia que añado más a mi vida, a mi carrera profesional. Es una persona de diez.