La Voz de Galicia

Cigus, la red de excelencia de la ciencia en Galicia que capta 3 euros por cada uno invertido

Ciencia

R. Romar la voz
De izquierda a derecha, Irene Bonome, subdirectora de Promoción Científica e Tecnolóxica Universitaria de la Xunta; Belén Rubio, vicerrectora de Investigación y Transferencia de la Universidade de Vigo; Manuel Penedo, director del Citic de la UDC y Mabel Loza, directora del Cimus de la USC

La iniciativa de universidades y Xunta moviliza a 1.600 investigadores que han captado 180 millones de euros en cuatro años en proyectos competitivos y han creado 42 empresas surgidas de sus estudios

11 Dec 2024. Actualizado a las 13:51 h.

«Hay que comunicar la ciencia que se hace en el ámbito público, porque podemos presumir de lo que se está haciendo en Galicia. Pero nos falta visibilizarla para llegar mejor a la sociedad». La reflexión parte de Mabel Loza, directora del Cimus de la Universidad de Santiago (USC). Y Belén Rubio, vicedirectora de Investigación y Transferencia de la Universidade de Vigo,asiente: «Nos falta la parte de difundir mejor lo que estamos haciendo, es una de las asignaturas que tenemos pendientes».

En la misma apreciación coinciden Irene Bonome, subdirectora de Promoción Científica e Tecnolóxica Universitaria de la Xunta y Manuel Penedo, director del Citic de la Universidade da Coruña (UDC). Los cuatro participaron en una mesa de redacción sobre la Rede de Centros de Investigación do Sistema Universitario de Galicia (Cigus) organizada por La Voz de Galicia en colaboración con la Consellería de Educación, Ciencia, Universidades e Formación Profesional).

Esta red es, precisamente, sobre la que pivota la excelencia de la investigación en Galicia, la que le otorga un sello de calidad acreditada por evaluadores externos en base a indicadores objetivos.«Es un modelo único en España», subraya Bonome. ¿Por qué? Porque primero surgió de los grupos de investigación universitarios, reconvertidos más tarde en agrupaciones y desde el 2016 constituidos en una red apoyada,impulsada y financiada por la Consellería de Educación, Ciencia, Universidades y Formación Profesional en estrecha colaboración con las instituciones académicas para primar la excelencia y convertirse en un referente en España y Europa.

Cigus está constituido en la actualidad por diez grupos, cinco de la Universidade de Santiago (Cimus, Ciqus, Citius, Igfae y Cretus); tres de la de Vigo (AtlanTIC, Cinbio y CIM) y dos de la de A Coruña (Citic y CICA).

«Hace unos días visitamos la red de centros vascos de investigación y hace dos años los catalanes y, realmente, no tenemos nada que envidiar, sino que en algunos atendiendo a los indicadores incluso estamos por encima. Tenemos que presumir, porque recibiendo menos producimos más», insiste Mabel Loza. Los datos así lo corroboran en parte. Los diez centros agrupan a 1.600 investigadores que en los últimos cuatro años han captado 180 millones de euros en convocatorias competitivas externas, han reforzado su colaboración y transferencia con el sector productivo y empresarial y han creado 42 empresas ligadas a la investigación, las spin-off. Y es también la marca científica con la que Galicia se proyecta a España y Europa.

«El haber organizado esta disposición de centros es una inversión, porque por cada euro que invierte la Xunta en nosotros retornamos 3 o 5 según los casos. Pero no es solo la cantidad de dinero que generamos, sino que también atraemos a investigadores que hacen vida en Galicia», resalta Belén Rubio.

En la última convocatoria del pasado año la Xunta inyectó a la red 23,6 millones de euros, que suman un total de 63 desde el 2016, pero ha sido una inversión más que un gasto. «El retorno que se hace para Galicia y para la sociedad es muy, muy importante», sostiene Irene Bonome, quien expresó el compromiso de la Xunta por«seguir reforzando y apostando por la red Cigus, no solo a través de la financiación en las distintas convocatorias -2016, 2019 y 2023-, sino también a través de otras convocatorias específicas con las universidades para financiar gestores y tecnólogos y para actualizar el equipamiento».

El modelo funciona porque, a juicio de Manuel Penedo «está adaptado a la idiosincrasia de Galicia» y porque también ofrece «oportunidades tanto de retos de investigación como de calidad de vida» para los científicos que quieran trabajar en Galicia. Penedo resume con un símil las claves del éxito: El talento individual gana partidos, pero si queremos ganar el campeonato necesitamos trabajar en equipo. Y este es el espíritu de la red Cigus, crear comunidad y colaborar».

Sigue quedando, sin embargo, un reto pendiente: conseguir una mayor proyección en la sociedad.

Un ecosistema para atraer y retener el talento

«La red Cigus proporciona el ecosistema adecuado para atraer y retener el talento en Galicia», asegura Irene Bonome, subdirectora de Promoción Científica e Tecnolóxica Universitaria de la Xunta. De hecho, la red se nutre con investigadores del programa Oportunius del Gobierno gallego, que capta a científicos destacados que han ganado alguno de de los elitistas programas del Consejo Europeo de Investigación (ERC).

Sus compañeros de mesa coinciden en la apreciación, pero con matices. El problema no es solo atraer o hacer circular el talento, sino estabilizarlo. Y ahí radica el problema: la red depende de la Universidad, que ajusta sus plantillas a las necesidades de docencia de los departamentos. Haría falta, por tanto, un programa complementario del Oportunius, más enfocado a la investigación que a impartir clases, lo que no tiene porque ser excluyente.

«Yo puedo atraer a mucha gente a un centro, pero no me va a resolver el problema de docencia que tengo en el otro lado. En las tasas de reposición que tenemos,un 85 % entran por necesidades docentes y solo un 15 % por necesidades investigadoras. Al final tenemos un techo salarial que hay que tener en cuenta», explica Belén Rubio.«Tenemos una cierta autonomía, pero dependemos de la Universidad», corrobora Penedo.

Una alternativa podría ser la fundación anunciada por el presidente de la Xunta para financiar con apoyo privado la contratación de investigadores de alto nivel, pero también una mayor autonomía y flexibilidad de los centros de investigación.«Podrían constituirse centros con una entidad jurídica propia, con capacidad para autofinanciarse. Entonces la contratación de personal sería en función de las necesidades reales del centro. Es un proceso de descentralización que estamos iniciando en Santiago de acuerdo con la Xunta», explica Mabel Loza.

Es una prueba, pero también existen riesgos, porque más allá del personal los centros necesitan en torno a un 20-25% de su presupuesto para necesidades comunes que van desde el alquiler al pago de la luz, servicios o teléfonos. ¿Quién asumirá esa parte?

En todo caso, Bonome resalta que la red Cigus «nos está dando de cara al exterior una imagen de que aquí hay una investigación de excelencia puntera. Es algo que se refleja en los datos y que está trascendiendo nuestras fronteras. En Galicia se está creando un entorno atractivo para trabajar y los investigadores quieren venir a Galicia».

 

«Es un trabajo que revierte en la sociedad»

«El trabajo que se hace en estos centros revierte en la sociedad, ayuda a mejorar la calidad de vida de los gallegos y genera empleo de alta calidad. Todo esto es transferencia a la sociedad»resume Irene Bonome sobre el funcionamiento de la red Cigus, que trabajan de forma coordinada aunque en algunos casos desarrollen temáticas parecidas.«Aquí no existe solapamiento en ningún caso, sino complementariedad y sinergias», resalta Belén Rubio, en la línea de lo también expresado por sus compañeros, que lamentan que este trabajo coordinado pase un tanto desapercibido por la ciudadanía.

«Es importante incidir en las políticas de transferencia y que la sociedad perciba que esto, al final, es un beneficio para la mejora de la calidad de vida y para el progreso de Galicia. Las empresas vienen a nosotros directamente para que les ayudemos a resolver sus problemas, Ese es un tema superado, pero la ciudadanía no es muy consciente de todo ello», advierte Manuel Penedo.

Un ejemplo de transferencia a la sociedad es la creación de 42 empresas, spin-off, surgidas a partir de las investigaciones surgidas en la red Cigus. Sin embargo, sobre esta cuestión Mabel Loza lanza una advertencia:«No hay que ir corriendo a la primera para ir a crear una empresa, porque luego te encuentras con el ahogo, con que las spin-off en sus inicios no tienen para pagar los salarios o para realizar ensayos. Hay que valorizar primero el producto, darle más cuerpo, tener una buena política de patentes y conservar el valor y crear la spin-off en el momento en que pueda sobrevivir».

Tecnólogos al auxilio de los científicos-orquesta

Investigar, dar clases, dirigir tesis, gestionar proyectos. Solucionar tramites administrativos… Esta es la función de científico-orquesta que se ven obligados a ejercer muchos científicos sénior ligados a las universidades gallegas, un papel desconocido para buena parte de los ciudadanos que los participantes en la mesa de redacción quisieron poner en valor. Y es un trabajo cada vez habitual debido al cada vez mayor número de proyectos nacionales y europeos que consiguen y que también deben justificar, lo que requiere una gran cantidad de burocracia. Aquí es donde entra en juego el papel cada vez más importante de los tecnólogos que han integrado las universidades para hacerse cargo de estas funciones de gestión de proyectos. La Xunta lanzó un programa vigente hasta el 2026 que ha permitido la incorporación de cien profesionales con este perfil.

«La burocracia está aumentando muchísimo, sobre todo con los fondos europeos, por lo que este personal técnico y bien formado es cada vez más necesario. Y hay que llevar a estos profesionales no solo a los servicios centrales de las universidades, sino también a los grupos de investigación»,reclama Belén Rubio, quien también aboga por una mayor estabilidad laboral de estos profesionales.


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