Un año para buscar nuevos proyectos
A Coruña
21 Oct 2013. Actualizado a las 21:18 h.
Dos décadas de peticiones en materia de grandes infraestructuras y equipamientos para la ciudad y su comarca están a punto de finalizar. Si el 2013 vio el final del primer tramo de la vía Ártabra —de la conexión con la AP-9 no hay trazado y el enlace con la A-6 queda lejísimos—, en 2014, si se cumplen las promesas inversoras de la Xunta, se finalizará el tramo autonómico de la tercera ronda, la remodelación del Chuac, la construcción del túnel del Parrote y el subterráneo de la Marina y entrará en servicio la ansiada rotonda de Sabón. La cartera de cintas a cortar por Carlos Negreira en el camino a las elecciones municipales del 2015 incluirá además el tramo estatal de la tercera ronda o la ampliación de la pista de Alvedro. Se podría decir que el PP se ha ocupado de cuidar su feudo coruñés, su mayor granero de votos, aunque en el horizonte aparecen ya también motivos para preocuparse.
Treinta millones menos. Dice el refranero popular que el peligro de los sueños es que se cumplan, lo que traspasado al ámbito presupuestario se podría traducir como un morir de éxito. La ciudad y su comarca necesitan pergeñar de inmediato nuevos proyectos con los que evitar la pérdida de inversiones. Este año, se han quedado por el camino más de treinta millones de euros, un tercio de lo presupuestado el año pasado: 14,2 millones de euros que ya no irán a Morás, paralizado, siete millones menos para el Chuac, 2,9 millones menos para el tramo autonómico de la tercera ronda y casi otro tanto en el debe del proyecto de urbanización del parque ofimático. A esas partidas habría que añadir todas esas que año tras año no se ejecutan y que pasan de un ejercicio para otro a la espera de que alguien se acuerde de ellas. Colegios, centros de salud, mejoras varias viarias, bombeos y estaciones depuradoras... Y eso por no mencionar la siempre olvidada ría del Burgo. Una curiosidad, si antes era el Gobierno central el que programaba un millón de euros en sus cuentas para regenerar ese espacio y nunca lo ejecutaba, es ahora la Xunta la que ha empezado a incluir idéntica cantidad en una promesa que ya ha sido pronunciada por los líderes de todos los partidos políticos y que siempre encuentran alguna excusa para no ejecutarla.
Las nuevas apuestas. Ese marco de restricciones tiene mucho que ver con el momento presupuestario actual, donde la falta de fondos y la apuesta por la austeridad constriñen al máximo las posibilidades de los políticos para presumir de chequera. A Coruña puede presumir de tres nuevos proyectos: la reforma de Tabacos, que recibe 3,5 millones de los 19 que costará, la canalización que enlazará Meirama y Cecebre, dotada con 1,4 millones de euros, la décima parte de su coste, y el Parrote, cuya ejecución está previsto que dure menos de un año. El desafío está ya en las nuevas apuestas a formular para mantener las inversiones. Elegir bien es la clave para sortear la crisis.
El efecto Mariano y el poliducto
No acaba de cuajar fuera de Madrid ese hábito del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, de dar ruedas de prensa sin preguntas. Lo intentó el pasado lunes la ministra de Fomento, Ana Pastor. Tras anunciar una de las decisiones más trascendentes para la ciudad, el inicio del traslado de Repsol a punta Langosteira, y repartir discursos oficiales durante más de una hora, abandonó la ciudad a la carrera sin atender a los requerimientos de la prensa, que lo único que quería era trasladar a los ciudadanos, verdaderos receptores de la noticia, algunos pormenores que, como se demostró en los días siguientes, no estaban claros. Es el caso del futuro del poliducto que cruza la ciudad y que, 24 horas después del anuncio, tuvieron que aclarar el alcalde, Carlos Negreira, y el presidente del Puerto, Enrique Losada, que abrían ya las negociaciones para fijar lo antes posible el cronograma del desmantelamiento de esa infraestructura. A esa indefinición se ha agarrado la oposición como un clavo ardiendo para minusvalorar un acuerdo importante: da vida a Langosteira, garantiza la permanencia de la refinería por al menos 35 años más y cambiará la fachada de los Castros.