La Voz de Galicia

El mar destroza la costa coruñesa

A Coruña

J. Becerra /  A Coruña / la voz D. Vázquez A Coruña / la voz
Los bancos de la coraza fueron arrastrados y destrozados por la fuerza de las olas.

Más de 150 metros de balaustrada del paseo marítimo quedaron arrasados de madrugada

03 Feb 2014. Actualizado a las 07:00 h.

Pasaban las cinco de la mañana y el mar enseñaba los dientes. La discoteca Playa Club ya había echado el cierre una hora antes. Al estar casi a ras del arenal vieron el peligro cerca. En Moon 57, situado tras las Esclavas a mayor altura, permanecían muchas personas de copas. Pero olas de ocho metros traspasaron el paseo y golpearon su terraza. Los responsables de la discoteca indicaron que había que desalojar. Costó. La gente, de fiesta, no era consciente del peligro. Minutos después los hechos demostraron que la cosa iba muy en serio.

El cristal de seguridad que protegía esa terraza quedó destrozado por las piedras y fragmentos de firme arrastrados por el mar. En el Playa Club los daños resultaron aún más cuantiosos, inundando el local y reventando una buena parte de su fachada. No se trataba más que de un pequeño ejemplo de la fuerza destructora de un temporal que se había llevado por delante una buena parte de la balaustrada del paseo marítimo.

Los daños más cuantiosos se registraron en Riazor, en la zona próxima a la coraza. También en la parte posterior de la Hípica y un pequeño tramo de San Roque. Fueron más de 150 metros los arrasados, dejando una estampa cuasi posbélica. Farolas derrumbadas, papeleras arrancadas de cuajo, partes del firme que llegaron a la calle. Para encontrar una fotografía parecida hay que remontarse a marzo del 2008. Sin embargo, desde Protección Civil se indica que esta vez se superó aquello.

En Adormideras, el temporal dejó igualmente huella. El agua anegó dos edificios, bloqueando la salida de los vecinos. Llegó a alcanzar medio metro de altura y hasta las nueve de la mañana no se controló la situación. Después de ello, llegaron los achiques de los coches, los garajes inundados y el aspecto insólito de la playa de San Amaro. Su graderío amaneció con decenas de grandes piedras esparcidas por sus escalones. Arriba, vehículos que fueron desplazados varios metros.

El rosario de daños se extendió a prácticamente toda la costa. En la playa del Matadero se rompieron las duchas y los accesos a la misma. La Casa de los Peces también sufrió las consecuencias del mar, cerrando su actividad durante toda la jornada de ayer. Y en la zona de los menhires se vieron afectadas las sendas peatonales.

Comarca

La comarca no fue ajena a la devastación provocada por el mar. Protección Civil de Arteixo trabajaba con una pala por la mañana en Valcovo para recuperar parte de una caseta, en Barrañán una estructura similar llegó a la carretera y la arena quiso aliarse con las palabras del tuareg de Vázquez Figueroa, esas en las que se pregunta «¿qué frontera detendría a la arena?», superando esta la zona de las dunas y llegando al área urbana. En la Rúa Alta de Chamín de Abaixo, el agua alcanzó a las casas, derribando incluso portalones.

En Oleiros, también los miembros de Protección Civil se afanaba por recuperar las distintas piezas de la pasarela de madera de Bastiagueiro, donde el agua alcanzó cotas insospechadas. En Mera, por su parte, era imposible captar el rojizo característico de su calzada, porque la arena lo inundaba todo.

En Sada, la suciedad fue el rastro que dejó Nadja a su paso, además del desprendimiento de una loseta en un muro. Gandarío, en Bergondo, tampoco se libró. El paseo de madera rompió en varios puntos, el mar derribó un pequeño muro de hormigón y las duchas también se desplomaron por el empuje de las olas. Para evitar riesgos, el sábado por la tarde ya habían cortado el tráfico en la carretera de la playa.

También resultó dañada la zona de la playa en Miño, donde se cayó parte del muro y se desprendió la barandilla, por lo que se acordonó la zona para evitar riesgos. Fue un fin de semana movido para los miembros de Protección Civil que también tuvieron que movilizarse porque cayó un árbol en el lavadero de Leiro sobre un camión, otros cuatro lo hicieron en la bajada del río Bañobre impidiendo el paso de vehículos y otro se desplomó sobre el tendido eléctrico de Bollo, según relataba Isidro Barbeito, uno de los integrantes de la agrupación.

A las cinco de la mañana, momento de mayor ímpetu, se registró ese oleaje

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Metros de altura


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