Fiebre por la TDT para poder ver el Mundial de Alemania

Mundial y televisor. El primero ha sido siempre un pretexto habitual para reemplazar el segundo por uno nuevo. Para ver los partidos con la calidad del último grito en tecnología. Había pasado en el 82, cuando, de un día para otro y a través de una flamante pantalla, Naranjito cambiaba del anodino gris a su auténtico color cítrico.

Pero en el 2006 la cuestión no era ni cromática ni de definición, sino que el problema pasaba por quedarse sin fútbol si no se adaptaba la antena y se adquiría un sintonizador digital terrestre o un aparato receptor con el dispositivo integrado.

Nada más saberse que el torneo de Alemania no se emitiría con señal analógica, estalló en la ciudad la fiebre para adaptarse a los nuevos tiempos. «Cuanto más se acercaba el Mundial, más TDT vendíamos», explicaba un vendedor de una tienda de electrónica.