Habrá alternativa, habrá Alternativa
A Coruña
13 Jun 2018. Actualizado a las 11:27 h.
Está extendida la creencia de que es más fácil cocinar datos que cocinar platos. Por ejemplo, es más fácil cocinar encuestas que cocinar setas. Quizás sea más sencillo limpiar las encuestas que las setas; de hecho, no hay que lavar las setas, sino rasparlas y eliminar los restos de tierra con un trapo húmedo, porque, si no, pierden aromas, además de soltar demasiada agua en la cocción. Cada encuesta es para lo que es, como cada seta es para lo que es: los champiñones son buenos para salteados; los rebozuelos, para revueltos y tempuras; los níscalos, para brasas y parrillas y las trompetas para arroces y guisos. Pocas setas están buenas crudas, si acaso, las oronjas.
La minuciosa encuesta de Sondaxe para La Voz de Galicia, con la prospectiva de las elecciones municipales que se celebrarán dentro de un año, ha suscitado interpretaciones varias en los mentideros políticos locales, predominando interpretaciones públicas políticamente correctas e interpretaciones privadas espontáneamente incorrectas. Entre las últimas se repite que la encuesta está cocinada, es decir, que ha sido manipulada a conveniencia, que el cocinero ha combinado los aliños, tiempos y emplatados al gusto de determinados clientes. Se desconfía de la profesionalidad del cocinero y no de la calidad de los ingredientes. Se infravalora al cocinero y se sobrevalora a los gourmets. Claro que la encuesta está cocinada. Toda encuesta que se precie debe estarlo, pero ello no implica manipulación por encargo. Las encuestas, como las setas, hay que cocinarlas con mucho cuidado.
Un cocinero puede usar nitrógeno líquido en su cocina de última generación para lograr una deconstrucción muy aparente de las setas. Un profesional de la demoscopia puede usar telefonía asistida por ordenador y tableta para corregir el guiso espolvoreando semillas de aleatoriedad según cuotas de sexo y edad.
Sin embargo, una encuesta sobre intención directa de voto cruda no sirve para nada. Las encuestas se cocinan, añadiendo ingredientes y mezclándolos con cuidado, porque hay factores que no afectan por igual a todos los partidos (abstención, tamaño de la circunscripción, porcentaje de indecisión). Teniendo en cuenta que sobre gustos no hay nada escrito, se añaden pizcas de fórmulas estadísticas para reequilibrar las muestras y preguntas adicionales, relativas a recuerdo de voto, simpatía por otros partidos, rechazo absoluto o valoración de líderes. Cocinar una encuesta permite pasar de la imprevisible intención de voto a la más previsible estimación de voto.
Para el caso de A Coruña, la encuesta de Sondaxe coincide con la percepción ciudadana de una serie de evidencias: el desgaste de gobierno de la Marea por su inexperiencia en la gestión, desgaste de marca del PP por su experiencia en la corrupción, ninguneo del PSOE por sus luchas internas para reparto de un poder venido a menos, estancamiento del nacionalismo por su escasa implantación en la ciudad e irrupción de Ciudadanos por su papel de adalid de la patria en la crisis catalana. No deja de ser un pronóstico, sobre todo a un año vista de las elecciones y sin que estén todos los comensales a la mesa. El voto es secreto y hay muchos que guardan el secreto para el postre e incluso para la sobremesa. Por ahora, que aproveche el revuelto de setas y encuestas. Pero, habrá alternativa, habrá Alternativa.