Bárbara Veiga: «He sido arrestada y atacada por los piratas»
A Coruña
Activista medioambiental, fotógrafa, documentalista y comunicadora, la autora de «Sete anos em sete mares» vive por y para la protección de los océanos
04 Jun 2019. Actualizado a las 09:20 h.
Bárbara Veiga sabe escuchar a los océanos; y estos le hablan más de plástico que de peces. Esta activista brasileña de 35 años se embarcó de adolescente en una travesía para proteger los mares y los acabó recorriendo todos. Navegó cuatro años a bordo de un velero, luchó por las ballenas en la Antártida, fue arrestada en más de una ocasión e incluso atacada por los piratas en Somalia. Ha recopilado su apasionante aventura en un libro y hace unos días lo presentó en A Coruña, una ciudad que le gusta porque suena a mar.
-¿En cuántos océanos ha estado Bárbara Veiga?
-En todos. El único mar que no conozco es el del Polo Norte. He estado en el Polo sur, en el Índico, en el Pacífico, en el Atlántico… Y he recorrido más de 80 países.
-¿Ha visto mucho plástico?
-Muchísimo. Una vez rescatamos en Malta, en el mar Mediterráneo, una tortuga que estaba atrapada en un saco de plástico de arroz procedente de Turquía. Éramos tres buceadores en el navío y logramos salvarla, pero sí, me he encontrado mucho plástico.
-¿Cuándo descubre su vocación?
-Empecé a los 14 años limpiando las playas de mi ciudad, Río de Janeiro. Después, entré en Greenpeace como voluntaria y luego ya empecé a trabajar para ellos.
-¿Cuál es el peor momento que ha vivido en defensa del mar?
-He estado dos años en la Antártida, combatiendo la industria ballenera y, una vez, decidí comprarme un velero de segunda mano, lo convertí en una especie de casa y zarpé. El plan era ir desde Malasia hasta Turquía.
-Pero, por el medio, la abordaron unos piratas en el golfo de Adén.
-Sí. Una embarcación con cuatro hombres se aproximó a la mía. Uno de ellos puso un pie en mi barco y mantuvo el otro en el suyo. Rápidamente, intenté ponerme en contacto por radio con los navegantes que estaban por la región, pero no me contestaron.
-¿Y qué pasó?
-Bueno, yo tenía comida (frutos secos, leche de almendra, cosas así), la metí en una cesta y se la entregué al que parecía el líder. No teníamos un idioma en común, lo que dificultó la comunicación. Yo estaba desesperada. Imagínese, me sentía vulnerable, no sabía qué iba a pasar.
-Al final, ¿llegaron a un acuerdo?
-Con las manos intentaron decirme que uno de ellos tenía una infección. Comprendí que lo que necesitaban eran medicamentos, pero yo no soy una persona muy preocupada por eso. Recordé que tenía una caja de antibióticos, se la enseñé y, señalando al sol, le expliqué que tomase un comprimido por la mañana y otro por la noche. Después de eso, los cuatro se miraron entre ellos, sacaron el ancla y se fueron. Fue una experiencia muy fuerte.
-¿Cuántas veces la han detenido?
-Varias. En la Amazonia, en el Caribe... Debería ser legal tener la libertad de protestar contra los crímenes medioambientales, pero en muchas partes del mundo no lo es. En una ocasión, estuve aislada sin tener qué comer ni qué beber durante dos días. Me he llevado muchas decepciones, pero para mí no hay otro camino que seguir mi lucha por el derecho de toda forma de vida. Esa es la preocupación que tengo y espero seguir utilizando mi cámara y mi voz para concienciar a la gente.
«A Coruña es fantástica. Tengo una relación muy fuerte con Galicia»
El pasado 18 de mayo Bárbara Veiga presentó Sete anos em sete mares en la Fnac de A Coruña. Ese día se agotó la publicación.
-Había mucha gente interesada en conocer su trabajo.
-A Coruña es fantástica, ya la conocía. De hecho, terminé de escribir mi libro en Fisterra, así que tengo una relación muy fuerte con Galicia. Ya hice el Camino de Santiago dos veces. Me encanta la gente de aquí y la relación que tiene con el Atlántico.
-Dirige documentales, da charlas TED, hace «performance»... ¡Lo suyo es la divulgación!
-Y el 8 de marzo de este año creé con dos colegas la Liga de las Mujeres por los Océanos. Nuestra idea es juntar mujeres de todo el mundo que trabajen en este tema para compartir experiencias y vivencias con el objetivo de proteger el mar. Tenemos artistas, científicas, deportistas…
-¿Qué papel puede jugar toda esa fuerza femenina por la defensa de los océanos?
-No queremos excluir a nadie, sino aportar una mirada con algo más de amor y delicadeza, pero también mucha fuerza, hacia los océanos. Creemos que juntas podemos tener más visibilidad para defender nuestros mares.
-Junio es el mes del medio ambiente (el 5 es su día y el 8, el de los Océanos). ¿Tienen prevista ya alguna acción?
-Sí, vamos a hacer una iniciativa colectiva por el medio ambiente. La idea es que la gente ponga su nombre en Instagram y cuente una pequeña acción: no utilizar plástico, retirar basura de la playa… Será una manera de incentivar a otras personas y sumar más mujeres a nuestro proyecto. Queremos crear un movimiento colectivo con sensibilidad femenina. En este momento histórico tenemos que fusionar la fuerza del feminismo con las urgencias de los océanos.
Una semana muy especial. El próximo miércoles, 5 de junio, se conmemora el Día Internacional del Medio Ambiente, y el 8 de junio, el de los Océanos.