La Voz de Galicia

La reforma de San Carlos, en jaque por posibles daños a los olmos y fallas legales

A Coruña

Montse Carneiro a coruña / la voz
El jardín de San Carlos, en 1883, en la primera fotografía que se conoce, con el antiguo hospital y el castillo de San Antón al fondo. Los árboles son robinias. Aún no se habían plantado los olmos ni los setos que rodean los parterres actuales. El muro perimetral estaba recorrido por un banco.

Tres especialistas presentan alegaciones y piden la suspensión de las obras

13 Jan 2021. Actualizado a las 05:00 h.

Será como un temblor en los cimientos de una catedral. El templo podrá sobrevivir al derrumbe, pero los daños, invisibles, no tendrán reparación. «Yo no creo que los olmos mueran, no lo creo, pero van a sufrir mucho y están muy debilitados», afirma el ingeniero José Antonio Núñez sobre la actuación propuesta por su colega Pedro Calaza para restaurar el jardín de San Carlos, bien de interés cultural (BIC) y refugio de la única olmeda protegida de Galicia. La retirada de 320 plantas de los parterres para su sustitución por otras 1.029 obligará a realizar un movimiento de tierras (1.000 m3 de excavación) que afectará sin escapatoria a las raíces de los negrillos. «El 80 % del sistema radicular se encuentra en los primeros 30 centímetros de suelo y se extiende por una superficie que es hasta 2,5 veces la de la copa del árbol, superficie que el proyecto ni siquiera define», explica Núñez, que también es ingeniero y defiende que una intervención de esta envergadura no puede realizarse en seis meses, como se prevé. «Es un trabajo para diez años, ahora en este parterre y después en el de allá, pero a poquitos para evitar causar más daño», sostiene el especialista, que alude a una obra de 1999 para mejorar la recogida de pluviales que afectó seriamente a los olmos perimetrales, hoy con las copas en regresión.

A la vista de las amenazas a la supervivencia de la olmeda, Tom Núñez presentó alegaciones al proyecto, junto con los especialistas Mónica Maceiras y José Sánchez, en las que cuestionan la recuperación de los ocho parterres del trazado original de 1834 que sustenta el proyecto de Calaza. «Solo se tiene en cuenta la parte visible del jardín y no la subterránea que es la más importante en este caso. Resulta del todo inadecuado agredir el sistema radicular pasando a parterre lo que actualmente es pavimento y pasando a pavimento lo que hoy es parterre», recoge el documento de alegaciones, que llama a mantener el equilibrio alcanzado por el jardín en los 64 años que transcurrieron desde la modificación del trazado: «Cambiar este equilibrio es un atentado contra los árboles maduros y acelerará su decrepitud», recalcan. 

Lo que dice la ley

El proyecto vulneraría, además, la ley 5/2016 de Patrimonio Cultural de Galicia, que obliga a conservar «las contribuciones de todas las épocas existentes» en el BIC, e impone un «criterio de mínima intervención» y «reversibilidad de las acciones». La propuesta de Calaza, según los alegantes, no refleja que se haya realizado tampoco el análisis previo que establece la norma, con las fichas de diagnóstico para detallar en cada uno de los elementos del jardín el estado de conservación, la propuesta y la metodología de actuación. «Hay plantas que el proyecto considera descontextualizadas que aparecen en fotos anteriores a 1903», indica Núñez, que llama al Ayuntamiento, que custodia el jardín desde 1954, a tomar cartas en el asunto y elaborar el plan de conservación a largo plazo que San Carlos merece.

La protección afecta a los árboles y a «todo su cortejo florístico»

La conservación del jardín de San Carlos está en manos del Ayuntamiento pero cualquier intervención debe ser autorizada por Patrimonio Natural, en tanto que el baluarte guarda la única olmeda protegida de Galicia -20 ejemplares de Ulmus x hollandica Mill.-, y en un rango superior, por Patrimonio Cultural, ya que el jardín está catalogado como BIC y sometido a la ley autonómica que los regula. A esta protección máxima, que salvaguarda no solo a los árboles, sino «a todo su cortejo florístico» y al resto del conjunto apelan los autores de las alegaciones para solicitar la suspensión de una obra que no responde, exponen, a la relevancia del lugar.


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