Patrimonio aprueba con pequeños cambios el plan del gobierno local de A Coruña para San Andrés
A Coruña
Recuerda que las líneas de suministro de servicios deben ir soterradas y exige que se conserven las farolas de fundición de la plaza de Santa Catalina
09 Oct 2021. Actualizado a las 05:00 h.
El departamento de Patrimonio de la Xunta ha dado su visto bueno al proyecto para volver a convertir la calle San Andrés en un bulevar. Ese plan fue anunciado por el gobierno local a principios de este mandato. El objetivo de la remodelación, que cuenta con el respaldo de vecinos y comerciantes, es devolver a la vía su configuración original de bulevar. De hecho, San Andrés fue el primer paseo arbolado de la ciudad. A finales del siglo XVIII estuvo flanqueado por 300 moreras traídas desde Valdeorras.
Patrimonio no solo ha autorizado el proyecto, también ha hecho una serie de recomendaciones al gobierno local para mejorarlo. La Xunta ha planteado que el mobiliario urbano de la calle sea de características similares al del resto del casco histórico, con el fin de mantener la uniformidad de la zona. Patrimonio también planteó al Ayuntamiento que los árboles que flanquearán el paseo no deben tener un porte que evite su control o dificulte la visión de las fachadas de los edificios ni del conjunto de la calle.
Finalmente, Patrimonio recuerda al gobierno local que las obras deben incluir la construcción de canalizaciones soterradas para instalar el cableado eléctrico y telefónico, ya que, de acuerdo al plan de conservación del casco histórico, esas instalaciones deben ir bajo tierra.
Además, el departamento de la Administración autonómica también plantea que se conserven las farolas de fundición de la plaza de Santa Catalina, ya que forman parte de un conjunto con la fuente que cuenta con protección individualizada.
El visto bueno de la Xunta es imprescindible para iniciar la obra, que lleva años pendiente.
La reforma de hace un lustro
El retraso viene de antes del actual gobierno local. El plan fue ideado en el mandato 2011-2015, cuando el actual presidente de la Autoridad Portuaria, Martín Fernández Prado, era concejal de Urbanismo en el gobierno local del PP. Por entonces reformó el último tramo de la calle, desde la parroquia castrense hacia María Pita. La idea era seguir hacia la plaza de Pontevedra, pero no fue posible. El siguiente gobierno, de la Marea Atlántica, dejó lo proyecto en el alero y nunca lo recuperó. La recuperación de la calle, cada vez mas deteriorada por el cierre de negocios y el abandono de inmuebles, no tuvo continuidad después de aquellas obras.
En el tramo reformado entonces se introdujo la plataforma única, se redujo el tráfico a un carril y se cambió todo el mobiliario urbano. El resultado de esa reforma no se tradujo en una reactivación total de la calle -porque el tramo reformado es pequeño-, pero sí dio indicios de que fomentar la presencia de peatones es un plan viable.
De esa premisa parte el proyecto del actual gobierno local, que recupera las propuestas del mandato 2011-2015. El proyecto de reurbanización incluye la plantación de árboles -en principio moreras, como en el bulevar original-, la reducción del tráfico a un carril en cada sentido y la instalación de mobiliario urbano, zonas verdes y otras mejoras, como la plataforma única.
El plan del gobierno local pasa por facilitar que la calle recupere la pujanza comercial que tuvo hace décadas, antes de la irrupción total del vehículo privado, que la ha convertido en una zona de paso dentro el casco urbano.
Por ese motivo, el proyecto de reforma prima a los peatones. El objetivo es que la vía recupere el protagonismo que tuvo en el pasado. Los empresarios de la zona respaldan el proyecto, y atrás han quedado las protestas contra las iniciativas que pretendían reducir el paso de coches. Pese a que en estos años el Ayuntamiento incluso rectificó algunas, como el carril bus, también en el mandato del PP, los vecinos han seguido viendo como cerraban tiendas y caían edificios, lo que ha forzado un cambio de parecer.
La duda ahora es cuándo se ejecutará. En principio, el visto bueno del departamento de Patrimonio supone un punto y aparte, porque el plácet del departamento autonómico es uno de las últimas gestiones que se suelen cerrar antes de licitar una obra. En este caso, Patrimonio hizo su informe con celeridad. El expediente entró en la Xunta el 13 de agosto, pero ese mes no es hábil, por lo que no se podía resolver hasta la comisión de septiembre, cuando quedó listo.
Pero más allá de la tramitación urbanística, la obra no podrá comenzar sin presupuesto. Ese es ahora el mayor obstáculo, ya que en las cuentas prorrogadas del año pasado no hay fondos previstos para ejecutar la reforma.
Ese mismo problema lo están teniendo otras reformas previstas para el actual mandato. Los ejemplos más claros son las humanizaciones de la calle Compostela y de Alcalde Marchesi, que están cerradas al tráfico desde principios del año pasado pero todavía no se han podido ejecutar las obras de remodelación. Esos trabajos eliminarán su configuración actual, planteada para el paso de vehículos a motor.