Lindbergh en el muelle, la política en Babia
A Coruña
Marta Ortega apela al gran espacio cultural histórico de la ciudad y da un meneo a la indefinición sobre el puerto
19 Dec 2021. Actualizado a las 05:00 h.
«Quen pagou o instituto e as escolas da Guarda? Eusebio da Guarda. Quen pagou as escolas e o hospital Labaca? Os irmáns Labaca. Quen pagou o asilo? Adelaida Muro. Quen pagou o hospital de Caridade? Teresa Herrera. Non foi o Estado. A Coruña nunca foi unha cidade beneficiada polo Estado no sentido cidadán dos equipamentos. Historicamente o Estado está ausente cando se trata de aportar, e non de extraer», señala el catedrático de Arquitectura Xosé Lois Martínez Suárez sobre la construcción del espacio museístico financiado por Marta Ortega en el muelle de Batería. «Como no século XIX, de novo é un operador privado o que leva adiante un camiño que vén de antigo e que non inaugura Inditex», precisa el arquitecto, que califica la iniciativa de «exemplar».
Cuando a finales de febrero se clausure la exposición del fotógrafo de moda Peter Lindbergh que motivó la intervención en el puerto, la nave y los silos de Cementos del Cantábrico reformados por Elsa Urquijo quedarán para lo que la ciudad disponga. «La idea es que permanezcan, nuestra vocación es que sigan abiertos», apunta la arquitecta de cabecera de la multinacional gallega. Urquijo explica la dimensión urbanística del proyecto a partir de «esa ágora que se genera y esos graderíos a los que la gente puede venir, tomarse un café, mirar el mar, ver algo de arte, interactuar con los espacios y vivirlos, porque forman parte de la memoria colectiva de todos».
Veinte años para un acuerdo
Cumplir ese deseo de permanencia exigirá salvar, sin embargo, unos cuantos escollos. Las Administraciones están ocupadas en negociar un pacto que permita recuperar los muelles vaciados por el traslado de la actividad al puerto exterior, pero casi veinte años después del inicio de la obra de Langosteira del acuerdo nada se sabe. El debate sobre cómo incorporar esta enorme porción de suelo a la ciudad histórica, con qué usos y a cambio de qué hace tiempo que se mueve en un bucle interminable. Existe un documento que ofrece respuestas, el Plan Xeral de Ordenación Municipal elaborado por el urbanista Joan Busquets a petición del gobierno de Javier Losada y aprobado en el 2013 pero aún sin ejecutar. Y a este hay que sumarle trabajos parciales que el Ayuntamiento y el Puerto han ido encargando en los últimos 20 años, el último a un equipo de la UDC coordinado por el ingeniero de Caminos y profesor de Urbanística Carlos Nárdiz.
En esta indefinición irrumpe la iniciativa de Marta Ortega. «Estupenda», estima la arquitecta Isabel Aguirre, autora de un proyecto para el puerto entregado en el 2001 y partidaria de demoler el centro de ocio y prolongar el túnel de María Pita-O Parrote hasta Linares Rivas. «La ciudad tiene la oportunidad de abrir espacios al mar, recuperar edificios antiguos de calidad, en línea con el desarrollo sostenible y la normativa paisajística, y conectar con la parte más importante de los Cantones, donde la gente pasea y se comunica. Es algo que llama la atención de la gente que llega de fuera y es la función que el espacio público tiene que recuperar», propone Aguirre.
Pasado cultural
La nave rehabilitada por Ortega da la réplica contemporánea a los edificios que hicieron de este borde marítimo que la rodea el gran centro cultural urbano desde finales del siglo XIX. «A historia do propio espazo é pedagóxica, de educación para a urbanidade; no arboredo de Méndez Núñez, na Rosaleda, a xente aprendía a distinguir unhas árbores das outras, despois fixéronse a Terraza e o Kiosko Alfonso. É unha tradición cultural que arranca en 1870, co recheo, e que hoxe dános a oportunidade única de converter esta banda que vai do Parrote a Oza no gran espazo da cultura litoral de Galicia. A nosa Cidade da Cultura no é un edificio, son múltiples e están no porto, que é a orixe da cidade», reflexiona Xosé Lois Martínez.
El catedrático de la UDC rescata la posición trascendental para el futuro que tomó la corporación municipal de 1864 contra la construcción de 200 viviendas entre la Dársena y el Cantón, y reclama «un esforzo» a la altura. «Temos unha historia detrás e podemos engancharnos aos mellores exemplos da historia ou aos peores. Podemos elixir. Elixamos ben. As respostas ás boas prácticas urbanísticas están na cidade. So hai que sabelas ler e adaptalas ao século XXI —indica el arquitecto—. A nosa relación cidade-mar pode ser un exemplo de boas prácticas a nivel internacional, pero estas cousas teñen que estar nun plan de ordenación que vai do dique de abrigo a Oza. Un proxecto con marca, unha nova idea de cidade que tampouco é tan nova».