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La justicia filipina ordena el arresto de los policías que mataron a Diego Bello

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Diego Bello en la playa de Barrañan

Los tres detenidos deberán permanecer en prisión hasta que se celebre el juicio por el asesinato del joven coruñés

20 Apr 2022. Actualizado a las 19:34 h.

La Justicia filipina emitió la orden de arresto contra los tres policías de aquel país involucrados en la muerte del coruñés Diego Bello. Se trata del jefe de policía que orquestó la operación contra el joven empresario en la isla de Sargiao, Wise Vivente Binalingbing Panuelos, así como otros dos agentes que dispararon contra la víctima, Ronel Azarcon Pazo y Nido Boy Esmeralda Cortés.

La detención de Wise Vivente Binalingbing Panuelos llega justo cuatro meses después de que fuese ascendido a capitán. Las autoridades de aquel país lo auparon en el escalafón cuando estaba ya siendo investigado por asesinato. Panuelos defendió en sus comparecencias que Bello era un peligroso narcotraficante y que, por ese motivo, había ideado un plan para detenerle y que se había complicado cuando Diego Bello disparó a los agentes cuando se vio acorralado. Las pruebas dijeron lo contrario. La Fiscalía de Filipinas, con la colaboración de varias oenegés de derechos humanos y las autoridades españolas en aquel país trabajaron a destajo para el esclarecimiento de los hechos y todo lo que pusieron sobre la mesa fue admitido a trámite por el juez que asumió el caso y ahora decidió el ingreso en prisión de los agentes hasta que se celebre el juicio. Para el que todavía no hay fecha.

A pesar de que los tres policías implicados en esta muerte relataron siempre la misma versión de los hechos, tanto el NBI, que es un órgano similar al FBI estadounidense, como la Comisión filipina de Derechos Humanos consideraron que los policías no contaron la verdad.

Los investigadores del NBI aseguran que Diego Bello no estaba armado y ponen en duda la versión de Panuelos y sus hombres, porque, entre otras cosas, el único herido en el tiroteo fue el joven coruñés. Los policías dispararon a lugares del cuerpo de Bello en los que sabían que resultarían letales.

Ya el pasado 31 de enero, los tres policías que supuestamente participaron en la muerte del coruñés Diego Bello en enero del 2020 en la isla de Siargao, en Filipinas, presentaron las alegaciones para defender su inocencia del informe que los incrimina.

Cuando fueron interrogados, los tres dijeron exactamente lo mismo, reafirmándose en su primera versión. Reprodujeron casi de forma mimética el contenido del escueto atestado policial firmado por el capitán Wise Vicente Panuelos. En concreto, alegan que organizaron una redada frente a la casa de Diego Bello debido a que tuvieron el chivatazo de que era un narcotraficante. También insisten en que el coruñés, al darse cuenta de que estaba tratando con agentes de policía y no con compradores de droga, sacó una pistola de una riñonera e inició un tiroteo.

Pese a esta versión, la Comisión de Derechos Humanos de Filipinas elaboró un informe en el que echa por tierra el atestado policial y considera que lo ocurrido en la noche del 8 de enero del 2020 fue un asesinato e incluso lo califica como «ejecución sumaria». La falta de pruebas convincentes también hizo que el fiscal del caso, Honey Delgado, presentara cargos de asesinato, falsificación de pruebas y perjurio contra el capitán Panuelos y los sargentos Ronel Azarcon y Nido Boy Esmeralda Cortes.

Recientemente, otro amplio informe elaborado por el NBI de Filipinas desmontó punto por punto las acusaciones contra Diego e incide en que todo fue un montaje y que hubo una «conspiración para asesinar al joven».

Así las cosas, todo se va aclarando. Lo que todos los que conocían a Diego venían defendiendo desde que ocurrió la desgracia: que aquello fue un crimen. Ahora las autoridades de aquel país les están dando la razón, poniendo contra las cuerdas a los culpables.


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