La Bodeguita de Vladi, el ultramarinos de O Temple que te traslada a La Habana

En esta tienda hay muy buen rollo. Con Vladimir Muzaly es imposible no sonreír mientras compras tomates. Hace una semana y dos días inauguró La Bodeguita de Vladi, un minimarket lleno de color en el número 2 de la calle Pígara, en O Temple. Con la ayuda de Valentina Marinaro, amiga, creativa y encargada del proyecto de decoración, convirtieron esta tienda en un homenaje a La Habana. Todo recuerda al Caribe: el color de la fachada, el juego con el verde y el azul de las paredes y las estanterías y, en especial, el suelo, un damero en blanco y marrón que es un auténtico homenaje a la ciudad cubana. Las ganas de Vladi y Valentina, la alegría que le ponen y el cuidado con el que decoraron el local hacen que ir a la compra sea un auténtico placer.

A través de Tunita Studio, el estudio creativo de Valentina, diseñaron todos los detalles de La bodeguita de Vladi. «Todo lo hicimos nosotros, con maderas recicladas, buscando en Wallapop y pintando las paredes nosotros mismos. Queríamos que se sintiese esa inspiración caribeña, que cuando entrases te recordase a La Habana». Vladi señala la lámpara de la puerta que acompaña a un letrero con la imagen corporativa de la tienda: un plátano con gafas de sol y muy buen rollo: «Conseguí mi lámpara vintage, estoy muy orgullosa de ella», sonríe. Valentina muestra unas fotos que cuelgan de una pared y que hizo en un viaje a Cuba. Todo está pensado al milímetro. Hasta tienen unas pegatinas con el mismo buen rollo de los creadores y unas tote bag en los mismos tonos pegadizos de La Bodeguita de Vladi.

Dentro de este inspirador supermercado se puede encontrar todo lo necesario para llenar la despensa, desde frutas y verduras fresquísimas a mermeladas, quesos o vinos. Vladi es venezolano, «en Galicia soy de San Pedro de Nós», y en su minimarket también hay una pequeña sección de productos latinos que espera ir aumentando poco a poco. En nada estrenará también unos combos perfectos para una comida o merienda con unas mini pizzas recién hechas por este emprendedor. Otro de sus puntos fuertes es el horario: la bodeguita abre todos los días y los domingos hasta las diez y media de la noche. Y Vladi quiere ir poco a poco adaptándose a lo que pidan los clientes: «Después del covid y de todo lo que pasamos me encuentro con mucha ilusión, lo voy a dar todo».