La Voz de Galicia

Sonia Pazos Rañó: «Tener marido solo seis meses al año es algo muy duro»

A Coruña

Pablo Portabales

Hija y nieta de hombres de mar y especialista en viajes y mercado inmobiliario, consiguió dos perros hipoalergénicos en Tailandia y África para su marido, un cocinero alérgico que pasa embarcado la mitad del año

17 Oct 2022. Actualizado a las 08:05 h.

Tomar un café con ella es muy entretenido. Es una caja de sorpresas. Me habla de sus perros hipoalergénicos. Abro la boca como un cadelo fatigado. «A mi marido le encantan los perros, de hecho fue criador de pastores alemanes. Pero es alérgico y tuve que buscar canes que no desprenden olor, son de piel aterciopelada y no se quedan pegados los pelos a ningún lado», explica. Su incansable búsqueda en internet dio resultados. Encontró en Tarragona la primera camada de thai ridgeback, denominado perro crestado de Tailandia, y considerada una raza primitiva. «Me costó 1.300 euros. Tuve que dar de alta la raza y hacer todo el papeleo porque no había ninguno en Galicia. El otro perro es un basenji, originario de África y que, además de no causar alergia, no ladra. Lo compré porque el tailandés es muy miedoso y cuando se quedaba solo lloraba y gritaba», asegura Sonia Pazos Rañó, coruñesa de Monelos, de las torres de los Marineros. «Soy hija, nieta, sobrina de gentes del mar y descendiente del pirata gallego Benito Soto Aboal, que dicen que fue en el que se inspiró Espronceda para el poema Con diez cañones por banda, viento en popa a toda vela...», asegura. Lo dicho, esta emprendedora de 51 años y una hija de 19 da mucho juego. 

En mar y en tierra

Estudió en el desaparecido colegio de las Josefinas y en el Mosteirón, del Instituto Social de la Marina. «Mi padre se pasaba un año en Sudáfrica embarcado. Recuerdo ir con mi madre a la torre de Hércules a ver entrar el barco. Grababa su voz en casetes y los mandaba para que no me olvidase de él. Dije que nunca tendría una pareja así y mira lo que me pasó. Mi marido trabajaba en unos varaderos y lo tuvo que dejar. Ahora es cocinero, y muy bueno, en un mercante y está dos meses fuera y dos aquí. Tener marido solo seis meses al año es algo muy duro, aunque mis amigas dicen que es una suerte», comenta sonriente y da un sorbo a un refresco. 

De los viajes, a los pisos

Con apenas 18 años empezó a trabajar en El Corte Inglés, pero enseguida inició su carrera en una agencia de viajes. «Estuve 27 años, pero era mucho estrés. Trabajaba para empresas, que todo lo quieren para ayer. Me preocupaba de que los trabajadores que viajaban encontrasen todo bien y eso te quita muchas horas. Es muy bonito, pero poco gratificante. Un piso es otra cosa», resume Sonia, que decidió montar la agencia LCG Soluciones inmobiliarias en Perillo, en la que trabaja sola. «Mis clientes me quieren. Trabajo con la idea de ser feliz, no de hacerme millonaria. También colaboro con una empresa de montaje de cocinas, Forma interiores, y les ayudo con el diseño, que se me da muy bien», apunta. También hizo un curso de grafología y está pendiente de apuntarse a uno de doblaje. «Soy un culo inquieto. Me gusta aprender y me lo estudio todo. Ahora, por ejemplo, me tuve que comprar un coche más grande para que me quepan los perros y conozco más detalles del vehículo que el del concesionario», asegura. 

consiugiónas

Cada dos minutos me cuenta una cosa nueva. «Al perro tailandés lo estoy entrenando para buscar personas, porque tiene muy buen olfato. Formo parte del club So Lles Falta Falar», confiesa. Sale a pasear con ellos una o dos horas y reconoce que la gente se aparta cuando ve venir de frente al gigante asiático e hipoalergénico. No da alergia, pero impone respeto. «Si voy por la calle Real me van abriendo un pasillo ancho». Muy trabajadora y siempre sonriente, dice que cuando está seria le preguntan qué le pasa. «Estoy diagnosticada de fibromialgia y a veces tengo dolores, pero prefiero no tomar ninguna medicación», cuenta con la misma sencillez que lo dice todo. «Mi vicio son los dulces. Mi padre me sigue regalando chuches hoy en día», asegura mientras saca regaliz del bolso.


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