La huelga de la basura del 2022 en A Coruña frenó un servicio de control de calidad

La huelga encubierta que se produjo en el primer trimestre del año pasado en torno a los servicios municipales de recogida de basura y limpieza viaria, y que habría surgido de un pacto entre la concesionaria de este último y el líder del Sindicato de Traballadores da Limpeza (STL) según algunos trabajadores, frenó la puesta en marcha de un servicio de control de calidad que figuraba en los pliegos del segundo de estos contratos.

El gobierno local decretó el estado de emergencia sanitaria ante la acumulación de toneladas de basura en las calles de la ciudad y contrató, con carácter extraordinario, los servicios de Tragsa para que supliese los apartados que no se estaban cumpliendo durante los casi 40 días que duraron los incidentes.

El coste final de ese servicio ascendió a 245.912,68 euros, un 40 % superior a la cantidad estimada en el momento de su contratación, que fue de alrededor de 175.000 euros, y a razón de más de 6.600 euros por día. Tragsa comenzó el 1 de marzo, apenas unas horas después de la declaración de la emergencia sanitaria, un estado que se prolongó hasta el 6 de abril, cuando se dio por normalizada la situación y los vehículos de esta compañía dejaron de operar en la ciudad.

Los fondos que se utilizaron para hacer frente a la contratación de Tragsa se extrajeron de una partida que estaba prevista para la puesta en marcha de un servicio de control de calidad en la limpieza viaria, y que todavía no está operativo.

Esos fondos fueron reclamados por el gobierno local a las concesionarias de ambos servicios y por el medio figuran recursos de las empresas, por lo que la situación está todavía pendiente de cierre. Una vez que se cierre este capítulo, ese dinero deberá regresar al presupuesto prorrogado que está vigente este año al no haberse aprobado unas nuevas cuentas.

El origen de la huelga habría estado en un presunto acuerdo alcanzado entre el secretario general del STL y la concesionaria de la limpieza vinculado a una renuncia a una subida salarial a cambio de ampliar la capacidad del sindicato en materia de contratación. 

Otras consecuencias

La consecuencia más evidente de la huelga encubierta fue la presencia de toneladas de residuos en las calles de toda la ciudad, pero también tuvo otras, como la intensificación de las labores de inspección propias desde la Concejalía de Medio Ambiente.

Además, el pasado verano hubo numerosas quejas por la presencia de residuos voluminosos (muebles, electrodomésticos y otros elementos de gran tamaño) en la vía pública.

Esta fue una consecuencia indirecta de la huelga encubierta que ensució la ciudad durante semanas en el primer trimestre del año pasado.

A pesar de que la situación en las calles se consideró normalizada el 6 de abril del año pasado con el fin de la declaración de emergencia sanitaria, el servicio tardó un tiempo en volver a la regularidad, teniendo uno de sus efectos en la presencia de los residuos voluminosos en las calles, que tardaban en recogerse más tiempo del habitual y para lo que es necesario dar aviso previamente al 010, el número de atención ciudadana.

Reunión sin avances notables entre Medio Ambiente y miembros de USO y CIG

La concejala de Medio Ambiente, Esther Fontán, y representantes de las secciones sindicales de USO y CIG pertenecientes a los servicios de recogida de basura y limpieza viaria mantuvieron ayer una nueva reunión en torno a las condiciones en las que se prestan ambos contratos. Desde USO denunciaron esta semana que los incumplimientos persisten en la limpieza viaria sin apenas variaciones tras otro encuentro realizado el pasado 14 de marzo. Durante la reunión de ayer se les informó de las gestiones que se están realizando en torno a ambos servicios, entre los que constan requerimientos de información a las concesionarias de los dos contratos, pero todavía sin conclusiones.