La Voz de Galicia

Adiós a Jose María Valeiro Iglesias, el refugio de la familia del Santo Domingo de Betanzos

A Coruña

La Voz Betanzos
Jose María Valeiro

El presidente del club de baloncesto falleció en la madrugada de este lunes

30 Jul 2024. Actualizado a las 10:55 h.

Para entender la figura de Jose María Valeiro Iglesias me van a permitir que cite una historia personal. La tarde del 31 de diciembre de. 2005 perdí a mi padre. Entre mis amigos estaba un camarero que tuvo que salir apresuradamente del tanatorio para trabajar. Ese camarero apareció más allá de la una de la madrugada de vuelta. Al llegar al evento el contratador dijo que le sobraba una persona, y la elegida era una joven madre soltera que se quedaría sin trabajar y sin ese ingreso, imprescindible para salir adelante con su niño. Este camarero se puso el abrigo y salió por la puerta diciendo que «esa noche tenía un sitio más importante donde estar, y el dinero que iba a cobrar, también». Era Jose María Valeiro y era el presidente de un club que en el 2003 atesoraba poco más que una deuda de 250.000 pesetas, una sanción deportiva de dos años por impago y una docena de niños que no tenían ni quién los entrenase. Solos en la pista deportiva, un viernes noche, sin nadie que los acompañase a jugar el día siguiente. Quien los acompañó fue, otra vez, Valeiro.

El que asumió aquella primera de muchas deudas. El que fue poco a poco reclutando voluntades y acabó conformando un equipo técnico del que tuve la suerte de ser partícipe y que aupó la cantera del Santo Domingo a ser lo que hoy es, involucrando centenares de familias. Plantando sus equipos en campeonatos de España, ligas nacionales y organizando brillantemente varios campeonatos de España de baloncesto. Un pueblo de poco más de 13.000 almas en el mapa del baloncesto nacional . Un pueblo que vio como su equipo de baloncesto ascendía y ascendía hasta llegar a la categoría nacional con «su gente».

El mismo Valeiro que cruzó esa España en su coche para acudir a una comisaría de Alicante solo para arreglar un expediente de extranjería para que un joven macedonio pudiese jugar al baloncesto. El que abrió las puertas de su casa a un desnutrido y asustado Abdou y que años más tarde llegó a negociar por el su primer contrato profesional. Y por supuesto, el mismo Valeiro que, como es ya historia sabida, fue un padre para Tyson Pérez y el punto de apoyo para que pudiera labrarse un futuro y convertirse en el jugador que hoy es.

Ha habido muchos Tyson Pérez. Ha habido muchos Abdou. Anónimos todos ellos y ellas que sabían que Jose María era el puerto seguro, el refugio a donde acudir cuando la tormenta nublaba el horizonte. El que haría una llamada de teléfono para facilitar una entrevista de trabajo. El que daría la cara por quién nunca la da nadie, los más jóvenes. El que dilapidó (y él no me dejaba usar esta palabra) casi doscientos mil euros de su patrimonio durante estos 20 años, porque llegado el momento de pasar recibos, los de «la familia» no entienden de parientes. El que recuperó el orgullo de ser Santo, como nos gusta decir en esta Casa. El que consiguió que el Santo fuese un modelo y forma de hacer las cosas.

Pequeña Maia Isabel, no vas a conocer a tu padre, pero mientras nos quede un suspiro de vida, haremos lo que esté en nuestra mano para que te sientas orgullosa del gran hombre que fue.

«Ganarse el respeto de las personas inteligentes y el aprecio de los niños; merecer el elogio de los críticos sinceros y mostrarse tolerante con las traiciones de la gente falsa; saber apreciar la belleza y hallar lo mejor en el prójimo; dejar un mundo algo mejor, bien sea por medio de un hijo sano, de un rincón de jardín o de una condición social redimida; saber que al menos una vida ha alentado más libremente gracias a la nuestra: eso es haber triunfado». Ralph Waldo Emerson.

 Obituario remitido por Javier Codesido, entrenador del Santo Domingo desde el 2003.


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