El drama de la vejez en A Coruña: «Quizá podríamos haber hecho algo antes de que falleciese»
A Coruña
Firme reacción vecinal tras la muerte en Os Mallos de otro mayor que vivía solo
30 Aug 2024. Actualizado a las 14:08 h.
En solo cinco días aparecieron en sus respectivas viviendas los cadáveres de dos hombres mayores que vivían solos. El jueves pasado se descubrió en la Rúa da Ribeira de Betanzos el cuerpo momificado de un hombre de 78 años. Llevaba seis meses fallecido. Este lunes, los vecinos de otro septuagenario que residía en Ángel Senra (A Coruña) dieron la voz de alarma después de no saber nada de él en una semana y sentir un fuerte olor que salía de su vivienda. «Hace como mes y medio o dos se cayó en la calle y lo vimos desmejorado», explicó una vecina a Radio Voz. Murieron sin nadie a su lado. Vivían solos y solos se fueron. Dos nuevos casos de personas mayores que fallecen y durante días o meses nadie se entera. Eran mayores sin asistencia o sin interés ninguno por su parte de que los asistiesen.
Uno de cada cinco coruñeses tienen 70 o más años. Son unos 47.000, según los últimos datos oficiales proporcionados por el Ayuntamiento. De todos ellos, 12.700 viven solos. La mayoría son mujeres. La proporción de hogares unipersonales tiende a incrementarse a medida que se avanza en edad. De hecho, la franja de los que viven solos se ensancha entre 95 y 99 años. Son el 60 %.
Entre los 70 y los 74 años, algo menos del 20 % de los mayores viven solos. Pero entre los 75 y los 79 ya son cerca de una cuarta parte. Entre los 80 y los 84 años la proporción avanza hasta el 37,6 %, y a partir de ahí es siempre de más de un tercio del total.
La soledad también va por barrios. Así, en las zonas de Cuatro Caminos, Juan Flórez o plaza de Vigo, con renta alta, se da la mayor proporción de mayores sin compañía, un 29 % por encima del promedio de la ciudad. Les siguen Os Mallos, Sagrada Familia y Agra do Orzán, con rentas por debajo de la media, pero una población de mayores solos un 15 % por encima del promedio.
La Ciudad Vieja y parte de la Pescadería tienen casi un 13 % más de mayores que viven solos; mientras que en Monte Alto es del 8,5 %. Se trata de barrios que cuentan con décadas de existencia.
Ayudas y entidades
El Concello mantiene la Oficina Municipal de Dependencia, Mayores y Discapacidad, que atiende en Doctor Henrique Hervada 4 y en el teléfono 981 189 871. Entre otras ayudas, ofrece información sobre el Servicio de Ayuda a Domicilio (SAD), que asiste a personas dependientes en sus casas, con teleasistencia y comida a domicilio, y medidas de apoyo como llamar a quienes viven solos para que recuerden tomar su medicación.
También hay convenios municipales con entidades que luchan contra la soledad. Cáritas (981 269 066) acompaña a mayores a citas médicas y otras gestiones, y la asociación Renacer (981 249 221) tiene un programa de acompañamiento a personas que viven solas, sobre todo mayores. La Cruz Roja (981 221 000) tiene en marcha un programa contra la soledad no deseada que incluye aspectos como la promoción de los hábitos saludables, y la Fundación Mujeres (981 294 097) tiene un servicio de asistencia a personas que están cuidando de familiares. Asimismo, el gobierno local tiene un convenio con Asdegal desde donde atiendan ya a más de 40 mayores.
Un hombre sin relación con sus familiares y que había instalado candados en la puerta
Los residentes del número 10 de Ángel Senra llevaban días sin ver a su vecino del tercero. Andaban ya preocupados y el fuerte olor que empezó a salir de su vivienda les hizo sospechar lo peor. Alertaron a la policía y los bomberos accedieron al inmueble por una ventana con la ayuda de un camión autoescalera. Una vez dentro del domicilio solo pudieron confirmar las sospechas.
Una vecina, María, aseguró en el programa Voces de A Coruña, de Radio Voz, que intentaban estar pendientes de él. Comentó que el hombre no tenía relación con los familiares y que era un hombre muy temeroso, que había cambiado las cerraduras de su piso para instalar candados. Consideraban que detrás de su actitud solitaria existía una enfermedad mental, que derivó en los últimos años en un síndrome de Diógenes.
El hombre solía bajar diariamente a hacer la compra y como era reacio a abrir la puerta el resto de residentes acostumbraban a dejarle notas para informarlo de las decisiones que tomaba la comunidad. Él no llegaba a responderles, pero si se lo cruzaban por la calle, decía que las había visto y atendía las recomendaciones que se hacían.
«Estamos impactados y quizá podríamos haber hecho algo antes, no lo sabemos», comentó esta vecina, que reconocía que se preocuparon cuando vieron que no daba de comer a los pájaros y llevaban días sin verlo. Otra residente en el inmueble ha decidido acoger a su periquito y van a intentar ponerse en contacto con sus familiares.
Ni este hombre ni el vecino de Betanzos aceptaron o pidieron ayuda como lo hicieron las 2.500 personas mayores de 65 años que sí reciben asistencia para sobrellevar la soledad no deseada en A Coruña.
Olvidados
La geriatra Lurdes Camino es tajante: «Yo creo que el anciano está olvidado de la sociedad y se mide solo en términos económicos, en los gastos sanitarios y sociales que produce». Para la profesional, «es fundamental incidir en las medidas de prevención». Y aconseja a los mayores que «prolonguen lo más posible su actividad física y social y desarrollen una participación activa».