Rakitina vuelve a emocionar
A Coruña
La Orquesta Sinfónica de Galicia ofreció su mejor concierto en años
27 Oct 2024. Actualizado a las 15:36 h.
Programa interesante y batuta extraordinaria (apunten: Anna Rakitina) para el mejor concierto de la OSG en años. Cuesta recordar cuánto hacía que la orquesta no sonaba así de bien y desde cuándo no estrenaba en España una obra del calado del Concierto para violonchelo y orquesta de Glanert.
La obra de Glanert es un prodigio de equilibrio e inteligente orquestación. Crea clima expresivo y da al solista (Johannes Moser en estado de gracia por calidez de sonido, presencia y virtuosismo: descollante en las cadenzas) escritura cantabile. Sobre esa base, la orquesta (con hallazgos como los diálogos entre percusión y celesta) enfrenta efectivos contrastes en un crescendo de temperatura, con su mejor momento en un movimiento central explosivo (deudor de Shostakovich o Bernstein) que permite lucirse al tutti: aquí, la OSG (impecable) marca la diferencia. El discurso, claro e hilado, hace confluir todo en un movimiento final que retoma el tutti para terminar en una melodía de chelo solo de irresistible lirismo que se extingue. Merece escucharse, Rakitina dirigió con gesto claro y minucioso y Moser se lució en un concierto muy expuesto. Un obrón.
La Quinta de Chaikovski suena mucho en la OSG (la última vez en mayo de 2023). Pero, ¡menuda versión hizo Anna Rakitina! Del inicio lentísimo, con planos diferenciados, a un desarrollo que voló alto por ritmo, tensión y alma rusa. Lo increíble (más allá de una lectura matizada, íntima donde debe y volcánica donde procede) es el sonido escalofriante que extrajo de la orquesta: casi un milagro. El mordente del metal, la expansión de la cuerda y el empaste propiciaron una versión de disco. Brillantes la trompa de Marta Montes (en un segundo movimiento donde Rakitina hizo magia con la cuerda) la flexibilidad del tercer movimiento o la intensidad palpitante del cuarto. Llegamos a la coda sin aliento en una versión sin complejos, unitaria de principio a fin. Anna Rakitina es una grande con la que la OSG sonó como en sus mejores tiempos en una noche que devolvió la emoción. Superar esto será tan difícil como olvidarlo.