La Voz de Galicia

En recuerdo a la Nena, mujer optimista con una personalidad única

A Coruña

A pesar de las trampas que le puso la vida, siempre consiguió salir adelante gracias a su carácter

04 Nov 2024. Actualizado a las 05:00 h.

El pasado 23 de octubre falleció mi madre, la Nena, después de 82 años de una vida plena y feliz rodeada en todo momento de los suyos. Nacida circunstancialmente en Pontevedra, ciudad a la que se refería con especial cariño, se sentía coruñesa como la que más y presumía de vivir en la ciudad más bonita del mundo. A pesar de las trampas que le puso la vida desde muy joven, siempre consiguió salir adelante gracias a su carácter optimista y a su personalidad arrolladora, que siempre iban acompañadas del apoyo incondicional de su familia y de los muchos y buenos amigos que tuvo a lo largo de su vida.

Y la mejor prueba de ello es que estuvo durante más de 20 años conviviendo con un cáncer, con una dignidad y una fuerza dignas de ejemplo, incorporando sus tratamientos y sus consultas médicas a sus rutinas del día a día con una naturalidad absolutamente pasmosa. En esto también tuvo mucho que ver la labor del servicio de Oncología del Chuac, sin duda la joya de la corona de nuestro sistema sanitario, donde la trataron durante los últimos quince años con una mezcla de profesionalidad y de humanidad que rozó la excelencia. Y es que mi madre siempre sintió que la trataban como a una paciente y la cuidaban como a una persona.

Gracias a ello disfrutó de la vida hasta el último momento en su barrio de toda la vida, la zona de la plaza de Vigo, donde tenía su tertulia mañanera, sus tiendas de siempre, su farmacia de confianza, sus restaurantes a los que le gustaba ir a comer, principalmente acompañada de sus nietos; su pandilla de amigas del Náutico, los veraneos familiares en Cambre...

Madre, abuela y bisabuela amorosa y ejemplar, a nosotros nos queda el orgullo y el consuelo de haberla disfrutado durante todos estos años. Y sirvan este líneas de agradecimiento en nombre de toda la familia por todas las muestras de cariño que nos habéis hecho llegar y que tanto nos reconfortan en un momento como este.

Hace unos días escuché esta frase: «Los católicos tenemos la suerte de que, cuando lloramos ante la pérdida de un ser querido, lo hacemos con lágrimas de esperanza». Me gustaría que todos recordásemos a mi madre, a la Nena, con una sonrisa, pero teniendo claro que si en algún momento se nos escapa una lágrima, esta sea de esperanza, sabiendo que ella desde el cielo nos ayudará a convivir con su ausencia.

Alejandro Domínguez es hijo de Nena Guimaraens.


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