La Voz de Galicia

La marmota de Betanzos es una piedra que te dice cuándo va a llover

Betanzos

LORETO SILVOSO A Coruña

Es un secreto a voces en la Ciudad de los Caballeros, y una broma recurrente entre los amigos y clientes de este antiquísimo negocio de la rúa Castro. En cuanto la famosa losa se pone negra, faltan 24 horas para abrir el paraguas

18 Feb 2020. Actualizado a las 22:35 h.

¿Para qué queremos nosotros una marmota si ya sabemos que cuando las vacas se sientan es que va a llover? ¿Y que cuando nos duelen los huesos es que va a cambiar el tiempo? ¡Si hasta podemos predecir la llegada de los temporales suspirando el clásico «Gaivotas á terra, mariñeiros á merda»!

Como dice Santiago Pemán, nuestro refranero popular era el Internet de la Edad Media, pero es que nuestros animales son los mejores meteorólogos. Las vacas, porque, si va a llover, se agrupan en círculo para conservar el calor y se tumban para mantener el pasto seco. Y de casi todos es sabido que a los burros no les gusta nada el mal tiempo: «Si las orejas sacude el burro, agua segura».

Y así podríamos seguir hasta el infinito y más allá: «Cuando llueve y hace sol, sale de paseo el caracol», «Junta de moscas al sol, o de mosquitos al oscurecer, avisan que va a llover», «Si el otoño viene caliente, algo trae en el vientre», es decir, que después empieza a llover sin parar.

Y luego están las témporas, un sistema de la época romana que permite hacer pronósticos observando el cielo durante determinados días del año. Las de invierno, por ejemplo, son el miércoles, viernes y sábado siguientes al 13 de diciembre, día de Santa Lucía.

Así que unos realizan pronósticos meteorológicos mirando el mar y otros fijándose en los animales, pero en Betanzos el tiempo se predice «botando unha ollada ao chan». Si el suelo está mojado y oscuro, vendrá mal tiempo y si, por el contrario, está gris y seco, no habrá precipitaciones. Esto es lo que ocurre en uno de los negocios más antiguos de la Ciudad de los Caballeros, la ferretería El Caballo, situada en el número 17 de la rúa Castro.

Un negocio de 1877

En una empedrada cuesta, muy cerquita de la plaza García Hermanos, el relieve de una cabeza de caballo sobresale en una fachada, frente a la tan bella como antigua farmacia Couceiro. Ahora se entiende mejor que la mayoría de los betanceiros se refieran a este lugar como Cabeza de Cabalo y no como ferretería El Caballo, que es el nombre oficial. En la puerta un letrero azul nos informa de que estamos ante un comercio del año 1877. Entramos. Tras uno mostrador de madera de museo, nos encontramos a Ignacio Núñez, que se presenta como Nacho y ya le lanzamos directamente la pregunta. «¿Cuál es la piedra mágica?». Sonríe educadamente, y no tarda en señalar la misteriosa losa. «Esta es. Cuando llueve se oscurece y, cuando no, está clarita», explica el ferretero.

Esta mañana de sábado está lloviendo a cántaros ahí fuera y casi todas las losas están mojadas. «Esta en concreto es la que primero se pone negra y, cuando lo hace, es que al día siguiente o al día y medio va a llover. Es decir, lo predice con unas 24 o 30 horas de antelación». El propietario del negocio tiene su propia tesis al respecto. «Es por el agua que va por debajo. Estas piedras están puestas sobre tierra. Pero se supone que hay un canal de agua natural que pasa por debajo. Esta piedra tiene más profundidad que las demás y por eso se nota antes».

Moisés Canle es decano de la Facultad de Ciencias de la Universidade da Coruña, doctor en Química y experto en la materia que nos ocupa. Lo primero que nos responde es que está seguro de que tiene una explicación científica. «Parece como muy misterioso, pero no lo será tanto». A simple vista, el experto opina que le fenómeno de la piedra filosofal betanceira tendrá que ver, casi seguro, con la presencia de humedad en el ambiente y con las altas y bajas presiones. Ya, pero ¿por qué esta piedra se adelanta a sus compañeras? «Porque su composición no será igual. Puede que sea más hidroscópica o que alguna vez se le haya dado a ese suelo algún tratamiento con aceite para la humedad, algo que se hacía mucho antes, y a esa no se le dio. Mientras, el misterio continúa. Chova ou non chova.

 


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