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«No conozco a mi médico de cabecera»

A Coruña ciudad

ana abelenda ana abelenda Jefa de Ginecología del Chuac
Belén López Viñas es jefa de servicio en el Hospital A Coruña desde junio del 2018Belén López Viñas es jefa de servicio en el Hospital A Coruña desde junio del 2018

Belén López Viñas, primera mujer al frente del servicio de ginecología del Chuac, dice que «hay pacientes que nunca se olvidan»

11 Nov 2019. Actualizado a las 10:25 h.

Belén López Viñas (A Coruña, 1969), primera mujer al frente del servicio de ginecología y obstetricia del Chuac, no recuerda a su primer paciente. «Pero sí tengo caras, caras de pacientes que he ido acompañando a lo largo de la vida», asegura. «Mirando el panorama nacional, jefas de servicio en mi especialidad hay pocas. Quizá es un tema educacional. Las mujeres, a la hora de ejercer la autoridad, tendemos a inhibirnos», dice quien encuentra en el taichí y el tiempo en familia su medicina natural.

-¿El liderazgo es masculino?

-El liderazgo se puede ejercer siguiendo el modelo establecido o dejándose guiar por la intuición. Y la intuición no funciona igual en hombres y en mujeres. Nosotras no somos tan jerárquicas. Yo la jefatura la veo como «Trabajamos juntos para tratar pacientes». Y para tratarlos bien.

-¿Entre los valores del médico debe estar la humanidad?

-Sí, pero no es fácil. Los pacientes a veces son duros con nosotros. Pretenden que lo sepamos todo a la primera. Yo soy quirúrgica, opero y curo, pero a veces las cosas no son tan sencillas. Y hay barreras físicas que limitan el trabajo multidisciplinar.

-¿Ha visto a pacientes curarse solos, contra todo diagnóstico?

-Milagros pocos, pero algunos sí que hay... Muy pocos.

-¿Médico o médica?

-Médica, por supuesto. Es sencillo. Soy ginecóloga.

-¿Cuál es la patología que ve con mayor frecuencia?

-Prolapsos en gente joven, ligamentos del útero que se distienden. La cirugía tradicional consiste en sacar el útero y hacer una reconstrucción; en gente joven es poco eficaz. Ahora se recurre a una intervención laparoscópica, con mallas en el interior, que suelen devolver la calidad de vida a las pacientes.

-¿Cuándo sintió la vocación?

-Desde que empecé a hablar dije que quería ser médica. Solo me lo cuestioné en COU, me planteé hacer Derecho o Arquitectura. Se me daba bastante bien dibujar, y Derecho, por la justicia.

-¿Todoterreno en valores?

-Intento llevarlos a la práctica como puedo. No es nada fácil. Mi vocación de servicio no surge de la nada, es fruto de una educación que debo a mis padres.

-¿Hay un reloj para ser madre que empieza a fallar a los 40?

-Habitualmente, en el embarazo a partir de los 40 hay más complicaciones, mayor incidencia de la diabetes y la hipertensión del embarazo, los partos suelen ser más complicados, porque los tejidos van perdiendo elasticidad.

-¿Ve seguro el parto en casa?

-Lo respeto, pero tiene el mismo riesgo que hace 50 o 70 años. Hay alternativas de hospital que en casa no tienes. Aun teniendo una ambulancia a la puerta de casa, ¿cuánto puede tardar en llegar al hospital, 20 minutos, media hora? Puede ser vital.

-Hay protocolos que han cambiado mucho en pocos años.

-Hemos pasado de un extremo, el de parir en casa con riesgos, a un parto absolutamente controlado. Pero ahora la mayor parte de los partos no son ya tan intervenidos. El enema, el rasurado o la oxitocina se usan si es necesario. Respecto a la epidural, hubo una época en que se ponía en un 95% de los casos, ahora menos. Lo que recomendamos es que las pacientes vayan a la consulta del anestesista, pero la decisión la tiene que tomar la madre. La epidural es un instrumento para aliviar el dolor, pero hay otros, como caminar, balancear sobre la pelota, el masaje en la espalda, el agua...

-¿La píldora no ha conquistado a las «millennials»?

-Los millennials son más reacios a usar medicación para prevenir el embarazo. Usan menos la píldora, pero también menos el preservativo, y por eso en los últimos años ha habido un repunte de enfermedades de transmisión sexual. Hace falta formación. Si quieren mantener relaciones, que lo hagan, pero que lo hagan con seguridad.

-¿Qué le pone enferma?

-Me pone enferma que no se trate bien a algunos pacientes. Que no haya justicia en el acceso a determinados servicios. Por otro lado, me enferma el abuso de la sanidad. Esa frase de «¡Yo pago por esto!». «No, usted paga para que todos tengamos una sanidad». Me preocupa que en urgencias se retrase la atención a un paciente grave por temas leves. En urgencias ves cosas que no te puedes creer, como quien llega por un preservativo que se queda retenido. Los médicos de cabecera hacen un trabajo ímprobo que en ocasiones no se respeta. Hay pacientes que intentan presionarlos para conseguir un volante a toda costa.

-¿Ha empeorado la valoración social de la figura del médico?

-De lo que eran los médicos hace 50 años a ahora... Antes el médico de cabecera era Dios.

-¿Es una ginecóloga que opera con cierta psicología?

-Muchas veces, la situación en la que está un paciente o lo que le preocupa condicionan su patología, y debes, sobre todo, ayudarle a manejar esas situaciones.

-¿Su medicina natural?

-El taichí. Las vacaciones en familia también lo curan todo.

-¿Lugar favorito en el mundo?

-Más que un lugar, estar con paz dondequiera que esté. Conectada al cien por cien con lo que esté haciendo en ese momento.

-¿Es buena paciente?

-Digamos que evito ir al médico, jajaja. No conozco a mi médico de cabecera. Soy muy de remedios como la miel o la manzanilla.


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