La Voz de Galicia

1.461 hojas de almanaque

Culleredo

Francisco Espiñeira

15 Feb 2015. Actualizado a las 05:00 h.

Dice el manual del político que el día después de una elección es el primero de la precampaña de la siguiente. En las municipales, los únicos comicios con fecha fija en el calendario español, el cuarto domingo de mayo de cada cuatrienio, tiene una traducción numérica: 1.461 hojas del almanaque son las que hay que arrancar antes de la siguiente cita con las urnas. La actual corporación ya ha quemado 1.362 y empieza la hora de los balances. A diferencia del caos de Madrid, en A Coruña solo queda por despejar la incógnita del alcance del camuflaje electoral de Anova, Esquerda Unida y Podemos dentro de ese universo de la Marea Atlántica. Esa formación será la última en elegir a su candidato, aunque todo su núcleo duro tiene todas las esperanzas depositadas en Rocío Fraga, una socióloga en paro hija de un histórico dirigente sindical. Lo harán el fin de semana del 7 y el 8 de marzo, pero tendrán que componer una lista en la que todos los partidos quieren conservar su cuota de poder y donde tendrán que convivir obligatoriamente independentistas, antisistema y otras tribus políticas en un extraño collage en el que el principal objetivo es alcanzar un asiento en María Pita.

Esa mezcolanza produce cierta urticaria entre parte de la militancia de Esquerda Unida, que no comparten la teoría de la rendición y desaparición de sus siglas tras haber conseguido entrar en la corporación municipal tras una larga travesía del desierto. Pero la cercanía de Yolanda Díaz a las tesis de Tania Sánchez y Pablo Iglesias ha dejado en la cuneta a César Santiso, cuyo nivel de conocimiento hubiera sido una baza tanto dentro como fuera de la Marea. Ayer iniciaron un curioso proceso de votación para elegir entre Silvia Cameán y Rafael García al nuevo líder local, que tendrá que ganarse su sitio en la candidatura de la Marea en otras primarias dentro de tres semanas.

Hora de listas y programas. El resto de fuerzas está inmersa en la elaboración de las candidaturas y de los programas electorales con los que intentarán conquistar los votos más allá de promesas retóricas y ejercicio de buena voluntad. De los tres grandes partidos, la única novedad con respecto a hace cuatro años es la de Mar Barcón al frente del PSOE. Además de haber sido la portavoz municipal de los socialistas coruñeses durante los últimos cuatro años, es una vieja conocida de la política local, pues ha estado en las papeletas de las municipales desde 1999, primero con Francisco Vázquez y luego con Javier Losada. Su primer test renovador será la elaboración de la lista, en la que solo Silvia Longueira y Yoya Neira parecen tener plaza de supervivientes del actual grupo municipal.

Su antiguo socio de gobierno, el BNG, repetirá con Xosé Manuel Carril, que esta semana lanzó su precampaña con una visita a las zonas más marginales de la ciudad, As Rañas y el Campanario. Ha hecho un trabajo riguroso en el control del gobierno local, aunque no ha podido renovar su candidatura en la medida en la que hubiera deseado. Solo Ermitas Valencia abandona tras completar 12 años como edila.

Mientras, Carlos Negreira mantendrá el suspense sobre sus bazas hasta el último segundo. «Tengo claros los cambios», confesaba en La Voz. Tendrá las manos libres para intentar revalidar la victoria de hace cuatro años. La amenaza de los pequeños partidos -Unión Coruñesa, UPyd o Ciudadanos- será su quebradero de cabeza en unas elecciones apasionantes.

Alvedro se frena

Por tercer mes consecutivo, tras más de año y medio de crecimiento, Alvedro cae en el nivel de usuarios de su terminal. Por mucho que la concejala de Turismo, Luisa Cid, responsabilice al tiempo y a las obras del aeródromo de la caída -un 2 %-, lo cierto es que las perspectivas a corto plazo son negativas. A la buena noticia de la ampliación de plazas y rutas que efectuará Iberia en las próximas semanas, incorporando Valencia y París al panel de rutas y disparando los asientos disponibles a Madrid, le han sucedido varias malas noticias. Vueling trasladó primero el enlace con Ámsterdam, luego suprimió la tercera conexión con Barcelona y ahora monta en Santiago una nueva base con muchos de los vuelos que ya hacía desde A Coruña o que había avanzado como posibles para Alvedro. TAP Portugal también está replanteando su estrategia y los defensores del aeródromo coruñés temen que la caída de viajeros no sea circunstancial, sino un ejemplo de incapacidad para atraer nuevas aerolíneas a Alvedro. El bajo coste es un mercado inexistente en la terminal coruñesa y la dependencia de Vueling, Air Europa e Iberia es absoluta, ya que las tres operan en régimen de oligopolio. Conseguir aumentar el número de operadoras es fundamental para que no se repitan crisis como la generada por la marcha de Easyjet o la quiebra de Spanair. Alvedro es clave en la economía local.


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