La Voz de Galicia

María García Estévez: «Guille nació completamente ciego, pero ahora es un niño muy feliz»

Ellas

LORETO SILVOSO A CORUÑA / LA VOZ Madre de Luca (12 años) y Guille (6 años), un niño invidente que protagoniza el blog @4.sentidos_made.in.home
María García y su hijo invidente Guille, que descubrió la escalada un Día del Deporte en la Calle y ahora entrena en el rocódromo de Padre Sarmiento, en A Coruña.

Practica escalada, anda en bici y se lanza en patinete. Su madre lo narra en Instagram

17 Jan 2022. Actualizado a las 11:43 h.

Como a cualquier niño de 6 años, a Guille le encanta subirse a los árboles en el parque, pero sus ojos no distinguen más que la claridad del día. Aún así, sus padres decidieron no ponerle más límites que los inherentes a su ceguera y lo apuntaron a clases de escalada, donde aprende, de manera divertida, a gestionar su diversidad. «Guille disfruta mucho en el rocódromo», explica su madre, María García Estévez.

—¿Cuándo se dio cuenta de que Guille no tenía contacto visual?

—Cuando tenía mes y medio. Estaba dándole el pecho y no hacía amago de mirarte a la cara. Se supone que Guille ya nació completamente ciego.

—E iniciaron un periplo médico.

—Sí, fuimos al pediatra y, claro, al principio nos decían que, con ese tiempo, era normal que un bebé todavía no fijase la mirada.

—Pero algo se temía.

—Tú ya sabes que pasa algo. Lo llevamos a Neurología y le hicieron todo tipo de pruebas para descartar alguna lesión grave.

—¿Se pusieron en lo peor?

—Todo lo que veíamos que podía causar una ceguera eran enfermedades muy graves. Casi pides que el daño esté solo en los ojos.

—Tremendo, pero lo entiendo.

—Al final, las analíticas descartaron las posibilidades más preocupantes, pero también nos dijeron que no había nada que hacer.

—Eso sí que fue un mazazo.

—Sí, y lo más duro fue decírselo a los abuelos. Aún me emociono recordando a mi padre devastado. Fue la única vez que lloré.

—¿Cómo lo lleva el niño?

—Guille es un niño muy feliz. Fuimos nosotros los que tuvimos que asimilarlo y adaptarnos a que no vea. El duelo fue nuestro.

—Llevan el dolor por dentro.

—Nosotros tuvimos la suerte de que Guille es un niño muy vital y alegre. Es él quien tira de ti.

—¿Cómo surgió lo de Instagram?

—Nosotros, cuando era bebé, echamos en falta a alguien que calmara nuestra angustia y nos contara lo que nosotros decimos ahora de Guille: que es un niño muy feliz e independiente, que tiene sus amigos, juega, sube, baja...

—Que hay un futuro bonito.

—Sí, tener esa esperanza. Decidí crear un perfil sobre Guille para ser ese apoyo que nosotros no tuvimos. Ahora me escriben desde otros países para pedirme consejo o preguntarme dudas.

—¿Cómo es ahora su vida?

—Le quisimos dar tantas alas a Guille que ya no tenemos miedo. Tuvimos miedo al principio, pero lo perdimos por el camino.

«Un escalador siempre tiene que llevar sus pies de gato. Si no... ¡catapún chispún!»

Cuenta su madre que Guille descubrió la escalada durante un Día del Deporte en la Calle organizado por el Ayuntamiento de A Coruña, en Riazor. Ese día, este alegre y pizpireto rubio de seis años, con ceguera congénita, descubrió lo feliz que se puede uno sentir tratando de alcanzar la cima de una montaña. Y le gustó tanto que quiso repetir. Sus guías fueron aquel día (y lo siguen siendo a día de hoy) el equipo al completo de la Asociación de Amigos del Montañismo (AMI), entidad referente en la práctica de la escalada en la ciudad. Desde entonces, Guille nunca falta a su cita semanal con el rocódromo que AMI tiene en la calle Padre Sarmiento, número 8, en un lateral del parque de Santa Margarita, donde el niño se siente tan a gusto.

—¿Qué tal, Guille?

—¡Hola! ¡Muy bien!

—Me han dicho tus padres que a ti lo que te gusta es trepar.

—Sí, aquí me lo paso muy bien. Yo siempre quiero venir.

—¿Cómo va esto de la escalada?

—¡Me gusta muchísimo! Mira, ven conmigo, te voy a enseñar donde escalo yo [con gran desparpajo, agarra de la mano a la periodista y la conduce, a través de un suelo blandito de colchoneta, a uno de los muros del rocódromo, lleno de colorines, y empieza a subir].

—Te sientes capaz de todo, ¿no?

—Sí, y subo hasta arriba, mira.

—¿No te dan miedo las alturas?

—No, la que es miedosa es mi madre, ja, ja... [y empieza a partirse de risa], yo no. Yo soy bueno en esto, ¡eh!

—Oye, Guille, ¿qué es lo que llevas puesto en los pies?

—Los pies de gato. Es que un escalador siempre tiene que llevar sus pies de gato puestos para escalar. Si no... ¡catapún chispún!

Cuatro sentidos: A través de las redes sociales, María García narra el día a día de la familia. Por su Instagram @4.sentidos_made.in.home le dan las gracias desde todo el mundo. Lo creó para apoyar a otros padres de niños con ceguera. Y es que a ella le costó encontrar referentes cuando supo que Guille era invidente.


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