Comienzan a retirar los postes y los cables de telefonía caídos en Dorneda desde hace meses

Desde mediados de julio, una colección de cables gruesos y finos están desparramados por las fincas de varios vecinos de Dorneda, en Oleiros. La caída de un poste de telefonía acabó afectando a las estructuras más cercanas, que también acabaron cediendo. Resultado: los cables van a ras de suelo o a la altura de las personas en la rúa Bouza, muy cerca del cruce de Arillo.

«Cayó uno en junio del año pasado, con la tensión acabó rompiendo el poste de mi finca, pero luego empezaron a caer otros más», relata José García.

Este vecino lleva meses en una cruzada contra la compañía Telefónica. Porque los postes le rompieron una solera de hormigón, unos daños valorados en 700 euros que trasladó a la multinacional. Fueron mil gestiones para que finalmente acabaran asumiendo el importe. O eso parece. «En septiembre tuve la confirmación, pero a día de hoy aún no he recibido el ingreso», lamenta.

Precisamente esta semana han llegado varios operarios a reparar las líneas afectadas. Tras la caída de algún poste hubo casas sin servicio de telefonía ni internet durante varias semanas. Señalan que el arreglo aún llevará tiempo, porque primero deberán sustituir todas las líneas y luego levantar los postes. Este jueves comenzaron a retirar algunas estructuras dañadas.

Al fondo de la rúa Bouza vive Loli en una casa con otra que preparó para alquilar. Los cables atraviesan su finca de lado a lado con tan poca altura que podría tender la ropa en ellos. Pero lo que más le fastidia es que las líneas impiden la entrada de un tractor para trabajar su finca, así como el acceso de maquinaria para hacer obras en una vivienda anexa. «Estos cables me tienen todo paralizado», señala Loli. La situación ha indignado al propio Concello de Oleiros, que llegó a denunciar a Telefónica ante la Fiscalía para poner fin a un problema que los vecinos llevan arrastrando año y medio, los últimos seis meses con los cables por el suelo. «Hai máis dun ano os postes comezaron a balancearse segundo lles fora o vento, e logo empezaron a caer», relata la vecina.