De la falla de Bebeto al concurso de baño: así ha cambiado el San Xoán en A Coruña en los últimos treinta años
Vivir A Coruña
La plaza de Portugal era entonces el epicentro de los festejos. Además, en 1993 comenzó un certamen para tomar las nueve olas que tuvo un único valiente como participante
14 Jun 2023. Actualizado a las 13:10 h.
Era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos. En 1993 el Superdépor llevaba a la ciudad herculina a la gloria, con Bebeto como cabeza de cartel. A Coruña vivía entonces la versión local de esa euforia desatada un año antes en Barcelona y Sevilla, donde las Olimpiadas y la Expo llenaron España de luz y de color. La crisis económica, que estalló una vez culminaron los festejos, daba una tregua a los herculinos cada fin de semana, mucho más unidos que ahora en torno a un deporte que, pese a todo, sigue siendo el rey: el fútbol. No había otro rostro posible para representar el poder de la fiesta popular más importante de A Coruña, y así fue como Bebeto se convirtió en falla aquel San Xoán.
Cualquier celebración tenía hace treinta años una acogida más unánime. Los coruñeses se unían en masa en torno al evento de turno que, aquel año, parecía que empezaba a apostar por los arenales urbanos. Como le contaba hace unos días Conchita Astray, presidenta de la Asociación de Meigas de las Hogueras de San Juan, al compañero Fernando Molezún, «a principios de los noventa, la única hoguera de Riazor era la nuestra». Efectivamente, aunque ahora una de las estampas más representativas de A Coruña es la del Orzán y Riazor repletos de fuegos, antes las tradiciones el 23 de junio eran distintas.
La plaza de Portugal, en esta misma franja del paseo marítimo, aglutinó durante mucho tiempo el grueso de los festejos, donde además de repartirse sardinas, pan de millo y vino ribeiro, también se quemaba la falla. Si en este enclave, en 1990, la protagonista fue una torre de Hércules que hacía alusiones al Deportivo, tres años después un magnánimo Bebeto era el rey del San Xoán. Se trataba de una obra escultórica de diez metros de alto que pesaba media tonelada, y que acabaría quemándose pasada la madrugada en la playa de Riazor, desatando la euforia colectiva. Como recoge la crónica de La Voz del día siguiente, los más jóvenes pasaron a continuación a seguir la fiesta en pubs del Orzán —hay cosas que no cambian— y de Juan Flórez —y otras que sí—.
Aquella noite meiga dejó un concurso que tuvo, digamos, escaso tirón. Lo convocó la Comisión Promotora de las Hogueras de San Juan y el certamen llevaba por nombre Ven a bañarte á noite da queima. Solo tuvo un participante que, disfrazado de Neptuno, se atrevió a tomar las nueve olas, pero esto no hizo que los ánimos decayesen entre los organizadores: «Esta ha sido la primera vez que se convoca el certamen y quizás por eso la gente no se ha animado mucho; aunque esperábamos al menos seis o siete participantes», comentaron. De invitar al baño a prohibirlo; pues, desde hace un tiempo, las autoridades impiden que los ciudadanos se metan en el agua a partir de las diez de la noche del 23 de junio.