Anne Baldassari hace un hueco a La Voz entre una entrevista con un medio de comunicación japonés y otra con uno norteamericano. Está muy solicitada en su condición de comisaria de la exposición sobre Picasso que se inauguró el pasado martes en el Museo Reina Sofía de Madrid. Más de 400 periodistas han venido a escuchar a la directora del Museo Picasso de París. Inaugurada esta muestra, se centrará en otra, la que sobre el Picasso coruñés se realizará en la ciudad herculina en el verano del 2009. Compartirá con el gallego Antón Castro la labor de comisariado.
-¿Ya ha empezado a trabajar en la exposición coruñesa?
-Realmente se sabe muy poco de esa etapa. No es muy rica desde el punto de vista numérico de su producción, porque era muy joven. Pero es en A Coruña donde aprendió a pintar. La mayor parte de esa obra se concentra en el Museo Picasso de Barcelona, al cual la donó el propio artista. Además, hay material repartido entre sus hijos y sus nietos. Mi misión es recopilar todo ese material para la exposición coruñesa. Ya hemos empezado, pero ahora, tras la apertura de la exposición de Madrid, que nos ha llevado ocho meses de trabajo, podré centrarme más en A Coruña.
-¿Hay obras interesantes?
-Sí, y también muy curiosas. Entre París y Barcelona tenemos todos sus periodiquillos, que utilizaba a modo de carta para comunicarse con sus familiares en Málaga. Uno se titula Azul y blanco y el otro La Coruña . Hemos comprobado que no son fantásticos, se nutría de detalles de la realidad. Y, en cuanto al formato, imitaba los periódicos de la época y la revista Blanco y Negro . Es uno de los aspectos a investigar.
-Se ha anunciado que se expondrán piezas inéditas. ¿Se descubrirán Picassos coruñeses a estas alturas?
-No se crea que vaya a haber revelaciones extraordinarias. Repito que Picasso era entonces muy joven. Además, hay cosas que están estropeadas o destruidas. Pero lo interesante será ver su obra en el contexto de su tiempo, que queremos recrear. No es un genio salido de la nada. Como todos los artistas, Picasso es fruto de su tiempo. Procesa lo que hay a su alrededor y crea. Y hay un tiempo coruñés en el que le cambia la mirada. Sin A Coruña no se entiende el Picasso más conocido, el de Las señoritas de Aviñón y Guernica .
-¿Es la etapa coruñesa la más desconocida del pintor?
-Sin duda. Sabemos muy poco. De Málaga también hay pocas cosas, pero era más niño. Tenemos que darnos prisa en dar con esas huellas coruñesas, porque ha pasado ya más de un siglo y los rastros se van borrando. Hay que hacerlo ahora. Se puede encontrar material nuevo y revelador en A Coruña, de eso estoy segura. Lo que es evidente es que una comisaria no puede andar buscando por el mundo entero. Aprovecho para hacer un llamamiento a los gallegos y coruñeses, a historiadores, sociólogos, estudiosos en general. Tenemos un año y medio. Hay tiempo. ¡Ayúdenme! [risas].
-Están creando un colegio internacional para investigar la obra del artista. ¿Entra A Coruña en ese proyecto?
-Desde el Museo Picasso de París queremos relanzar la investigación en torno al artista. Actualmente estamos creando un colegio internacional para animar la investigación. París, Málaga, Barcelona, Irlanda, Estados Unidos? Entran muchos sitios y, por supuesto, A Coruña tiene que estar ahí. Será como una asociación de investigadores de varios ciudades y países. Estamos debatiendo qué herramientas científicas son necesarias. Una de las ideas es crear una revista conjunta, no solo sobre Picasso, sino sobre arte.
-¿Se expondrán en A Coruña obras de otros artistas de la época?
-Esa es una de las ideas. Lo que falta en el caso del Picasso coruñés es un trabajo de investigación que parta de un interrogante diferente. No hay que buscar en un círculo cerrado. Repito que es fruto de su tiempo, por eso recrearemos ese tiempo.
-Algunos expertos consideran que su primera obra maestra es «La muchacha de los pies descalzos» (1895), que custodia el Museo Picasso de París y que se exhibe en Madrid. ¿Está de acuerdo?
-Me parece una obra importante. De ese óleo me interesa mucho la puesta en escena. La pinta como si fuese una muñeca, como un objeto de devoción, casi una reliquia. Es una obra que bebe de la cultura popular y también de la alta pintura, que remite a Murillo.
-Su identidad se desconoce. Que si era su novia, que si una modelo contratada por su padre, que si una mendiga...
-Creo que no tomó una modelo; que esa muchacha, esa gitanilla, es una alegoría de lo español y la española.
-En A Coruña hay numerosos cuadros firmados «Ruiz», marinas sobre todo, cuyos propietarios atribuyen al niño Picasso. ¿Conoce este asunto?
-El universo de Picasso es complicado en lo que se refiere a las autenticaciones. Muy pronto aparecieron cuadros falsos. De hecho, sus compañeros de la escuela de Barcelona ya lo imitaban. Lo que me dice usted es probablemente parte de lo que queda por estudiar.