La Voz de Galicia

Eva Yerbabuena acerca el flamenco más visceral al «intenso» público japonés

Cultura

EFE

«Aquí la gente te espera de verdad, vengo siempre encantada», indicó la bailaora, que se mostró fascinada por el «respeto, sabiduría y saber estar» del público tokiota.

21 Oct 2009. Actualizado a las 14:52 h.

A la bailaora española Eva Yerbabuena le impresionan más «los intensísimos silencios que los aplausos» del público en Japón, donde el flamenco fue en su día «una revolución y está ya consolidado», según aseguró hoy en una entrevista con Efe.

«La Yerbabuena» se encuentra en Tokio, ciudad en la que vivió seis meses a principios de la década de los 90, con sus espectáculos «Santo y Seña» y «Yerbabuena», que han entusiasmado a un público nipón «con un conocimiento impresionante».

«Hace años, cuando el flamenco llegó a Japón, fue como una revolución. Ahora ya está consolidado: la gente tiene sus escuelas, imparten sus clases, viven del flamenco y para el flamenco», aseguró la bailaora granadina poco antes de ofrecer la segunda y última función de su estancia en Tokio.

La pasión japonesa por el flamenco se puede palpar en los numerosos tablaos que hay en la ciudad, como «El Flamenco», considerado un santuario del arte jondo y que fue precisamente el escenario del debut nipón de una jovencísima Yerbabuena en 1993.

«Mi primera vez en Japón fue aquella. Prácticamente fue mi viaje de bodas: me casé y me vine a trabajar al tablao El Flamenco durante seis meses», recuerda la bailaora, nacida en Fráncfort (Alemania) por casualidad pero que volvió a los 15 días de vida a la tierra de sus padres, Granada.

Tras aquel contrato de medio año en «El Flamenco» -el mismo tablao que ha acogido a figuras como Cristina Hoyos o Sara Baras-, Eva volvió luego a Japón para hacer un espectáculo con Shoji Kojima, uno de los pioneros del flamenco en este país, conocido como «el gitano japonés».

«Después estuve casi once años sin venir y cuando volví fue un día muy especial, inolvidable», rememora «La Yerbabuena», que se reencontró de nuevo con Tokio en 2005, 2006 y 2007 para presentar coreografías como «Eva» o «A cal y canto».

«Aquí la gente te espera de verdad, vengo siempre encantada», indicó la bailaora, que se mostró fascinada por el «respeto, sabiduría y saber estar» del público tokiota.

Para «La Yerbabuena», Premio nacional de Danza 2001, los japoneses son gente «a la que le cuesta exteriorizar, pero cuando lo hacen es impresionante». Por eso, asegura, «el flamenco tiene mucho que ver con ellos, porque se trata de sacar de dentro hacia afuera».

Se trata de una cuestión «visceral» y «de emociones», que los nipones expresan a su manera, apunta Eva, que recuerda la intensa reacción del público tras su actuación este martes en el abarrotado Bunkamura Orchard Hall de Tokio.

«Me emocionó la forma de aplaudir, con qué intensidad y qué respeto. E incluso más aún un silencio, en un momento del espectáculo casi al final, que fue intensísimo y se palpó desde el escenario», señala la bailaora, para quien el flamenco comparte algunas características con el tradicional teatro Kabuki japonés.

Los cerca de 1.500 espectadores que llenaban el Bunkamura Orchard Hall, uno de los teatros más importantes de la capital, se rindieron ayer ante las coreografías de «Santo y Seña», en la que el ballet flamenco de Eva Yerbabuena intenta «resumir diez años de compañía»

El espectáculo se estrenó el Teatro de la Maestranza de Sevilla en 2007, «con la sorpresa de que gustó muchísimo, no hemos dejado de trabajar con él».

«Yerbabuena» es una versión simplificada de «Santo y Seña», en la que Eva conquista sola el escenario durante una hora y media en una coreografía «en la que la música está muy presente».

Tras su rápido paso por Japón, de apenas tres días, La Yerbabuena tiene la agenda repleta: «Ahora mismo lo que quiero es trabajar con 'Lluvia'», afirma en referencia a su último espectáculo, estrenado el 28 de febrero en Jerez.

«Luego tenemos trabajo en Argentina, Londres, Brasil... Y siempre hay algún proyecto nuevo que está ahí, dando qué hacer, pero todavía prácticamente ni ha empezado. Aún no está en papel, pero está rondando», sonríe.


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