La Voz de Galicia

Sucasas, un artista de ida y vuelta

Cultura

Luis Pousa La Voz / Redacción

El pintor, que ayer falleció en Vila de Cruces, forjó su obra entre América y Galicia

27 Jun 2012. Actualizado a las 15:14 h.

Fue Alfonso Sucasas Guerra (Lalín, 1940-Vila de Cruces, 2012) uno de esos pintores paradójicamente vitalistas y entusiastas que emergieron en la cruda y estéril posguerra. Uno de esos artistas revoltosos, que se forjaron a sí mismos en los talleres, entre los cacharros y pinceles del creador, pero también en las buhardillas donde se cocinaban nuevas escuelas y tendencias en unas charlas que siempre desembocaban en el amanecer. Sucasas falleció anoche en su residencia de Vila de Cruces, donde habita otro de los imprescindibles de la cultura gallega del último medio siglo, Xosé Neira Vilas, que coincidía con el pintor en que el arte y las letras no pueden ser jamás un reducto elitista, sino una forma de comunicación y de conectar con los otros.

Con Sucasas se va uno de los últimos representantes de aquella pintura gallega de posguerra que tanto le debe al exilio y a las conexiones con la Galicia americana. Fue a su manera un pintor de ida y vuelta. Se iba de la pintura, e incluso de Galicia, pero siempre regresaba. Era un autor inquieto que, tras fracasar en su ingreso en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando de Madrid, decidió largarse con solo 18 años a Venezuela a hacer las Américas. Sus Américas. Tras un fugaz regreso a Lalín, volvió a atravesar el Atlántico para probar de nuevo suerte en Brasil. Y siete años después aterriza por enésima vez en Galicia para quedarse ya orbitando para siempre entre Lalín, Vigo, Compostela y, finalmente, Vila de Cruces.

Como el otro gran creador de Lalín, Antón Lamazares, Sucasas parecía absorber del humus, de la raíz misma de la tierra, la energía de una pintura que iba (que va) más allá de las simples etiquetas de expresionismo y figuración, en la que creía, según sus propias palabras, de una forma «casi teológica». Era, lo dicho, un pintor de ida y vuelta. Así que un día, en Brasil, también se fue del arte figurativo y coqueteó con las formas de Paul Klee. Pero, como siempre, volvió. Regresó a Galicia y a sus figuras humanas.

El pasado marzo clausuraba en Vigo la gran exposición antológica de su vida. Allí nos contó la historia de su arte, de 1958 a este 2012. Un camino que siempre fue, y será, de ida y vuelta.


Comentar