Carlos Seijo recreó virtualmente y en 3D para el Guggenheim el estudio de Bacon
Cultura
El trabajo del creador coruñés es uno de los atractivos de la exposición del museo vasco
03 Nov 2016. Actualizado a las 05:00 h.
«Solo puedo pintar aquí, en mi estudio. He tenido otros muchos, pero llevo aquí casi treinta años y resulta ideal para mí. No puedo trabajar en sitios que estén demasiado ordenados. Me resulta más fácil pintar en un sitio como este, que está hecho un desastre. No sé por qué, pero me ayuda». Con esta franqueza confesaba Francis Bacon (Dublín, 1909-Madrid, 1992) su devoción por este espacio; es más, no encontró sosiego para crear hasta que dio con ese estudio, ubicado en el número 7 de Reece Mews, Londres. A su muerte, el taller de South Kensington permaneció cerrado hasta que en 1998 su heredero, John Edwards, legó su contenido al museo dublinés de Hugh Lane, adonde fue literalmente trasplantado y en el que se expone desde el 2001. La reconstrucción fue realizada por un grupo de arqueólogos y artistas con un rigor milimétrico, incluso se llevaron el polvo acumulado, los deshechos, las paredes...
Dada la importancia de esta estancia, el museo Guggenheim de Bilbao quería contar de alguna forma con este lugar casi sagrado para completar la fantástica muestra que preparaba sobre el pintor irlandés. Ante la imposibilidad física de trasladarlo de nuevo, decidió que debía reproducirse digitalmente la habitación para que los visitantes de la muestra pudiesen contemplar el estudio.
De la mano de la productora vasca Pixel, el creador gallego Carlos Seijo (A Coruña, 1980) asumió el encargo de recrearlo y marchó a Dublín. Enseguida sufrió su primera decepción: «Pretendía acceder ao interior da habitación cun robot, pero resulta que o propio estudo é unha obra de arte e está selado». Una caja hecha de cristal, de 50 centímetros de grosor, delimita la entrada en la misma puerta, como un vestíbulo, y desde allí Seijo hubo de tomar las fotografías -más de un centenar- que después montó en un formato esférico utilizando unas medidas en 3D efectuadas con láser. Las enormes dificultades que entrañaba trabajar desde la puerta impidieron grabar el techo, motivo por el que «foi recreado con realismo pero de forma absolutamente virtual».
Lo que puede ver el visitante en la exposición Francis Bacon, de Picasso a Velázquez (abierta hasta el 8 de enero), en el espacio didáctico de la sala 201, y a través de un dispositivo Oculus Rift, es la recreación del estudio de Reece Mews con «unha mestura de vídeo esférico en 360? e realidade virtual, con obxectos en 3D e unha parte con posibilidades interactivas», describe Seijo, que explica que invirtió algo más de un mes de trabajo en un encargo -«esta teletransportación virtual»- de cuya ejecución está orgulloso. Fue muy emocionante, dice, poder «levar á xente ese algo de Bacon que aínda segue vivo dentro do seu enigmático estudo. É que a tecnoloxía, sen creatividade, sen emoción, non serve», advierte Seijo.
El artista coruñés con taller en Santiago es un pionero de estas técnicas en Galicia -«neste campo queda todo por facer»-, aunque, dice, están más dirigidas al ámbito de la publicidad, la promoción y la investigación.