El pianista James Rhodes actuará el 10 de marzo por primera vez en Galicia
Cultura
El Palacio de Congresos de Santiago acogerá un pase del mediático músico y escritor
28 Jan 2017. Actualizado a las 12:34 h.
Es pianista, pero la fama le ha llegado fundamentalmente por un libro. Se trata de Instrumental. Memorias de música, medicina y locura (2014), su autobiografía. Ahí James Rhodes (Londres, 1975) se abre en canal ante el mundo. Explica el infierno vivido en su infancia y cómo lo purgó gracias a la música. La crudeza con la que relató en ese volumen los abusos sexuales que durante cinco años padeció de su profesor de boxeo conmovieron a miles de lectores. La forma en que traslada a palabras su amor por la música estiró la emoción. El personaje en sí, totalmente atípico en la escena clásica, puso el resto, y lo convirtió en un fenómeno mediático.
Hoy Rhodes es el tipo de gafas y pelo enmarañado que salió en el Salvados, el concertista de piano que toca a Chopin con sudadera y vaqueros o el divulgador que mezcla música clásica y cultura pop irritando a los puristas. Eso es lo que se podrá ver el 10 de marzo en el Palacio de Congresos de Santiago, en lo que será su debut en Galicia. Mañana, a las 18 horas, la productora Primer Beat pone a la venta las entradas en Ticketea. El precio irá de 20 a 30 euros. La bola de nieve que se ha formado augura lleno total.
Las cifras hablan por sí solas. Solo en España, la editorial Blackie Books ha despachado más de 75.000 copias de ese primer libro que llegó a estar bloqueado por la justicia británica. Su contenido -que incluye los abusos sexuales sufridos, los intentos de suicido protagonizados y las enfermedades mentales padecidas por ello- se quiso vetar. Fue su exesposa, temiendo que lo recogido en el texto dañase a su hijo, quien intentó pararlo. El caso llegó al Tribunal Supremo, que dio luz verde a su publicación. Todas estas dificultades jugaron a su favor. La obra se convirtió en un éxito que se pretendió estirar la pasada Navidad.
Fue con Toca el piano, interpreta a Bach en seis semanas. El título lo dice todo. También es provocador. Pero en ese caso lo es respecto al supuesto encorsetamiento de la música clásica que Rhodes denuncia de continuo. Autodidacta en la mayor parte de su formación, el músico británico juega el papel de enfant terrible. Divide a los aficionados por un lado. Por otro seduce a los profanos que, de su mano, entran en el mundo de la clásica por primera vez. Y, como si de Madonna o Kayne West se tratase, alimenta la rueda con declaraciones impactantes, recreándose una y otra vez en sus traumas infantiles, sus deseo de romper los convencionalismos artísticos y hasta sus posturas políticas. Sí, también exterioriza su odio a Donald Trump.
En lo que hace sobre el escenario han surgido voces críticas. Se cuestiona la novedad de su supuesta modernidad desaliñada, apelando a músicos como el violinista Ara Malikian o los pianistas Maria João Pires y Lang Lang, a los que siempre les ha gustado coquetear con lo alternativo. También se pone en duda su técnica, que según algunos críticos genera deficientes ejecuciones. Además, se reprueban sus discursos entre en pieza y pieza, desvirtuando el ritual del concierto tradicional. Frente a ello, existe un público curioso por verlo y otro convencido por haberlo visto. Convierten cada actuación suya en un triunfo. En Santiago seguramente ocurrirá lo mismo.