Aporofobia, el odio a los pobres que ya no esconde la RAE
Cultura
El diccionario de la lengua española incorporó este miércoles 3.345 novedades y modificaciones, entre ellas «posverdad», «chusmear», «mariposear», «pasada», «buenismo» y «postureo». Revisa también la acepción de «sexo débil»
21 Dec 2017. Actualizado a las 10:08 h.
Aporofobia -que no aporafobia-: odio a los pobres; miedo, repugnancia u hostilidad ante el que no tiene recursos, ante el desamparado.
El pasado julio, cinco sintecho vinculados a la oenegé Arrels pusieron en marcha una campaña en Internet para que la RAE considerase la incorporación de la palabra aporofobia en su diccionario. Josep, Manuel, Davide, Joan y Antonio, que desde el 2010 batallan en Twitter para dar visibilidad a un colectivo no solo invisible, también repudiado, interpelaron a la institución cultural a través de la cuenta que gestionan colectivamente (@Placido_Mo), instando a los académicos a incluir en su glosario un término con 20 años ya de uso.
«Es un término de formación correcta, pero no lo recoge el diccionario de momento por su escasa presencia en textos», respondió educadamente la RAE. Pero acabaron haciéndoles caso. Su última revisión, que se hace efectiva este miércoles, incluye ya la propuesta.
No es la única, solo una de las 3.345 novedades -nuevas palabras, acepciones- y enmiendas -matizaciones en las definiciones- del diccionario de la real academia de la lengua española aprobadas por el pleno de esta institución la semana pasada. Desde ahora, nuestro repertorio lingüístico oficial recogerá neologismos como posverdad -«distorsión deliberada de una realidad que manipula creencias y emociones con el fin de influir en la opinión pública y en actitudes sociales»- o nuevas acepciones de términos, como el matiz despectivo y discriminatorio de la expresión sexo débil.
Otras nuevas incorporaciones son: acoso escolar, hummus, buenismo («actitud de quien ante los conflictos rebaja su gravedad, cede con benevolencia o actúa con excesiva tolerancia»), cliquear («hacer clic, pulsar el botón del ratón informático, preferible a la palabra pinchar») y cliqueo, nota («persona a la que le gusta llamar la atención o que tiene un comportamiento inconveniente»), saga, amusia («incapacidad de reconocer o reproducir tonos o ritmos musicales»), pasada («algo exagerado, extraordinario o fuera de lo normal»), chusmear («hablar con indiscreción o malicia de alguien o de sus asuntos»), audiolibro, vallenato, ataché (maletín para llevar documentos), pinqui («prenda femenina que cubre la planta, el talón y los dedos del pie y que se pone para proteger este del calzado») postureo («actitud artificiosa e impostada que se adopta por conveniencia o presunción»), bocas («bocazas») o mariposear (andar o vagar de un lugar a otro cambiando de objeto de interés o sin propósito establecido).
El «sexo débil» es «despectivo»
Hasta este mes, aquel que echase mano del diccionario para consultar sus dudas sobre la palabra sexo, no solo se encontraba acepciones como «condición orgánica, masculina o femenina, de los animales y las plantas»; «conjunto de seres pertenecientes a un mismo sexo»; «órganos sexuales»; o «actividad sexual»; sino también con un apunte sobre las expresiones «sexo débil» y «sexo fuerte». «Conjunto de las mujeres», indicaba la RAE para definir la primera. La descripción, calificada como micromachismo por buena parte de los usuarios de este servicio, ha sido matizada este diciembre. La academia de la lengua especifica ya que «sexo débil» se utiliza «con intención despectiva o discriminatoria». «Jamás tendremos un diccionario políticamente correcto», ya que sería «destruirlo», recalca Darío Villanueva, director de la RAE, que explica que están trabajando en que sea el «más igualitario» hasta la fecha.
El diccionario ha revisado también la denominación de oficios como jueza, que se recogía hasta ahora como «mujer de juez», o embajadora, como «mujer de embajador», y ha incluido la adición de la forma acoso escolar, que se define como «el acoso en centros de enseñanzas que uno o varios alumnos ejercen sobre otro con el fin de denigrarlo y vejarlo ante los demás».
Hay también bajas en la biblia de la RAE. Algunas palabras obsoletas han desaparecido del diccionario, de tal forma que 20 vocablos en desuso han sido suprimidos de la versión digital. Un ejemplo: inceptor.
El rechazo a los desfavorecidos
Dice Adela Cortina que la aporofobia es el nuevo mal de nuestro tiempo, que la ola de xenofobia que afecta Europa y los Estados Unidos tiene su origen en el rechazo al pobre, ese que parece que no puede ofrecernos nada bueno. De la tesis de esta catedrática de ética, Premio Nacional de Ensayo 2014, nace este término recién abrazado por la RAE, un vocablo con el que la filósofa se esfuerza por diferenciar la actitud de rechazo al miserable frente a la xenofobia o el racismo.
Pero, ¿existe realmente la aporofobia, un odio concreto hacia los pobres? Existe, vaya si existe. El mes pasado, Flor, de 85 años, sin techo ni bienes ni familia, fue atacada brutalmente por cuatro jóvenes en la madrileña calle de Fuencarral, donde pasaba la noche a la intemperie. Los agresores, que la golpearon en la cara y en el estómago, la dejaron semiincosciente. En enero, otros cuatro menores la emprendieron a golpes con un sintecho portugués en La Línea, Cádiz. Le arrojaron piedras, botellas de cristal. Le arrastraron por el suelo, le obligaron a desnudarse y le robaron la documentación. En junio, un hombre fue detenido por la Guardia Civil de Murcia después de haber quemado vivo a un mendigo en una casa de Beniaján. En el 2005, tres chavales de la zona alta de Barcelona le prendieron fuego a una indigente en un cajero por pura diversión. María Rosario Endrinal, Charo, que así se llamaba, falleció.
Según el Observatorio Hatento, que contabiliza los delitos de odio sufridos por personas sin hogar, el 47 % de los sintecho segura haber sufrido un incidente o delito de odio, y casi un 25 % dicen haber sido víctimas de agresiones de carácter físico basadas en la intolerancia hacia su situación de exclusión. En un 28,4 % de las experiencias analizadas por esta organización, los agresores fueron chicos jóvenes.