John Muir, el viejo guardián de Yosemite
Cultura

Capitán Swing publica los escritos del mítico conservacionista, a la altura de Thoreau
13 May 2018. Actualizado a las 05:00 h.
Pese a que su importancia es similar a la Henry David Thoreau, John Muir (Dunbar, Escocia, 1838-Los Ángeles, 1914) es un absoluto desconocido en España. Su postura está marcada por un personal misticismo, pero eso no impide que su audaz naturalismo resulte hoy clave en Estados Unidos para entender una joya medioambiental como el californiano Parque Nacional de Yosemite, que no se explica sin la pionera contribución del conservacionista británico de nacimiento. Muir se instaló en este valle -que debe su configuración a la erosión provocada por los glaciares de Sierra Nevada- y dedicó más de cuatro decenios al estudio y la defensa de su valor, aunque no por eso deban olvidarse, por ejemplo, sus viajes por Alaska. Gracias a las exigencias de este pensador, Theodore Roosevelt -a quien acompañó en un recorrido por el parque- creó las estructuras necesarias (el National Park Service) para preservar salvaje tan singular espacio. Como Thoreau, también vivió en una cabaña -donde escribió parte de su obra- y reivindicaba las bondades de visitar la montaña.
El sello Capitán Swing ya publicó el primero de los dos volúmenes que conforman Escritos sobre naturaleza, que rescata sus obras fundamentales. Este tomo incluye los libros La historia de mi infancia y mi juventud (1913), Mi primer verano en la sierra (1911) y Stickeen (1909), además de tres ensayos breves: Salvad la secuoya roja, Lana salvaje y Los bosques americanos.
Muir -afirma el escritor Robert Macfarlane en el prólogo- «te da botas de siete leguas, es capaz de ascender las altas montañas en un solo párrafo» y su escritura nunca es complaciente. Él vivía alegre es un rol difuso: «Soy un poeta-vagabundo-geólogo-botánico y ornitólogo-naturalista, entre otros», dijo a un amigo.