«Star Wars», detrás de las máscaras
Cultura
Los actores Paul Kasey, Harley Durst y David Santana relatan en el festival Metrópoli de Gijón su trabajo en la saga galáctica
08 Jul 2018. Actualizado a las 14:20 h.
Tras las máscaras del malvado Moloch, el almirante Raddus y un soldado imperial se esconden los rostros del australiano Harley Durst, el británico Paul Kasey y el canario David Santana. Si se volviesen a vestir como sus personajes de Star Wars, seguramente podrían pasar inadvertidos entre las decenas de aficionados de la saga galáctica que se han presentado en el festival Metrópoli de Gijón con los trajes de sus héroes o villanos favoritos. Una especie de anonimato que constituye todo un lujo para los actores en estos tiempos. «En la calle la gente no me conoce y puedo llevar un día a día de lo más normal», explica Kasey. «Eso sí, en reuniones como esta, donde se dan cita un montón de fans de Star Wars, sí que me reconocen», añade. Para Durst también representa una ventaja, porque le permite estar en un filme de alcance global y, al mismo tiempo, no dejarse engañar por el supuesto glamur del cine. «Cuando empecé con 20 años coincidí en un programa matinal en televisión con Pamela Anderson. Al principio estaba emocionado, pero luego, al verla allí, siguiéndole el juego a un mago, no lo vi nada glamuroso. Me di cuenta de que era su trabajo y, en el fondo, somos gente normal haciendo lo que hacemos por un salario».
El personaje de Moloch en Solo también le ha permitido a Durst, siendo un villano, disfrutar más que con un héroe. «El lado oscuro es más divertido. Los héroes tienen un concepto demasiado elevado de sí mismos». «Con ese tipo de personajes puedes acceder a emociones con las que habitualmente no trabajas», coincide Kasey. Además, no todo suele ser blanco o negro, sino que hay matices. «Aunque no estén en el lado bueno de la historia, ellos creen en lo que están haciendo. Puedo entender a los villanos y por qué hacen lo que hacen», explica Durst.
Los actores también hablaron de cómo las nuevas tecnologías digitales han transformado su trabajo. «Después de interpretar al almirante Raddus en Rogue One, mucha gente creía que no era real, que era todo generado por ordenador», recuerda Kasey. Sin embargo, si algo caracteriza las últimas películas de Star Wars es precisamente su regreso a un estilo más basado en la interpretación y no tanto en lo informático. «A la hora de rodar tienes a treinta personas caracterizadas como criaturas. Solo eso ya marca una enorme diferencia», dice Kasey. «Y ver la máscara de Moloch sobre una mesa, entre toma y toma, ya solo eso impresiona», añade Durst. «Todo es real en la filmación. Te pones la máscara y cuando dialogas con otro personaje en una secuencia puedes ver su reacción en sus ojos».
Si para Durst este tipo de criaturas es algo relativamente nuevo -llegó al cine desde su trabajo como especialista, que le ha llevado a filmes como Wonderwoman-, Kasey lleva media vida haciéndolo gracias a su participación en la serie Doctor Who, en la que ha interpretado todo tipo de personajes icónicos, desde un Cybermen a un Ood. Son, como el protagonista de las historias, de origen extraterrestre, pero en el fondo transmiten emociones muy humanas, que llegan al espectador a través de máscaras o maquillajes. «Lo consigues con tu experiencia de actor y tu forma de entender el personaje, pero también debe mucho a la calidad de los guiones», detalla Kasey. «En ese sentido, Russell T. Davies es un auténtico genio, y Steven Moffat también ha hecho mucho por el personaje, desde otra perspectiva, con historias más complejas». Kasey ha trabajado con diferentes actores en el papel principal, como David Tennant, Matt Smith o Peter Capaldi: «Cada uno de ellos aporta una energía diferente, ninguno es igual a otro». Una variedad que se prolonga ahora que por primera vez una actriz, Jodie Whittaker, se vestirá como el Doctor, la Doctora, en su caso, algo que entusiasma a Kasey. «Todos deberíamos estar abiertos a todo. Así que, ¿por qué no?». Para Santana, la elección de Whittaker forma parte de una evolución natural de un personaje que ya tiene más de 50 años y que se mueve con el tiempo, aunque también lanza una idea sobre cómo la percepción del público acaba por influir en las producciones: «Imaginad que cuando Lucas hizo la trilogía original de Star Wars hubiese habido redes sociales...».
En esas redes se mezclan ya opiniones de distintas generaciones, padres que eran niños cuando vieron los primeros filmes y que ahora llevan a sus hijos a ver los estrenos actuales. Esa convivencia generacional también queda patente en el desfile que reúne a más de 300 personas caracterizadas como personajes de Star Wars, uno de los puntos fuertes de la última jornada este domingo de Metrópoli. «Hay algo para los adultos y también para los niños, lo cual demuestra la inteligencia de los guiones y de la dirección», valora Kasey. Para Durst, el recoger ese legado es importante. «De niño, mi personaje favorito era Han Solo», coincide con Santana, para quien Harrison Ford era todo un ídolo. «Por eso en Solo y en las nuevas películas creo que todos sentimos una mayor afinidad con esos personajes y no con Jar Jar Binks, s quien espero que no volvamos a ver». En todo caso, los tres actores auguran una larga vida a Star Wars y Doctor Who. «Me encantaría algún día saber cómo acaba todo esto», plantea Santana. «Aunque ya cuando El Retorno del Jedi pensábamos que había terminado de una forma genial, pero no, aún hay más». «Siempre habrá una nueva historia», le responde Kasey.