La Voz de Galicia

Pete Shelley: el artesano punk que cantó al amor no correspondido

Cultura

x. fraga x. fraga redacción / la voz (Inglaterra, 1955-Estonia, 2018)

El guitarrista y voz de Buzzcocks fue una de las figuras más influyentes de la escena musical independiente

08 Dec 2018. Actualizado a las 05:00 h.

En su ansia por hacer borrón y cuenta nueva para crear una nueva escena el punk estableció una serie de tabúes: cantar sobre el amor era pecado mortal. Sin embargo, una de las figuras emblemáticas del movimiento construyó toda su carrera en torno a este tema, casi exclusivamente en su variante de amor no correspondido. El británico Pete Shelley, fallecido el jueves en Estonia -donde se había establecido hace unos años- a causa de lo que se cree un ataque al corazón, no solo rompió ese tabú, sino que, al hacerlo, dejó para la posteridad una colección de canciones sobre lo que es amar sin reciprocidad. El título de la más conocida, Ever Fallen In Love (With Someone You Shouldn’t’ve), lo dice todo: ¿te has enamorado alguna vez de alguien de quien no deberías? En el caso de Shelley, un hombre heterosexual. El músico evitaba pronunciarse en público sobre su orientación sexual, pero sus letras buscaban explícitamente un punto de vista neutro, consiguiendo una identificación inmediata del oyente que viviese dilemas similares. El otro gran acierto de Shelley era su sensibilidad melódica, que le permitía encapsular en poco menos de tres minutos de artesanía pop con vigor punk un puñado de frases que sugerían mucho más de lo que en realidad contaban.

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Además de por un cancionero excepcional -en el que también brillan I Don’t Mind, Sixteen Again o Love You More- Shelley ejerció una notable influencia entre contemporáneos y generaciones posteriores. Junto a Howard Devoto organizó el primer concierto de los Sex Pistols en Mánchester -un momento epifánico al que acudieron futuros miembros de The Smiths, The Fall, Joy Division y el fundador de Factory Records- y, poco después, formaron Buzzcocks: su primer disco, un sencillo de cuatro canciones autoeditado, inauguró una nueva escena independiente cuyo espíritu aún sigue vigente hoy, 41 años más tarde.


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