La Voz de Galicia

Un siglo con Delibes, diez años sin él

Cultura

miguel lorenci madrid / colpisa
Miguel Delibes (Valladolid, 1920-2010), autor, entre otras muchas, de la novela «El hereje»

Alma y guardián del idioma castellano, el escritor vallisoletano fue uno de sus servidores más brillantes durante la segunda mitad del siglo XX

14 Mar 2020. Actualizado a las 05:00 h.

Hace diez años, el 12 de marzo, fallecía en Valladolid Miguel Delibes Setién, alma y guardián del idioma castellano, acaso su servidor más brillante en la segunda mitad del siglo XX. La triste efeméride es el pistoletazo de salida para un año cargado de actos conmemorativos, ya que en el 2020 se cumple también el primer centenario del nacimiento del escritor en Valladolid, el 17 de octubre de 1920. «Soy como un árbol, que crece donde lo plantan», decía de sí mismo el también periodista, académico y premio Cervantes, uno de los autores más leídos, queridos, admirados y recordados de su generación. Un imprescindible de la gran literatura en español, además de un referente intelectual y moral de su tiempo y todo un ejemplo de honestidad y compromiso.

La exposición que recorrerá en la Biblioteca Nacional de España (BNE) -ahora cerrada, las medidas contra el coronavirus han aplazado sine die la inauguración prevista para el próximo 20 de marzo- la trayectoria personal y vital del escritor, será uno de los actos centrales del Año Delibes. Se ocupará de su obra y de su legado, pero también de sus circunstancias familiares, aficiones, amigos... De su manera de trabajar y de entender la escritura y la vida, y de sus hábitos creativos y cinegéticos.

El periodista y escritor Jesús Marchamalo es el comisario de una exposición que reunirá más de doscientas cincuenta piezas, procedentes de instituciones como la Fundación Miguel Delibes, El Norte de Castilla, la Fundación Juan March, la propia BNE, o la Real Academia Española (RAE), docta casa en la que Delibes ocupó la silla e desde el año 1975 y hasta su fallecimiento.

Entre las piezas más relevantes de la exposición, estarán los originales de las principales obras del escritor y sus primeras ediciones, su correspondencia, objetos personales -prismáticos, relojes, gafas, abrecartas…-, fotografías y retratos -entre otros el de John Ulbricht que preside el salón de su casa en Valladolid- o el famoso lienzo Señora de rojo sobre fondo gris, un retrato de su mujer, Ángeles de Castro, obra del pintor vallisoletano Eduardo García Benito, que el escritor tuvo siempre tras la mesa de trabajo.

Dos perfiles

El primer apartado de la exposición se centrará en la biografía de Delibes. Su infancia, su relación con el abuelo francés, la vida al aire libre, el cazador y conservacionista, el caricaturista o el joven profesor. Una vida que trastocó el premio Nadal de novela que ganó en 1947 con La sombra del ciprés es alargada y orientó su carrera hacia la literatura. Reflejará también la imagen pública de Delibes, la más entrañable de su trayectoria y también la menos conocida del gran público.

La segunda parte se dedica a su obra, con un recorrido por su producción literaria y los temas y personajes de libros tan memorables como el mencionado La sombra del ciprés es alargada, El camino, Las ratas, Cinco horas con Mario, Los santos inocentes o El hereje, su última novela. Escritores, periodistas y figuras del mundo de la cultura reflexionarán sobre lo que significó para ellos la lectura de estas obras, cuyas primeras páginas ha grabado José Sacristán con motivo de la exposición.

Habrá un espacio dedicado a la relación de Miguel Delibes con el cine y el teatro que adaptó con enorme éxito algunas de sus obras, de las que surgieron películas como Los santos inocentes, Las ratas, La guerra de papá, El disputado voto del señor Cayo y adaptaciones teatrales como La hoja roja, La guerra de nuestros antepasados o Cinco horas con Mario. Tras su estancia en Madrid, está previsto que la exposición se traslade a la sala museo de La Pasión en Valladolid.

Carrera literaria

El Nadal catapultó la carrera literaria de Delibes, jalonada luego con distinciones como Premio de la Crítica, el Nacional de Narrativa, el Príncipe de Asturias, el Nacional de las Letras Españolas y el Cervantes. Fue además doctor honoris causa por la Universidad del Sarre, en Alemania, o Chevalier de L’ordre des Arts et de Lettres por el Gobierno de la República francesa.

La Fundación Miguel Delibes se suma a la BNE para organizar esta muestra junto a otras instituciones como Acción Cultural Española (AC/E), la Junta de Castilla y León y el Ayuntamiento y la Diputación de Valladolid.

«Notario de personas y geografías ya desaparecidas»

La presidenta de la Fundación Miguel Delibes e hija del escritor, Elisa Delibes, afirma que su padre «ya hablaba hace años de cuestiones que afectan especialmente al medio rural como la despoblación, la conservación de la naturaleza o la ecología». Precisamente, sobre conceptos como reto demográfico y España vaciada, ella recuerda un texto en el que él vaticinaba cómo su obra «pasará por notario de personas y geografías que ya han desaparecido».

Elisa cree que su padre es un autor no solo muy conocido, sino también «muy leído», gracias en parte a que sigue siendo «una referencia» en los centros educativos que marcan como lecturas para su alumnos títulos como Cinco horas con Mario. Cree, en ese sentido, que «lo primero debe ser leerlo» y recomienda la novela Los santos inocentes, «por breve y perfecta».

«Recientemente un catedrático de Literatura Española me dijo que mientras hay escritores que parece que no existieron, Delibes ha llegado más lejos», insistió su hija, quien destaca que una década después de su muerte «se le sigue reeditando, traduciendo y llevando al teatro», como, por ejemplo, los montajes de Señora de rojo sobre fondo gris con José Sacristán y de Cinco horas con Mario con Lola Herrera, como recoge Europa Press.

Elisa Delibes también se refirió a otro de los temas clave en los libros de su padre, la caza, que no solo narraba sino que practicaba con asiduidad y consideraba «necesaria» para mantener el equilibrio en la naturaleza. En esa línea, recuerda que él ya hablaba de la degradación del medio ambiente y no, como se le reprochaba, por ser un pesimista sino por puro realismo, como ahora se ha demostrado.


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