El personaje oculto de «Néboa»
Cultura
La banda sonora de la serie, firmada por Remate, cosecha elogios de la crítica por su capacidad para crear atmósferas y su sutil contribución a la narración de la trama
25 Jun 2020. Actualizado a las 13:37 h.
Hay bandas sonoras que tienen una vida más allá de su emparejamiento con las imágenes de la película o la serie para las que fueron escritas. Es el caso de las composiciones de Remate para Néboa, cuya edición en disco prolonga los elogios que ya recibió durante la emisión de la serie de Voz Audiovisual para TVE. La revista británica MOJO la ha elegido la banda sonora del mes en su último número: el crítico Andrew Male subraya cómo las piezas consiguen crear unas atmósferas que recuerdan a lo mejor del giallo o cine de terror italiano, a la vez que añaden «peso narrativo y subtexto» a la trama, convirtiéndose en un «personaje oculto» que vigila el destino de los protagonistas de la historia.
El alma de Remate, Fernando Martínez de la Serna (Madrid, 1974), confirma ese papel vehicular de la música, que ve como una pieza clave en la diversidad de componentes que confluyen en una serie: «Están el director, la fotografía, la dirección de arte, los actores, la música». No se trata de un mero acompañamiento que se limita a describir lo que aparece en pantalla -«Como la voz en off de esas películas malas que te cuentan lo que ya estás viendo», compara-, sino que se integra desde el nacimiento del proyecto. La clave, por tanto, es trabajar ya desde el guion. «Frente a quienes consideran la música como un aspecto más de la posproducción, que también se puede hacer bien aunque no es lo mismo, creo que debe estar ya desde el mismo inicio», subraya.
Este planteamiento se ha beneficiado, además, de la sintonía entre el compositor y el director de Néboa, Gonzalo López-Gallego, hasta el punto de contribuir a la escritura de algunas de las piezas, como El final. «Gonzalo tiene un oído superlativo», explica Martínez de la Serna. «Y en El final su parte es tan significativa que el resultado es un trabajo a medias. Además, es muy exigente. Yo le presentaba una idea y él me decía: ‘Me gusta, pero creo que puedes llegar a más’. Prefiero ese sistema de trabajo que te empuja a uno más conformista», añade el músico.
Por tanto, por paradójico que parezca, es precisamente entrar en el corazón de la historia, asumir su identidad, el camino para que luego la banda sonora adquiera su independencia de las imágenes. Martínez de la Serna explica que hay dos vías para conseguirlo: «Puedes tratar de escribir la música desde el interior de los personajes o componer a partir de las tramas o los lugares». Este último método, por ejemplo, es característico de Angelo Badalamenti. «Es que tú escuchas Twin Peaks y estás allí, en Twin Peaks», sostiene el compositor de Néboa.
Martínez de la Serna tiene una larga trayectoria artística como Remate, aunque su faceta cinematográfica es relativamente breve. «He tenido la suerte de tener proyectos muy interesantes», reconoce. Su primer encargo fue la música para Too Much Johnson, el filme perdido de Orson Welles que se encontró en un almacén en Italia en el 2013. Le siguieron el acompañamiento en directo de Un perro andaluz, de Luis Buñuel, y trabajos con Isabel Coixet. Ambas facetas, la fílmica y la estrictamente musical, conviven sin problemas en Remate. «Son tan distintas que no ocupan el mismo espacio y pueden coexistir sin problemas», describe el artista, quien reconoce que ahora mismo prima más lo audiovisual. Fiel a su espíritu de exploración, cree que es el ámbito en el que aún tiene «más por hacer».