Cuando Xoel López fue John Lennon
Cultura
Hace 25 años, siendo un desconocido, participó en el programa de imitaciones «Lluvia de estrellas» emulando a The Beatles
24 Nov 2021. Actualizado a las 17:15 h.
Se lo propuso un amigo. Dijo que sí sin saber muy bien a lo que iba. Y, cuando se dio cuenta, se había convertido en un replicante de John Lennon cantando Help! en un programa de audiencia millonaria. Ocurrió en noviembre de 1996 y el protagonista de la escena es Xoel López, hoy figura clave del pop nacional y entonces un estudiante de Magisterio de 19 años que acababa de formar la banda de revival Elephant Band. «Fue mi primera experiencia televisiva, algo muy entrañable. Me lo pasé muy bien», recuerda.
El amigo que lo maquinó todo es Chema Ríos, un conocido ginecólogo coruñés, devoto de The Beatles y poseedor de unas de las colecciones de memorabilia del grupo más importantes de Europa. «El tío de Xoel, que era amigo mío, me dijo que su sobrino tenía un grupo. Lo fui a ver a un concierto y me gustó mucho como cantaba. Poco después, le propuse la idea de presentarnos al programa y que él fuera John», dice. Se trataba de Lluvia de estrellas, un espacio de imitaciones que emitía Antena 3.
Chema, que se reservó la plaza de George Harrison, contactó también con Juan de Dios Martín. Tocaba ya con Los Limones y, tiempo después, acabaría siendo músico del propio Xoel López en Deluxe y productor de grupos como Amaral o Barón Rojo. «Me dijo que yo podía dar el pego como Ringo Starr y me apunté, sin pensarlo. Pensé en mi colega Jaime, que aunque no fuese bajista, bien podía hacerlo». Jaime del Río estudiaba derecho y le daba a la guitarra. Hoy es procurador, aunque sigue ligado a la música. «Fue una experiencia única. No esperaba pasar el primer corte y llegamos bastante lejos», confiesa.
El grupo superó una primera selección en Santiago. Luego, otra en Vigo. Y entraron en el programa tropezando con sus normas: «No nos dejaron tocar, que es lo que queríamos. Nos obligaron a que fuese playback con voces en directo», señala Xoel. Después, con un equipo que estaba lejos de su perfeccionismo beatle: «Nos daban instrumentos que no eran iguales que los del grupo y así no se puede imitar a The Beatles», expone Chema. Fue él quien llevó el mítico bajo Höfner de Paul McCartney, la guitarra Rickenbacker de John Lennon y la Gretsch de Geroge Harrison. «En la batería pusimos el logotipo del grupo en el bombo. Solo faltaban las letras de Ludwig», precisa.
Pasaron tres fases del concurso. Tocaron la primera vez I Feel Fine. La segunda, I Want To Hold Your Hand. Y la tercera, Help! «De entrada, fuimos un poco de cachondeo. Yo ni siquiera tocaba la batería entonces y me puse a ello», asegura Juan de Dios. «Aquello era un poco caótico. Nos metían en un camerino a ocho o nueve concursantes, pero al final se generó una especie de Gran Hermano», rememora Jaime que junto a Xoel burlaba la vigilancia de Chema. «Yo era más mayor y hacía de padre —se ríe el médico—, pero cuando me dormía se escapaban por las noches». Xoel lo corrobora: «Teníamos 19 años y, estando en Madrid con todo pagado, flipábamos con la posibilidad de ver conciertos de grupos internacionales. Fuimos mucho a la sala Moby Dick». En el plató se encontraron con otros concursantes que acabaron siendo ilustres. «Estaba David Civera, del que nos hicimos colegas —comenta Jaime—. Quería salir con nosotros, pero no le dejaban. Solo tenía 17 años y su padre era muy estricto».
Los coruñeses tuvieron que aguantar el humor de trazo grueso de Bertín Osborne, presentador del programa. «Se metía con nuestro acento, haciéndolo mal y exagerado», recuerda Xoel. «Eso no era agradable, a mí no me gustaba nada», añade Jaime del Río. Llegaron a semifinales. En A Coruña media ciudad estaba pendiente. «Ibas al súper y la cajera te decía "¡Ánimo!" como si fuéramos un equipo», dice Xoel. Y eso le generó una expectativa no prevista: «La primera vez yo estaba deseando que nos echaran, pero como llegamos hasta semifinales, ahí sí que tuve la sensación de querer ganar».
No pudo ser. Un imitador de Serrat se interpuso en su camino. La aventura no pudo alcanzar el destino que, al final, ya deseaban. Se volvieron para Galicia con una sonrisa y estrecharon una amistad que todavía pervive. «Tenemos un grupo de WhatsApp en el que hablamos a diario. Y quedamos para vernos tres o cuatro veces al año», comenta Jaime.