La Voz de Galicia

Jaime Chávarri adapta libremente a Fernando Aramburu en «La manzana de oro»

Cultura

Antonio Paniagua Madrid / Colpisa
Jaime Chávarri, entre Sergi López y Marta Nieto.

La película gira en torno a unas jornadas de poetas que se reúnen en un convento gallego

01 Sep 2023. Actualizado a las 05:00 h.

La veta humorística de Jaime Chávarri regresa tras mucho tiempo alejado de la industria. Después de 17 años de ausencia del panorama cinematográfico, el director retorna con una comedia coral en la que satiriza el mundillo de los poetas, su vanidad, sus insidias, sus traiciones y sus egos desmedidos. La manzana de oro, que se estrena este viernes con un reparto en el que destacan Marta Nieto, Sergi López, Adrián Lastra y Vicky Peña, supone el retorno de un Chávarri que ha dejado atrás su cómodo retiro para contar con ribetes satíricos la divertida historia de un gremio cuyas virtudes y taras son universales. Al fin y al cabo, el afán de escapar de la mediocridad y hacerse un hueco en la historia, que se presupone consustancial al negociado de la poesía, es tan humano como universal.

El guion, firmado por el propio Chávarri y José Ángel Esteban es una adaptación muy libre de la novela Ávidas pretensiones, de Fernando Aramburu. La trama se desarrolla en unas jornadas poéticas que se celebran en un convento gallego, donde pronto afloran las envidias, las inseguridades y los plagios, a la par que corre el alcohol y la cocaína al calor de los rescoldos de antiguos amores. Entre recitales y fiestas, se desata la ambición por aparecer en una antología, lo que da lugar a enredos varios. Al lado de un mítico poeta antifranquista y otros vates consagrados, en el evento comparecen un rapero, una tiktoker y otros exponentes de la nueva lírica.

A Chávarri, que vive consagrado a sus clases de cine en la ECAM, la realización de algún corto y la escenificación esporádica de obras teatrales, el ofrecimiento de ponerse detrás de la cámara le resultaba «tentador». Su última película fue Camarón (2005), producción en la que revelaba los claroscuros del legendario cantaor y que se alzó con tres Goyas. «Estaba muy contento, no había pensado en volver al cine para nada, pero el que fuera una película coral, cosa que nunca había hecho, era muy atractivo. A ello se unía además el aliciente de que se basara en una novela de Aramburu, que tratara sobre la gente de la literatura, que al fin y al cabo es la gente de la creación», apunta Chávarri.

Poco lector de poesía

Pese a ser un lector voraz, Chávarri no frecuenta demasiado ni la poesía ni los ambientes literarios. «Leo poquísima poesía. Me quedé en Gil de Biedma. Sin embargo, hay muchísimas cosas de ella que me han marcado profundamente en la vida. Para mí han sido fundamentales San Juan de la Cruz, como se puede ver en la película, y Shakespeare, no por el tiempo que les he dedicado, sino por la fuerza que han tenido cuando los he leído. En mi caso, la poesía lo ha impregnado todo», asegura el director, quien profesa devoción por el Quijote, Homero y la Biblia. Los espectadores podrán contemplar en la gran pantalla a toda una leyenda de la educación sentimental de los españoles, Paca Gabaldón, en sus principios conocida como Mary Francis. Como muchas de las películas de Chávarri, La manzana de oro es un filme de encargo, lo cual no es ningún demérito para el cineasta. Muchos de sus trabajos, entre ellos una de sus películas más personales y representativas de su filmografía como el documental El desencanto, nace de un requerimiento ajeno. «Cuando estaba en la Escuela Oficial de Cine las películas que más me gustaban eran de directores que abordaban tan pronto una del oeste como una de gánsteres o una comedia musical. Es lo que distinguía a Howard Hawks. Yo no quería ser autor, quería hacer películas».

Marta Nieto da vida en la película a La Nívea, una mujer llena de ambición, sensualidad e impostura. Musa de versificadores de pacotilla pero también de poetas canónicos, no se limita a ser objeto de inspiración, sino que ella misma es una creadora que afronta la vida y la literatura con vehemencia y descaro. «Mi personaje se rebela contra el papel de musa. Es una creadora que decide limitar el amor que siente por un poeta reputado en pos de conseguir lo que quiere ser como escritora. Es ambiciosa, sí, pero renuncia al amor romántico y apuesta por el amor propio, lo cual es siempre revolucionario. Es capaz ponerse a escribir, después de tener sexo, en pelotas». Para Sergi López, que encarna a Changa, un escritor alcohólico y en dique seco como creador, es comprensible que, aun siendo los poetas un grupo muy minoritario, no por ello dejen de creerse la piedra angular del mundo. «Es lo que tenemos los humanos. Los ornitólogos creen que los pájaros son el centro del universo. Necesitamos creer que tiene sentido lo que hacemos, y los personajes lo encuentran. Pertenecen a un mundo muy culto y con pretensiones elevadas, aunque en el fondo no son ajenos a las pasiones humanas».

 


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