La Voz de Galicia

Tenreiro, primer traductor de Kafka

Cultura

x. f. redacción / la voz
Ramón María Tenreiro, en un retrato de juventud.

Paz Gago defiende la autoría del coruñés de la versión española de «La metamorfosis», publicada en 1925 en la «Revista de Occidente»

24 Dec 2023. Actualizado a las 05:00 h.

«Al despertar Gregorio Samsa una mañana, tras un sueño intranquilo, encontróse en su cama convertido en un monstruoso insecto». Así se lee uno de los arranques más célebres de la literatura, el de La metamorfosis de Franz Kafka (Praga, 1883-Kierling, 1924), y que, según José María Paz Gago, debe atribuirse a un coruñés: Ramón María Tenreiro.

El catedrático de la Universidade da Coruña acaba de publicar en la revista praguense Svét Literatury (El mundo de la literatura) el artículo Kafka en España. Ramón María Tenreiro, autor de la primera traducción de «La metamorfosis» a una lengua extranjera. En su texto, Paz Gago esgrime una batería de argumentos textuales y editoriales para defender que Tenreiro (A Coruña, 1879-Bine, 1939) es el autor de primera versión española del célebre relato kafkiano.

Esta traducción se publicó por iniciativa de Ortega y Gasset en la Revista de Occidente, donde apareció en 1925 en dos entregas. Sin embargo, al no llevar firma se ha especulado con diversas autorías, desde la exiliada Margarita Nelken a Jorge Luis Borges, este último, gracias a que la versión española de La metamorfosis apareció primero en la revista Sur y luego la reimprimió la editorial Losada, atribuyéndosela al autor argentino, que tardaría aún años —no lo hizo hasta una entrevista en 1975— en deshacer el equívoco.

Frente a quienes sostienen que Tenreiro no fue el autor de esta traducción —basándose en una supuesta «falta de empatía» mostrada por el coruñés en su reseña de El proceso y El castillo, también para la Revista de Occidente—, Paz Gago reivindica sin fisuras a Tenreiro: «No dudo en afirmar que es el único posible autor de esta versión pionera». Los argumentos que esgrime son editoriales y lingüísticos.

En primer lugar, a Tenreiro lo avala su condición de editor literario reputado traductor desde el alemán. Suyas son las versiones de cuatro títulos de Goethe y cinco de las biografías escritas por Zweig. Más importante aún, también tradujo a autores alemanes contemporáneos de Kafka: Emil Ludwig, Bernhard Kellermann y H.G. von Keyserling: de este último apareció su versión de El mundo que nace en 1926 en la propia Revista de Occidente

Minucioso análisis

En segundo lugar, Paz Gago aporta un minucioso análisis de las opciones lingüísticas que caracterizan las traducciones del coruñés para apuntalar su certeza de que Tenreiro sí fue el responsable de La metamorfosis española. Por ejemplo, su preferencia por «en seguida» frente a «enseguida» o la expresión arcaizante «ser menester». También recurre al término «harto» con valor adverbial seguido de adjetivo y otras locuciones igualmente poco frecuentes como «a poco» y «al punto». Además, para el investigador resulta determinantes la presencia de opciones léxicas como los significados con los que Tenreiro recurre a palabras como «lastimar», «pillo» y «pupitre», así como el uso de «lindo» para adjetivar tanto personas como cosas y el adjetivo «juicioso».

«Todas estas coincidencias textuales tan concretas no pueden ser fruto del azar sino que sirven de prueba irrefutable para demostrar que la histórica versión aparecida en la revista dirigida por Ortega y Gasset es obra inequívoca del más experto traductor de la literatura alemana que colaboraba asiduamente en Revista de Occidente: Ramón María Tenreiro», concluye Paz Gago.

Un escritor culto y políglota que fue diputado y cultivó el articulismo en prensa

Ramón María Tenreiro Rodríguez no solo fue un destacado traductor del alemán, sino que en vida publicó varios libros propios y cultivó el artículo de prensa. En La Voz de Galicia sus columnas fueron habituales en los años de la Segunda República, cuando su firma era una de las más leídas del diario. Esas colaboraciones dan fe de su fino estilo pero también de la diversidad de sus intereses y preparación, ya que tanto podía reflexionar sobre 1898 y la cuestión de España como analizar los resultados ligueros del fin de semana. Además, el propio Tenreiro afirmaba que La Voz era el diario que le había abierto el mundo de la lectura «sin tiempo ni frontera».

En esta época también se desarrolló su faceta política. En las elecciones de junio de 1931 fue elegido diputado por A Coruña. Primero militó en la ORGA y luego en Izquierda Republicana, el partido fundado por su amigo Manuel Azaña. También le unía un vínculo especial a Picasso, a quien visitó en París, un encuentro del que salió un reportaje para la revista Casa América Galicia y que La Voz reprodujo en 1960.

En 1936 fue nombrado secretario de la embajada española en Berna y en Suiza murió en 1939. Culto y políglota, Tenreiro representa una España de vocación progresista que se truncó con la Guerra Civil.


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