Los coloridos insectos del Circo del Sol alzan el vuelo en Santiago
Cultura
Tras las acrobacias imposibles de «OVO» se ocultan 800 piezas de vestuario a medida y 90 minutos de maquillaje
04 Jan 2024. Actualizado a las 21:50 h.
La colonia de insectos más colorida y acróbata ha instalado su hogar en Compostela por cinco días. Doce horas ha llevado transformar el Multiusos Fontes do Sar en el escenario en el que despliegan sus alas con una clara intención: «Transmitir emoción a todos los que vienen a vernos», según dice el francés Kilian Mongey, uno de los 52 artistas que conforman el elenco de OVO, el espectáculo del Circo del Sol que podrá verse hasta el domingo.
Seis horas antes del debut en Santiago ante el público, la actividad es continua. Sobre el escenario no paran de saltar los trece artistas que dan vida a los grillos que ponen el broche final a una trama que comienza cuando el Viajero —una mosca— aparece portando un huevo, lo que deja atónitos al resto de los insectos. «Hacemos mortales y saltos a tres o cuatro metros de altura. Intentamos poner mucha energía y saltar lo más alto posible», detalla Mongey, apuntando que se trata de un montaje muy fácil de entender y para todo tipo de públicos.
Los insectos del Circo del Sol alzan el vuelo en Santiago
Y es que las acrobacias y números imposibles son una de las señas de identidad del Circo del Sol. Lo sabe bien Svetlana Delous, que da vida a una araña roja y, al mismo tiempo, es entrenadora. «Tengo que concentrarme mucho en lo que estoy haciendo porque estoy muy alta», explica la artista, que ofrece un número con telas a ocho metros de altura, además de participar en el broche final, donde llega a estar boca abajo solo suspendida por los pies. El brasileño Wellington Lima fue uno de los que participaron en la puesta en marcha de este número contra una pared. «Ayudamos a crear esta disciplina circense», resalta.
Así se prepara la función de «OVO»
Pero la actividad no solo se ciñe al escenario. Son un centenar de personas de 25 nacionalidades las que viajan de ciudad en ciudad con OVO, a los que se añaden un centenar de contratados locales para ayudar con toda la infraestructura. En la primera jornada, todo el equipo técnico trabaja supervisando que los equipos de luz, sonido y proyecciones estén listos para las dos horas de espectáculo. «Viajamos con todo lo necesario», explica Janie Mallet, la responsable de publicidad. Veintitrés camiones se encargan de desplazar el material, entre ellos, los 800 elementos del vestuario a medida que emplean en cada sesión. Para tenerlos listos son necesarios cuatro técnicos y poner hasta sesenta lavadoras. Su vistosidad se verá complementada con el maquillaje. En esta tarea de caracterización pueden pasarse desde 20 minutos hasta una hora y media, tiempo que precisan las creaciones más complicadas, en este caso, las de los artistas que dan vida a la mariquita, el Viajero y las hormigas. Todo ello para que la magia sea completa en las ocho funciones en Santiago. Después, en cuatro horas desmontarán y pondrán rumbo a Zaragoza.