Juan Gómez-Jurado, escritor: «Tengo una pelea: quiero escribir con hondura, pero que se lea muy rápido»
Cultura

En «Todo vuelve» continúa el universo Reina Roja, que salta a la pantalla
17 Feb 2024. Actualizado a las 05:00 h.
Todo vuelve (Ediciones B) es el séptimo libro que el escritor Juan Gómez-Jurado (Madrid, 1977) suma a lo que el denomina el universo Reina Roja, que lo ha convertido en todo un fenómeno de ventas de «thriller» y que ahora también da el salto a la pantalla.
—Difícil empezar una entrevista a un autor que pide encarecidamente a sus lectores que guarden el secreto de la trama del libro.
—Considero que estamos cada vez más infantilizados como sociedad. Tenemos que tener la mayor cantidad de información posible antes de leer un libro, ver una serie, de comprar la entrada del cine... Entiendo que esto viene de que la gente tiene poco tiempo, el cine es muy caro..., pero al mismo tiempo lo que se está produciendo es una renuncia al misterio, a la capacidad de sorpresa, que es lo más valioso que hay como lector, como espectador. Ojalá fuéramos como niños, que están sorprendiéndose todo el rato. En el momento que pierdes la capacidad de sorpresa, la curiosidad, ¿para qué vas a seguir leyendo? Por esta razón es por lo que intento que se sepa lo menos posible siempre.
—En cambio, al escribir, muchas veces anticipa lo que va a suceder. Por ejemplo, cuando escribe: «No es saludable tener el alma en un lugar como este, como veremos enseguida».
—Honestamente no sé por qué lo hago. Mi trabajo tiene mucho más de intuición y de entusiasmo que de ciencia. Cuando escribo, lo que me empuja es entusiasmar el lector, transmitirle la necesidad imperiosa de seguir leyendo. ¿Por qué? Porque por desgracia soy el único que no puede leer mis propios libros, pero sé por qué los escribo, porque son los que a mí me gustaría leer, me gustaría que ese libro se escribiera. Soy como ese padre o esa madre que es el único que sabe hacer lentejas en casa y no tiene tiempo para comérselas, pero las deja preparadas para que se las coman los niños. A veces, tengo que ver cómo se comen las lentejas corriendo y dices: «Saboréalas un poco más, que me ha costado mucho hacerlas».
—Habla de que se lo comen rápido y que le gustaría que saborearan lo que hace, pero también ha afirmado que «Todo vuelve» el «thriller» más rápido y angustioso que ha escrito.
—A veces estoy en una pelea constante contra mí mismo. Por un lado, intento escribir con hondura, con toda la inteligencia de la que soy capaz, con frases que sean hermosas.... Pero, por otro lado, tengo esta compulsión porque pasen cosas y porque te lo vayas leyendo todo muy deprisa. Eso tiene convivir.
—En «Todo vuelve» regresan Aura, Mari Paz y Sere. Tres mujeres muy distintas que sellan una amistad inquebrantable.
—Creo que lo más bonito de mis libros es eso. Esta amistad entre tres personas que no tenían por qué quererse. Eso es por lo que cuando alguien me pregunta de qué va el universo Reina Roja, lo que intento explicar es que es una historia de amor, muchas historias de amor. La de Antonia [Scott] por su marido, entre Jon y Antonia, de Aura por sus hijas, de Mari Paz por Aura, de los vehículos que se forman más allá de la familia... Es una historia del amor. ¿Y eso en un thriller? Es lo que sé hacer.
—Vivió en Santiago, y en este universo «Reina Roja» también está presente Galicia. En las dos últimas novelas una de las protagonistas, Mari Paz, es gallega y además incluye muchas expresiones en esta lengua.
—Si llamo a mi amigo Manuel Soutiño, que es coruño a muerte, a mi amigo el librero Fernando Miranda, o a mis hijos, están hablando gallego constantemente. La expresión «bueno carallo bueno» la puedo escuchar quince veces al día. Es lo más normal del mundo que cuando apareciera un personaje como Mari Paz utilizara palabras en gallego. Si dice «morra o conto», es eso. No voy a poner un asterisco y explicarlo abajo porque no voy a tratar al lector que no sea galegofalante como si fuese gilipollas. Me niego. Si de verdad no te enteras, lo buscas en Google. En el primer libro hubo un grupo muy reducido, pero ruidoso, que le molestaba que hubiese expresiones en gallego que no se aclarasen. Pero no es que no se enterasen, es que no querían enterarse. Considero que el gallego es un tesoro de nuestra cultura y que hay que protegerlo.
—Afirma que en sus novelas no habla de la realidad, pero al lector al leerlas sí le puede evocar referentes reales.
—No sé cómo contestar. Esa es la manera en la que tú puedes ver el libro.
—Pero guardando su secreto de personajes, en «Reina Roja», por ejemplo, hay descripciones que te pueden llevar a personas reales que todos conocemos bien.
—Nuestro secreto, el de los escritores, es que solo hacemos la mitad del libro. La otra mitad es lo que tú con tu experiencia, con tu inteligencia, estás leyendo, estás rellenando. Yo escribo medio libro y tú la otra mitad cuando lo estás leyendo. Eso es cerrar el acto cultural. Por eso un libro que no lee nadie puede ser maravilloso y magnífico, pero nunca lo sabremos. Millones de obras maestras en cajones que son irrelevantes porque no las leyó nadie. El cerrar el acto cultural supone que alguien escribe un libro, se lo da a otra persona y esa lo lee. Hasta que otra persona no lo lee, no ha pasado nada. Y esa persona ha visto un empate con la realidad. Yo lo que estoy intentando es contar la historia de una madre que ha perdido a sus hijas y una señora que de repente se ha convertido en madre porque le han caído unas niñas encima. Y tienen que correr, huir y se enfrentan a enemigos. ¿Que se parecen a la realidad? Pues no lo sé. Soy hijo de mi tiempo, así que podemos tener referencias y experiencias muy parecidas, por lo cual probablemente tú leas cosas que estaban en mi cabeza de las que yo realmente ni era consciente.
—Habla de obras maestras. En una entrevista reciente afirmaba que le gustaría recibir un premio al fomento de la lectura. ¿Está tan alejada la crítica de los gustos mayoritarios de los lectores?
—A mí la crítica me trata estupendamente y ya no sé cuántos premios internacionales lleva Reina Roja. El año pasado ganó tres y este año está nominado a otros tres que se fallarán pronto en Estados Unidos, en Inglaterra..., muchos de ellos de medios de comunicación. Eso, en la práctica, es irrelevante, ya que solo nos habla de la crítica está mucho más abierta a este género de lo que estaba hace diez años, ya no digo veinte, no solo en nuestro país sino fuera. Cuando en una lista de los mejores libros del año, el único en castellano es Reina Roja, no quiere decir que no haya mejores libros en castellano que él, pero sí quiere decir que el único que ha llegado a Norteamérica es esa. Y esa penetración es útil y buena para las decenas de escritores mejores que yo, que pueden acabar publicando. A lo mejor, otros lo consideran menor porque es de género, pero a mí me resulta irrelevante, no me importa porque no lo puedo controlar yo. Pero lo que sí puedo controlar yo es hacer libros que entusiasmen a la gente. Para los chavales para empezar, junto con Bárbara [Montes, las novelas en torno a Amanda Black] . Además, para muchos jóvenes [Reina Roja] está siendo uno de sus primeras lecturas digamos de adultos, serias. En los institutos está apareciendo como obligatoria. ¿Es una responsabilidad? No, es exógeno. Yo intento hacer los libros que enganchen lo más posible, pero si pasa que hay gente que se engancha a la lectura a través de los libros, que algún día me lo reconozcan, porque en realidad es lo único que me importa.
—Del universo «Reina Roja». ¿Desde que escribió el primero tiene todo el esquema? ¿El final está escrito en su cabeza?
—El final sí. Si uno vuelve a leer Reina Roja y ahora Todo vuelve vas a ver que estaba todo ahí. Si uno lee El paciente, también pasará lo mismo. Yo tenía la dirección general y muchas cosas de las que quería contar. Pero después por el camino se te cruzan personajes como Mari Paz, que era impredecible y que casi se ha convertido en la protagonista de Todo vuelve. Sobre eso no tenías ningún control. Eso sí, todas las pistas están puestas desde el principio, pero también hay muchas cosas con las que me he encontrado, eso es muy bonito. Me encontrado con muchas sorpresas a lo largo del camino.
—El 29 de febrero «Reina Roja» da el salto a la pantalla. ¿Fue muy complicada esta conversión del libro en producto audiovisual? ¿Cómo es esa Antonia Scott?
—[Para la entrevista, saca el móvil y muestra el tráiler en el que la acción es frenética]. Por esto la serie es mejor que la novela. Todo está hecho con mucho cariño.