Muere el escritor albanés Ismaíl Kadaré, gran crítico del totalitarismo
Cultura
Renovó los mitos clásicos y bebió de la tradición de Occidente para arremeter contra la opresión
01 Jul 2024. Actualizado a las 15:13 h.
El escritor albanés Ismaíl Kadaré, gran estudioso de la tradición de su país y de la naturaleza de este pueblo balcánico, ha muerto a los 88 años de edad. Autor de Tres minutos. Sobre el misterio de la llamada de Stalin a Pasternak o El gran invierno, vivía en París, adonde se exilió en el año 1990, unos meses antes de la caída de la dictadura comunista de Enver Hoxha.
Kadaré murió a causa de un ataque cardíaco, según informó un hospital de Tirana. Llegó al centro sanitario «sin señales de vida». Los médicos, que le practicaron un masaje cardíaco, no pudieron hacer nada para salvarle la vida.
El «sutil disidente», como llegó a ser definido, usó estratagemas inteligentes para denunciar la opresión. Arremetía contra la URSS y China para desaprobar fenómenos en los que también incurría su país. Eligió como escenario de sus dramas atmósferas asfixiantes y países de días fríos y lluviosos, muy diferentes de la calidez mediterránea de su país. Además, usó los argumentos mitológicos como alegoría del presente.
Una de las señas de identidad de su prosa es la de estar permanentemente abierta a la reescritura. Kadaré corregía de manera infatigable sus escritos, sus poemas mudaban en relatos, los relatos se prolongaban hasta adquirir las hechuras de las novelas y estas, en ocasiones, se comprimían en cuentos. Otra de las características de su obra es la recuperación de las grandes preocupaciones y asuntos de la humanidad. No en balde, sus obras bebían de la tradición oral y de la literatura clásica, de Esquilo, Homero, Shakespeare, Cervantes o Chéjov.
Su estilo, mezcla del lenguaje cotidiano y del aliento lírico, narraba la tragedia de su tierra, campo sangriento de un sinfín de batallas. Kadaré dio vida a los viejos mitos con palabras renovadas y expresó toda la tristeza acumulada por la pesada carga de la conciencia.
Su escritura hundía sus raíces en la gran tradición literaria del mundo helénico, que trasladaba a escenarios actuales para denunciar el totalitarismo y exaltar el poder de la razón. Ganador del Princesa de Asturias de las Letras en el 2009, el escritor se erigió en figura clave de la literatura universal. Sufrió en carne propia la Segunda Guerra Mundial, la ocupación de su país por la Italia fascista, la Alemania nazi y la Unión Soviética, hasta la instauración de la dictadura comunista en el 1944. En varias ocasiones fue candidato al premio Nobel.
Estudió en el Instituto Gorki
Con solo 17 años ganó un premio de poesía en Tirana que le sirvió para poder viajar a Moscú y estudiar en el Instituto Gorki, del que fue expulsado en el 1961 a raíz de la ruptura de Albania con la Unión Soviética. En el instituto moscovita alumbró El general del ejército muerto, que cosechó el aplauso entusiasta de los franceses. Gracias a esta novela consiguió una especie de salvoconducto ideológico en su país, donde fue visto como como epítome del orgullo nacional, a pesar de que no comulgaba con los dogmas del régimen. Forzado por el gobierno de Hoxha, formó parte del Parlamento albanés entre los años 1970 y 1982. En el 1990, poco antes del desplome de la dictadura, buscó cobijo en París, donde fijó su residencia.
El tema central de su obra, reflejado en todos sus libros, es la denuncia del totalitarismo y sus engranajes. Esta obsesión quedó patente en El palacio de los sueños (1988), publicada en el 1981 en Albania, cuando todavía imperaba el comunismo. Con ella, el escritor levantó una formidable parábola sobre la perversión despótica, en la que en un país imaginario, una inmensa maquinaria al servicio de la tiranía, la oficina del dormir y el soñar, domina la vida onírica de los ciudadanos.
A pesar del hundimiento del comunismo, Kadaré continuó indagando en el alma de las sociedades totalitarias, como sucede en Tres cantos fúnebres por Kosovo (1999) y Frente al espejo de una mujer (2002).
Miembro de la Academia de las Ciencias Morales y Políticas de París, una de las cinco que integran el Instituto de Francia, de la Academia de las Artes de Berlín y Oficial de la Legión de Honor francesa, en el 2005 recibió el Premio Booker Internacional. Fue, además, doctor honoris causa por la South East European University (República de Macedonia).