La Voz de Galicia

Ester Expósito, actriz que estrena «El llanto»: «Todos o casi todos estamos rotos por dentro»

Cultura

Iker Cortés madrid / colpisa

La actriz protagoniza un largometraje de terror marcado por la violencia machista junto Malena Villa y Mathilde Ollivier

27 Oct 2024. Actualizado a las 05:00 h.

La violencia machista y los malos tratos son los temas en torno a los que gira El llanto, la ópera prima de Pedro Martín Calero, una coproducción española, argentina y francesa que este viernes llega a las salas de cine. Escrita por el propio Calero e Isa Peña, colaboradora habitual de Rodrigo Sorogoyen, la cinta de terror sigue los pasos de tres mujeres, una de ellas separada en el tiempo —veinte años— y la distancia —los 10.000 kilómetros que distan de La Plata, en Argentina, a Madrid—, que se ven acechadas por un extraño ser al que intuyen pero son incapaces de ver. Solo cuando una cámara lo filma, este viejo de facciones grotescas e inquietantes se muestra. Dividida en tres partes, la película comienza en el presente. Andrea, a la que encarna Ester Expósito, es una estudiante de arquitectura que acaba de enterarse, casi por casualidad, de que es adoptada y de que su madre biológica murió cuando ella fue dada en adopción. Esa es la razón por la que la relación con sus padres se ha visto deteriorada. Para colmo de males, su novio esta en Sídney. Será en las habituales videollamadas con su chico cuando compruebe que hay un extraño rondando en su vida. A partir de entonces, la cámara del móvil se convertirá en un arma para sentirse protegida. Después de Venus (Jaume Balagueró, 2022), es la segunda vez que la actriz se mete de lleno en una cinta de terror, un género del que se declara «fan». Dice Expósito que desde el primer momento le encantó el guion y el hecho de que fuera una historia acerca de tres mujeres: «Vi que de lo que teníamos entre manos podía salir algo bonito y tener la oportunidad de hacer otra película de terror me ilusionó mucho». En este sentido, le pareció «muy novedoso» que la película utilizase el género «para hacer metáfora de la violencia que se ejerce contra las mujeres en la sociedad por parte del patriarcado y de los hombres». Coincide con ella la actriz y cantante argentina Malena Villa, que considera que encarar la violencia de género a través de una película de terror «deja un mensaje un poco más profundo, como si calara más en los huesos». Ella da vida, veinte años atrás, a Camilla, otra estudiante, esta vez de cine, en La Plata. Camilla es la única chica en una clase llena de varones y su último trabajo no ha contentado al profesor, que le pide que coja una de las cámaras del departamento para realizar otro cortometraje. Mientras toma planos desde un autobús, una mujer en la calle, algo más madura, llamada Marie, despertará su interés hasta tal punto que la convertirá en la protagonista de su pieza sin que ella misma lo sepa. Será entonces cuando el maquiavélico ser reaparezca. «Ella -explica Villa sobre su personaje- es la visión que tiene el público de todo lo que está sucediendo y eso me parece muy original». La actriz francesa Mathilde Ollivier es la encargada de meterse en la piel de esta enigmática mujer que arrastra un trauma desconocido y a la que el espectador ve perdida en la pantalla en los primeros compases de la acción. Dice la intérprete que encaró el rodaje acercándose a la verdad que encerraba el guion. «Si ella estaba experimentando algo, era verdad, y tenía darle voz», razona quien quedó maravillada por el vínculo que se establece entre las tres protagonistas, una suerte de sororidad en el tiempo y en el espacio. Incomprensión y salud mental Porque todo lo que reciben ellas a lo largo del metraje es la incomprensión de su entorno. «Como nadie las entiende, se asume que están locas o que son histéricas», analiza Villa. «Cuando alguien tiene un problema, enseguida le etiquetan así y en realidad lo hacen porque nadie quiere oír o ver lo que está mal. Es como cuando preguntas qué tal el día, no esperas que te respondan: ‘Fatal'», continúa, por su parte, Ollivier. Afortunadamente, cada vez son más las películas y las series que plantean estas preguntas en torno a la salud mental. «Se ha perdido bastante el miedo y es algo menos tabú, aunque sigue habiendo estigma y vergüenza», comenta Expósito. A sus 24 años, la madrileña defiende que el acceso a terapia sea público y no un lujo. «Debería ser algo accesible para cualquiera. Hay que seguir dando visibilidad a este tipo de historias porque todos, de alguna forma, tenemos nuestras fisuras y nuestras vulnerabilidades. Todos o casi todos estamos rotos por dentro y si no hablamos de ello con un profesional, esas fisuras se convierten en grietas», concluye.


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