La Voz de Galicia

«Una paz cruel» cierra la trilogía de Theodor Kallifatides

Cultura

H. J. P. Redacción / La Voz
Theodor Kallifatides (Molaoi, Laconia, 1938). A la derecha, portada de la novela «Una paz cruel».

La novela retoma la historia cuando los nazis han sido expulsados de Grecia y la guerra civil -que concluye en 1949- da sus últimos coletazos con incursiones en el monte para acabar con los partisanos

06 Nov 2024. Actualizado a las 05:00 h.

Mucho antes de regresar en Madres e hijos (2007) a su lengua materna, el griego, tras volver a Atenas en un viaje en que se reencontró con su madre, con su pasado y su país de origen, y en cierto modo —después de largas conversaciones y de rememorar al padre— perdonarse a sí mismo como apátrida, Theodor Kallifatides (Molaoi, Laconia, 1938) escribió en sueco una trilogía de novelas de inspiración biográfica que lo convirtieron en un autor de renombre en su escandinava tierra de acogida. El sello Galaxia Gutenberg —que se ha ocupado con mimo de la traducción de su obra al castellano— publica ahora Una paz cruel (1977), que cierra el ciclo que conforma con Campesinos y señores (1973) y El arado y la espada (1975). En esta entrega, la historia comienza cuando los nazis han sido expulsados de Grecia y la guerra civil —que concluye en 1949— da sus últimos coletazos con incursiones en el monte para acabar con los partisanos (los últimos huyen de los bombardeos y se refugian en la Albania de Enver Hoxha y la Yugoslavia de Tito). Pero el remate del conflicto bélico no es el final. La crueldad de la posguerra no será solo de hambre y miseria, también de hostigamiento, cárcel, tortura y muerte: hay que reeducar a los rojos, eliminar todo rastro posible de comunismo. Había que enseñar al pueblo a amar la patria y el rey. Un panorama que recordará al lector el de la posguerra española, aunque aquí el objeto de ese amor desinteresado fuese el caudillo Francisco Franco. El relato de Kallifatides gira en torno a Minos, cuyo despertar a la adolescencia le sirve al escritor para narrar desde la limpieza de su ingenua mirada. La novela podría evocar alguna de las obras realistas de la literatura española, del estilo de Antonio Ferres, más secas, porque el griego recurre a la ternura y la calidez de la lente del muchacho, lo que le confiere al texto un agradecido aliento neorrealista.


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