Pena de cárcel para el padre de un juvenil por golpear a un árbitro
Deportes
El juez le condena a seis meses de prisión y a pagar 4.100 euros
18 Mar 2005. Actualizado a las 06:00 h.
Seis meses de prisión y el pago de 4.100 euros es lo que costará al padre de un futbolista de categoría juvenil su agresión a un árbitro. Es la misma condena que solicitó el fiscal, modificando en la vista oral del caso su escrito de acusación «con evidente benignidad», a juicio del magistrado titular del Juzgado de lo Penal número 2 de Ourense, Manuel Cid Manzano. La pena se ajusta expresamente a la propuesta del ministerio fiscal, que no había previsto cantidad para tratamiento odontológico. La responsabilidad civil se ciñe, por ello, a la «incapacidad ocupacional y secuelas residuales». El suceso, ocurrido el 9 de noviembre del 2002, en el campo de Santa Cruz de Arrabaldo, en Ourense, se había producido una vez finalizado un partido que había ganado el equipo de casa, en el que jugaba Jonathan, hijo del acusado. El chico, sustituido en el descanso después de que el árbitro le hubiese mostrado tarjeta amarilla, se dirigió al colegiado y su movimiento estuvo acompañado por su padre y hermana: el progenitor, Ángel Rodríguez Loureiro, de 42 años, le propinó un puñetazo en la boca, que le produjo la fractura de cuatro dientes. Diferencia el juez la «desproporcionada reacción» del acusado y la actuación «menos agresiva y virulenta» de la chica, Leonor, a quien castiga con una multa de 120 euros (veinte días a razón de seis euros diarios) por una falta de matrato de obra. Testimonio imparcial El juez se ha inclinado por la versión del árbitro, Antonio Morales Zamorano, cuyo testimonio considera imparcial por su verosimilitud, persistencia en la incriminación y ausencia de enemistad o resentimiento previo con el perjudicado. Tanto el chico, como los acusados, decían que el árbitro había iniciado la pelea al agredir al jugador, pero días después lo habían llamado para disculparse. Frente a los argumentos de la defensa, que destacaba la exculpación del chico en el procedimiento seguido por el mismo incidente en el Juzgado de Menores, que dio lugar a una sentencia en la que se dice que la agresión fue obra de «alguien identificado», el magistrado destaca que «no podría reflejar otra cosa para no prejuzgar el posterior proceso de enjuiciamiento de los adultos implicados». Para la identificación concede el juez especial valor a las declaraciones de los directivos del equipo contrario, el Covadonga, que habían perdido el partido y sufrido la expulsión de tres jugadores. Fueron éstos quienes, por temor a que se les relacionase con el altercado, conminaron a los acusados y al futbolista para que esperasen la llegada de la policía. Esta determinación posibilitó la identificación y el posterior procedimiento penal.