Laporta en calzoncillos
Deportes
13 Jul 2005. Actualizado a las 07:00 h.
JOAN LAPORTA decidió quitarse los pantalones en medio del aeropuerto en un acto inusual pues no es frecuente que el presidente del Barcelona se quede en paños menores y, menos aún, que lo haga delante de un nutrido grupo de viajeros y fuerzas de seguridad. La cuestión no tendría mayor trascendencia si hubiera hecho como Enrique Iglesias en el anuncio de su reloj. Pero no fue así y al presidente le entró la furia porque un vigilante se empeñó en que algo pitaba al cruzar el arco detector de metales. La solución resultaba mucho más sencilla. Bastaba con que el empleado de turno avisara a la Guardia Civil y que examinasen de forma manual al ilustre pasajero: un simple cacheo rutinario. Sin embargo, el empeño de Joan Laporta en exhibir su ropa interior y algunas expresiones simultáneas no dejan en buen lugar la paciencia y los modos de este joven aspirante a la presidencia de la Generalitat. ¿Se imaginan ustedes al molt honorable Josep Tarradellas gritando en el aeropuerto el famoso «ia soc aquí» luciendo los pantalones por los tobillos? O a Jordi Pujol en idéntico trance luciendo gayumbos momento Boris? Incluso a José Luís Núñez haciendo así destrozos a la vista? Ni Joan Gaspart en ebullición lo haría en un aeropuerto. Joan Laporta ha flaqueado en los modales y se le advierte un tanto crecido, mitad por el cargo, mitad por la liga, o porque él es así. Acaba de servirles a los aficionados de todos los campos de España las más variadas versiones para generar canciones en los fondos a costa de sus calzoncillos. Me imagino la grada del Santiago Bernabéu o del estadio de Mestalla cantándole alegremente a la botarga o a los zaragüelles de Laporta. Y ni pensar quiero en los cánticos que le esperan en Sevilla o si el Barça pasa por Cádiz en carnavales. La cuestión es que al margen de cualquier circunstancia, el presidente del Barcelona no debe andar por el mundo bajándose los pantalones. Al menos, en público.