«Tendré que buscarle a esta medalla un sitio destacado»

El pasado fin de semana, Alejandro San Martín (A Coruña, 1990), obtuvo en París el mejor resultado del yudo júnior gallego, una medalla de bronce en el Campeonato del Mundo. El efecto motivador que ha provocado esta presea repercutirá en las próximas citas del coruñés: el europeo sub 23 de Turquía, el gallego y el nacional. A principios del año que viene, Álex San Martín podría estar mirando hacia los Juegos Olímpicos de Londres. Sin embargo, hace gala de una serenidad extrema que roza la timidez.

-Sobra decir que estará en una nube.

-Pues estoy muy contento, ver a mis padres, a mi hermano, a mis compañeros y a mis amigos tan felices provoca el mismo efecto en mí. Pero ya se ha pasado el ajetreo inicial y todo vuelve a la normalidad, poco a poco.

-¿Estaban todos en París?

-No, mis amigos tenían clase y no pudieron acudir.

-¿Le mandaron muchos mensajes?

-Cuando llegué a casa y me conecté a Internet, me di cuenta que había un montón de felicitaciones.

-¿Cómo está el hombro que se dañó en París?

-Mejor, se curará con descanso.

-Sin embargo, no hay mucho margen a ello.

-Será un descanso activo, seguiré entrenando, pero a otro ritmo. En estos casos, uno se centra más en el aspecto técnico y fuerza menos en el físico.

-¿Ya piensa en el campeonato europeo de la categoría sub 23?

-En cierto modo, pero es una dificultad añadida el hecho que los rivales sean uno o dos años más mayores que yo. La experiencia es más importante que el físico en este deporte.

-Dicen que usted la adquiere a velocidad de vértigo.

-Si es así, es porque trabajo con un buen grupo, buenos entrenadores y compañeros de alto nivel, de modo que es imposible no aprender rápido. Dispongo del mejor ambiente posible.

-Su hermano Manuel, campeón de Galicia, entre ellos.

-La verdad es que se sacrificó bastante para que yo pudiese hacer un buen campeonato del mundo. Fue mi sparring . Es un año menor que yo y nos llevamos de maravilla. Me alegro de que esté a mi lado.

-En París coincidió con Sara Álvarez, que resultó lesionada de gravedad.

-Fue una pena, porque hace un yudo muy bueno y ella realmente partía con muchas posibilidades de acudir a los Juegos Olímpicos. Espero que se recupere lo antes posible.

-¿Las lesiones son el peor rival?

-Obviamente. Y a mí me han respetado. Desde hace dos años no he sufrido ninguna de gravedad, y antes solo me ha dado la lata el menisco.

-¿Los Juegos son el objetivo más importante que un yudoca se puede plantear ahora?

-A medio plazo, sí, porque unos Juegos Olímpicos son la cumbre de la actividad deportiva como tal.

-¿Se ve en Londres?

-Uff... Habrá que trabajar mucho, pero lo que tengo claro es que quiero intentarlo. Eso es lo mínimo que voy a hacer.

-Pero antes debe participar en el campeonato gallego y en el nacional sénior, que es el camino para acudir a los Juegos.

-Claro, es que las plazas para las salidas internacionales, que son las que puntúan para los Juegos, se otorgan en función del nacional sénior. De todos modos, no será sencillo, de nuevo por el tema de la experiencia de los rivales. Habrá que estudiarlos a conciencia.

-Tanto hablar de la experiencia, ¿recuerda el primer día que acudió al Judo Club Coruña?

-Perfectamente, porque queda al lado de mi casa y no tuve que pensármelo demasiado. Lo hablé de broma con mi padre, vine un día a probar, me gustó y ya me quedé en el yudo para siempre.

-¿Cuántos quedan?

-Pues de mi edad, ninguno. Pero ya estaban entonces el profesor Bernardo Romay y el preparador físico Eduardo Carballeira.

-¿Dedica muchas horas a entrenar?

-Lo compagino con los estudios. Por la mañana, voy al INEF, donde entreno los martes y miércoles más de dos horas. El resto de los días entreno en el Judo Club Coruña más de cuatro horas.

-¿Dónde ha guardado la medalla?

-De momento está con el resto, pero tendré que buscarle un sitio destacado. Todavía tengo que pensármelo.