La inopia de los árbitros, que no vieron un gol de Alemao, y la falta de puntería en los instantes clave le costaron el título ante el ElPozo Murcia
15 Feb 2010. Actualizado a las 02:00 h.
Parecía imposible superar el listón de la crueldad después de lo sucedido en la final de la Supercopa, cuando ElPozo Murcia forzó la prórroga a falta de once segundos y después sentenció en el tiempo suplementario. Pero lo de la final de la Copa de España fue todavía más doloroso.
Con empate a dos en el marcador, los árbitros cayeron presa de la inopia y no concedieron un gol de Alemao en el minuto 32. El balón traspasó la línea, pero Juanjo estuvo ágil para meterlo de nuevo en el campo y ponerlo en movimiento. El Lobelle no se descompuso y de nuevo Alemao estuvo a punto de anotar. Esta vez su lanzamiento se estrelló en el larguero. Cuando restaban 23 segundos, Aicardo chutó raso y Juanjo, no se sabe bien cómo, metió el pie para enviar a córner. Y a cinco segundos para la conclusión, Kike sacó bajo los palos una volea de Juan Puertas.
ElPozo parecía ir muy justo de fuerzas, en la reserva. Pero nunca se le puede dar por muerto. Mauricio giró 180 grados sobre su izquierda, se fue de la marca de Pola y clavó el balón en la red, en el primer minuto de la prórroga. Cuando Tomás de Dios buscó el ataque de cinco, con Rafael como portero jugador, el Lobelle consiguió meter dos buenos balones en el área para Leitão, a falta de 27 y de 9 segundos. Faltó puntería.
La afición, tan ejemplar como el equipo a lo largo de todo el encuentro, expresó su descontento con el árbitros con una pitada de las que retumban. Coreó al Lobelle al grito de «campeones, campeones» cuando los jugadores recogían la medalla de plata. Y atronó el «manos arriba, esto es un atraco» cuando el ElPozo recibía sus galardones.
Fue el final polémico y triste para una Copa de España que ofreció un nivel de fútbol sala extraordinario, y que dejó con mal cuerpo a los seis mil aficionados que se dieron cita en el Multiusos de Sar espoleados por la ilusión y la posibilidad de que su equipo conquistase su segunda corona. Faltó muy poco.
Contracorriente
En los 32 minutos anteriores al gol de Alemao que no subió al marcador, el Lobelle supo jugar contracorriente un partido que se le puso cuesta arriba en la primera llegada murciana. Vinicius, en cuanto encontró un pequeño hueco, salvó la salida de Carlos Barrón con calidad y precisión a partes iguales.
A partir de ahí el ElPozo ajustó bien su defensa y dejó el balón al Lobelle para intentar sentenciar en algún zarpazo. Hasta el descanso hubo mucho respeto mutuo y poca participación de los porteros.
De vuelta de los vestuarios el Lobelle le imprimió más velocidad al juego y empató a los dos minutos. Alemao trazó una diagonal y David sorprendió a Juanjo. Noventa segundos más tarde, Wilde volvió a adelantar a ElPozo, al culminar un contragolpe visto y no visto.
En el minuto 26, Pola restableció el equilibrio. Robó un balón, se fue con velocidad y con un disparo seco superó al portero.
Tras el empate, el colectivo de Duda adelantó líneas, pero no conseguía superar a un Lobelle muy ordenado.
Los últimos diez minutos tuvieron color santiagués, pero el equipo fue incapaz de rentabilizar sus ocasiones. Y, cuando lo hizo, los árbitros no vieron el gol. Después, la prórroga volvió a ser despiadada con un equipo ejemplar en su esfuerzo y en la manera de encajar el golpe.