La Voz de Galicia

Mosquera, a 38 segundos de la gloria

Deportes

Mariluz Ferreiro redacción/la voz.

El gallego y el italiano se jugarán la Vuelta el sábado en la Bola del Mundo, el último puerto de la carrera

16 Sep 2010. Actualizado a las 12:49 h.

Ezequiel Mosquera nunca hubiera imaginado que una contrarreloj lo iba a dejar a las puertas de la gloria. A 38 segundos de la victoria en una gran vuelta. Pero sucedió ayer en Peñafiel. Tras dos rectas llanas e interminables que sumaban 46 kilómetros. Los focos apuntaban a Purito Rodríguez, el líder. Y a Nibali, la gran amenaza. Duelo equivocado. Entre los dos emergió Mosquera. El gallego salió triunfante del seísmo que derrumbó los cimientos de la general. Alcanzó la segunda posición, superando en 3 minutos y 59 segundos a Purito. Un mundo. El catalán cayó hasta la quinta plaza. Peter Velits ganó la etapa y se subió al tercer escalón del podio. Y Nibali cumplió el guión solo a medias. Recuperó el liderato, pero sin sentenciar. Solo logró 18 segundos sobre el jefe de filas del Xacobeo. Un suspiro. La Vuelta está viva gracias a Mosquera. La carrera llegará con las pulsaciones al límite al último puerto, la Bola del Mundo.

Mosquera partió sin complejos, con plato de 55 dientes y a la espera de recibir buenas noticias. Y llegaron en el kilómetro 15. A esas alturas solo cedía dos segundos con Nibali. Y rozaba el minuto y medio de ventaja con Purito. Se cumplían los planes. Mantener cerca al italiano y alejar al catalán. Ayudó que el escualo de Sicilia sufriera un pinchazo que destapó los nervios del Liquigas. El ciclista no sabía si cambiar la rueda o la bicicleta. Y la tensión atenazó también a los mecánicos, que ni siquiera empujaron al corredor para que reemprendiera la marcha.

Kilómetro 31

Los tiempos del kilómetro 31 confirmaron la tendencia. El regreso al liderato de Nibali. La resistencia de Mosquera, que aguantaba a 15 segundos. Y el hundimiento de Purito, a casi 3 minutos. Cuando el italiano cruzaba la línea de meta, el catalán, que había salido tres minutos después, superaba la pancarta que marcaba cinco kilómetros para el final.

Las rectas de Peñafiel apagaron la efervescencia de Purito y se toparon con la consistencia de Mosquera, luchador y fiable hasta en el territorio más hostil para él, veneno para escaladores. Ayer, con la crono de su vida, le puso un candado al podio. Tiene al cuarto clasificado, Frank Schleck, a más de tres minutos. Y, sobre todo, abrió la ventana que ofrece vistas al liderato.

Hoy se disputará una etapa llana de 148,9 kilómetros entre Valladolid y Salamanca. El único factor que puede llevar a la incertidumbre es el viento. Pero el recorrido da alas a los velocistas. Posiblemente los grandes guardarán armas de cara a la gran cita. La última. La Bola del Mundo. Ese camino tortuoso que lleva a la cima.


Comentar