Londres regresa a los años treinta
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Roger Federer juega con Murray, primer finalista británico en Wimbledon desde Perry y Austin
08 Jul 2012. Actualizado a las 07:00 h.
La tarde de 1934 en que Fred Perry ganó su primer título en Wimbledon, nadie del All England Club se acercó a felicitarlo, y después de su baño se encontró en su banco la corbata que lo convertía en socio honorario. Su origen sencillo le privó del reconocimiento inicial. Pero hoy el tenis ya se despojó de los corsés clasistas. Toda la gloria espera a Andy Murray, el primer finalista británico en la catedral desde los títulos de Perry en 1934, 1935 y 1936 y el subcampeonato de Bunny Austin en 1938, si logra un imposible que hasta hoy solo estuvo al alcance de Rafa Nadal, derrotar a Roger Federer en el último partido en Londres (Canal + 1, 15.00). El torneo de las tradiciones regresa a los años treinta.
Del suizo está todo dicho. Ningún escenario potencia sus virtudes como Wimbledon, donde busca un séptimo título que solo consiguieron el británico William Renshaw y el estadounidense Pete Sampras. Si vence, recuperará el número uno e igualará las 286 semanas de Sampras al frente del ránking.
No resulta una novedad que Murray tiene argumentos para discutirle un partido a cualquiera. También a Federer. Pero el escocés, hasta hoy, ha sido un tenista quebradizo en las últimas rondas de los grandes contra los mejores. Así se explica que sea, junto a Nadal, el único que tiene un balance favorable con Federer (8 triunfos a 7), pero que no le haya hecho ni siquiera un set en un major.
El espíritu ganador
Para empaparse del espíritu ganador, Murray contrató en invierno a Ivan Lendl. El checo supo revertir una situación similar. Perdió sus cuatro primeras grandes finales, con Bjorn Borg en Roland Garros, con Mats Wilander en Australia y dos con Jimmy Connors en el US Open, hasta que remontó un partido legendario contra John McEnroe para hacerse con el título en París en 1984. Hoy su pupilo afronta su cuarta final, después de tres derrotas, y no quiere esperar a la quinta para hacerse con un grand slam. Murray ya derribó el viernes ante Jo-Wilfried Tsonga un primer muro. Ahora le queda lo más difícil sobreponerse al cartel de eterno segundón.