El Ourense busca su tercera alegría ante un equipo filial

Al Ourense del presente curso se le han dado bien los dos filiales que se han cruzado hasta ahora en su camino, el Atlético de Madrid B y el Getafe B, ante los cuales cosechó cuatro de los seis puntos que campean en su cuenta. En O Couto, se verá mañana con un tercero, el singular Sporting B.

Y es que el nuevo producto de la cantera de Mareo no tiene nada que ver con el resto de los equipos del grupo. Sin ir más lejos, el nuevo proyecto encomendado al Pitu Abelardo ya ha puesto en escena a 25 futbolistas en apenas seis jornadas, alternando a un plantel heterogéneo que va desde juveniles de segundo año a jóvenes valores que se entrenan con regularidad con los profesionales de Segunda División.

Entre los que ya se enfundaron en esta Liga la casaca del primer equipo están un Álex Barrera ya casi asentado en ese nivel, el exmadridista Luis Hernández, el central sevillano Moisés García o el ariete Guerrero.

Y todo sin olvidar a otros con experiencia a esos niveles e incluso en Primera, casos del prometedor centrocampista internacional Sergio Álvarez, el lateral Álex Menéndez. Incluso esta misma semana trabajaron con Manolo Sánchez el malí Adama, tras firmar los dos goles del ante el Rayo B, y el central Alain, quien sufrió una rotura fibrilar en los abductores que lo aleja del choque de Ourense.

El que fuera también central barcelonista entrena en su regreso a casa a un ramillete de futbolistas que, a pesar de su bisoñez en categorías sénior, también han entrado en selecciones españolas de base, de sub 15 a sub 19. Algunos llegados desde fuera de Mareo, como el madrileño Hernández o el vigués Pablo Lede, junto a los locales Sergio Álvarez, Alain, Juan Mera, Borja López, Álvaro Bustos y Álex Serrano.

Los dos últimos, de la generación del 95, son diamantes seguidos por los grandes de Europa. Bustos ya se entrena con el combinado nacional de la categoría sub 19 -dos años menor que la mayoría de los convocados-, mientras que Serrano, hijo del exmadridista Mino, ya era habitual en la Segunda B nada más cumplir los 16.